Estando recientemente en un banco privado, haciendo la cola para pagar unos servicios sostuve, con un señor, una conversación que deseo compartir con ustedes. Me indicaba el señor que estaba muy complacido con el gobierno nacional. Reflexionó sobre los beneficios que estaba recibiendo la población venezolana, cosa, que según sus propias palabras, nunca había ocurrido en este país. La persona que me hablaba era de una edad avanzada, estaba allí para hacer efectiva su pensión. Ese día, por alguna razón, no abrieron la taquilla para los de la tercera edad. Me indicaba que ahora el pago de la pensión era sagrado, puntual, que en otros gobiernos este pago nunca se sabía cuando iba hacerse efectivo. A veces pasaban meses y nada, comentó. Además destacó, con mucha pasión, que el beneficio recibido era significativo, no como se hacía en otros tiempos donde lo recibido era pírrico.
Aprovechó que soy un buen oyente y se explayó en comentarme las otras tantas bondades de este gobierno para con la población de menos recursos. Refirió el sistema de salud. Destacó todo el esfuerzo que hace el gobierno para que en el país exista una población sana. Mencionó de inmediato el caso de las personas que tienen algún padecimiento de la vista. El gobierno, me decía, ofrece revisión gratuita de los ojos, pero además te da los lentes, a veces no un solo par, si no dos. Pero, continuó, si la cosa es de operación, el gobierno se encarga de todo, hasta de llevarte otro país, Cuba, para que te operen, sin gastar ni un centavo. Ya un familiar mío fue operado en Cuba, afirmó. Cuando se había visto esto, preguntó.
Pero eso no es todo, continuó. Si te enfermas de otra cosa allí están, cerquita de tu casa, los barrio adentro o los CDI, los centros de diagnósticos para las cosas más graves. Los médicos que atienden son personas que de verdad se preocupan por los enfermos, los tocan, le hablan a uno, no como en las clínicas, argumentó. Ah y la cosa no para allí, te toman las radiografías, te hacen los exámenes y te dan la medicina. Si lo necesitas, te dejan hospitalizado allí también. Dígame esos centros de rehabilitación, expresó con mucha emoción. Ya yo los he utilizado. Eso es una maravilla, todo moderno y lo más importante, no tienes que pagar un centavo.
Ni hablar de los mercales, dijo cambiando de tópico. Allí voy con mucha frecuencia. Todo es muchísimo más barato que en otras partes. Como será que hasta comida importada consigue uno allí. La gente habla paja, me dijo, pero sabe usted lo que es comer comida importada, por precios muchos más bajos, a veces, que la comida nacional. No joda!!!, exclamó el hombre mayor. Y la gente todavía se queja, refunfuñó. Si vamos a utilizar el transporte urbano, viajamos gratis, sin más vaina que mostrar la cédula. Si es en avión, para la gente como yo, sale más barato viajar en avión que en autobús. Ya fui una vez para Caracas en CONVIASA, me aseguró. Salió el pasaje más barato que en el autobús.
La cola avanzaba y el hombre, en su conversa me expresó su admiración por las misiones educativas. Dijo que conocía gente que ya mayor como él habían aprendido a leer y escribir con este gobierno. Y que ahora, después de viejo, me decía, se habían puesto a estudiar. Estaba a punto de ser atendido por el cajero del banco el emocionado hombre cuando se volteó, ya para cerrar la conversación y me dijo algo que motivó este escrito.
Me dijo, con vehemencia: mire joven, yo le juro a usted, que si Chávez nos da los cesta tickets a los pensionados, tenga la certeza que votaré por él en las próximas elecciones!!!. Eso ni lo dude, enfatizó. Fue llamado por el cajero. Tomó contento su dinero y se marchó.
*Profesor Titular ULA Táchira
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