La camisa bandera sin estrellas de Capriles

 El candidato de la ultraderecha Henrique Capriles Radonski viste una camiseta con el tricolor nacional sin las ocho estrellas y quiere hacer pasar este aspecto en la contienda electoral como un detalle sin importancia, pero esto es más serio y significativo en la campaña de lo que uno se pueda imaginar. 

 Espero que no justifiquen las estrellas con los botones blancos de su camisa. ¡Son muy capaces! Las estrellas de nuestra bandera nacional, como bien sabemos, representan ocho provincias venezolanas en la franja azul (Caracas, Cumaná, Barcelona, Barinas, Margarita, Mérida, Trujillo y Guayana). El presidente Hugo Chávez le agregó ésta última basado en un decreto de Bolívar en Angostura como símbolo de la victoria y del futuro que no se hizo efectivo en 1817.

 Y a propósito de esta situación quiero referirme a dos aspectos: El primero tiene que ver, precisamente con que como fue Chávez quien finalmente, previa derogación de la bandera anterior por parte de la Asamblea Nacional en 2006, adicionó la estrella, Capriles Radonski no querría exhibir el Pabellón Nacional, cuestión que tampoco asombra sabiendo que  políticos como él no sienten la patria en la sangre. Recordemos los sucesos del 11, 12 y 13 de Abril de 2002, cuando tomó por asalto a la embajada de Cuba en Venezuela y las agresiones al ministro del interior y justicia de entonces, Ramón Rodríguez Chacín.

 El otro aspecto podría formar parte de una estrategia electoral bien diseñada si tomamos en cuenta que la bandera de Colombia posee los mismos colores amarillo, azul y rojo que tiene la de Venezuela, sólo que sin las estrellas, y este es un país donde es alto y relevante el número de neogranadinos  muchos de los cuales pueden ejercer su derecho al voto. 

 ¿Sería casual que Capriles Radonski iniciara la campaña en las fronteras y rematara en los municipios del norte del Zulia, donde reside el mayor número de ciudadanos colombianos con la camiseta amarilla, azul y rojo sin estrellas? No creo, para mí quiere identificarse con esta población electoral colombiana de alguna manera y eso no se critica; él siempre ha hecho lo posible para remontar en las encuestas y acercarse a Chávez, pero no puede; lo que sería condenable es que utilice de manera consciente el pabellón del vecino país para engañar y hacer proselitismo político en Venezuela tal como lo hace de casa en casa.

 Los símbolos patrios se honran, se admiran, se reverencian; se sienten en el alma, se llevan en la sangre, forman parte de nuestra esencia como ciudadanos, seres humanos, en todo caso, que exhiba nuestra bandera pero sin cortapisas, sin actitudes antipatriotas ni tampoco en esas situaciones politiqueras en la que se puede confundir con la del vecino país. Aunque la ex senadora Piedad Córdoba ha dicho bien claro que Capriles Radonski es asesorado por el ex presidente colombiano Alvaro Uribe.

 Capriles nos tiene acostumbrados a este tipo de ambigüedades; el día de la inscripción electoral después que caminó diez kilómetros, habló 11 minutos y tuvo ocho de pausa, para un total de 19 minutos de discurso; luego se marchó como si nada haciendo creer que eso fue un fallo involuntario, pero ¿qué dirá ahora con respecto de su vestimenta tricolor sin las estrellas?

 Como candidato de la burguesía niega la asesoría colombiana, ¿será que a la costurera que le hace esas camisas no tiene aguja de bordar y no coloca las ocho estrellas en la franja azul de su camisa?

  El candidato quiere desconocer que ya en política no hay ingenuos y el pueblo venezolana ama a su bandera con las ocho provincias. Mejor debería respetarla.

albemor60@hotmail.com

@AlberMoran



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Alberto Morán


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