Con el incremento del 32,25%, el gobierno bolivariano protege el salario mínimo de los trabajadores venezolanos contra la inflación del año 2.011; aumento bien merecido a nuestra masa trabajadora y que refleja el compromiso del presidente Chavez con el principal activo que tiene toda organización, que es su gente, aquellos sin los cuales no es posible poner en marcha y mantener el aparato productivo nacional, tanto a nivel público como privado.
Ahora hay que apoyar la pequeña y mediana empresa para que tal incremento no resulte un duro golpe para las mismas y combinar medidas específicas que incentiven el empleo, la productividad y exploten las ventajas comparativas del país, lo cual se traducirá en una mejora de los niveles de calidad de vida de la población. En este sentido se debe ampliar el otorgamiento de créditos blandos y dar mayores facilidades, minimizando los trámites burocráticos para el otorgamiento de las divisas y que las empresas puedan adquirir sus materias primas y demás productos importados sin mucho papeleo y con la celeridad que garantice no obtener perdidas por diferencias cambiarias o la misma inflación, logrando en este sentido minimizar los costos, bajar los precios de los productos, aumentar la producción y como consecuencia de todo esto generar mayores fuentes de empleo.
La diatriba se presenta con este ajuste para aquellos trabajadores cuando el salario mínimo era de Bs.1.548,21 y ganaban Bs.2.000,00; ahora se verán en el mismo nivel de quienes tenían menos tiempo que ellos en la empresa, en una calificación menor o con inferior nivel de preparación. En este caso la cosa no es fácil porque si bien es cierto el incremento del salario mínimo favorece a la mayoría de los trabajadores, también hay otro grupo importante que no se sentirá a gusto. A sabiendas de que un incremento de salario generalizado dispararía aún más la inflación, es preferible correr con parte del riesgo y analizar la posibilidad de realizar un incremento por escalas y clasificación de la mano de obra al resto de los trabajadores, dando por cierto las oportunidades correspondientes desde el punto de vista fiscal y administrativo para que las pequeñas y medianas empresas puedan incrementar su productividad como lo indicamos anteriormente, buscando una situación de ganar / ganar, donde las perdidas puedan ser menores pero se logre incrementar el aparato productivo, y así como hacen los chinos, con muy bajos niveles de ganancia unitaria pero con una alta productividad y mercadeo logran desplazar de los principales mercados a sus más acérrimos competidores. Esta política capitalista a la China Comunista le ha dado muy buenos resultados y las cosas positivas deben imitarse, cuando lo que se busca es el bienestar común de todos nuestros ciudadanos.
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