Las ofertas engañosas del candidato de la derecha reflejan claramente su conocimiento elemental –si es que lo tiene- de la historia contemporánea de Venezuela, su falta de originalidad y su irresponsabilidad política. Intenta confundir al pueblo venezolano ocultando que la meta propuesta por la Revolución Bolivariana desde sus inicios es alcanzar, como lo estamos haciendo, la soberanía alimentaria y la productiva que son el fundamento de nuestra independencia nacional.
Las banales promesas electorales de Capriles Radonsky pretenden ocultar que fueron el egoísmo y la ausencia de ética de su propia clase social, la burguesía apátrida que apoya hoy día su candidatura, la causa de que Venezuela se convirtiese a partir de 1930 en un país netamente importador neocolonizado. La la renta producida por el enclave petrolero fue mal invertida y despilfarrada por todos los gobiernos de la IV República. Pero, ¿Quiénes eran los verdaderos amos del poder, del Estado y los partidos políticos en Venezuela hasta 1999? Esa misma burguesía mercantil que hoy financia su candidatura.
El sector minoritario de dicha burguesía que logró desarrollar un cierto nivel de conciencia nacional, invirtió parte de sus capitales en un tímido proyecto de industrialización de la sociedad venezolana. Pero a partir de 1959, el sector mayoritario de la burguesía, a través de sus partidos políticos, estimulaba la migración de grandes contingentes humanos del campo a la ciudad creando los cinturones urbanos de miseria, reduciendo la fuerza laboral campesina e hiriendo de muerte el futuro de la producción agropecuaria y aumentando la extensión de las tierras ociosas, de los latifundios improductivos
El objetivo de aquella decisión que nos fue impuesta por los gobiernos de la IV República y sus mandantes de la burguesía venezolana, era contar supuestamente con un ejército de reserva localizado en el cinturón de miseria de las zonas urbanas, para apuntar así un hipotético desarrollo industrial rentable deprimiendo los costos salariales.
El programa de creación de “parques industriales” que se inició con CAP I, estaba supuesto servir de apalancamiento al programa de sustitución de importaciones tan caro al proyecto político de la socialdemocracia venezolana y latinoamericana. Cuando le toco el turno de gobernar al partido COPEI (Luis Herrera), se comenzó a aplicar en serio la política neoliberal que tuvo su expresión icónica en el famoso Viernes Negro, origen de las futuras crisis financieras de la banca venezolana. De allí en adelante comenzó un proceso acelerado de desinversión y desindustrialización agravada aparejada a un aumento de la inversión mercantil. Tanto en Fedecámaras como en los organismos de gobierno comenzaron a tener vara alta los representantes del sector bancario y de la burguesía mercantil importadora apalancados con la renta petrolera nacional, desplazando a sectores burgueses nacionalistas como Pro Venezuela. Ello determinó el auge de la llamada “agricultura e industria de puertos”, la visión mayamera cuartorepublicana del t’a barato, la hiperimportación de bienes y alimentos y el consumismo exacerbado. Los famosos parques industriales iniciados desde la época de CAP-I, se convirtieron posteriormente en solares llenos de gamelote cuya utilidad –cuando la tenían- era servir a sus dueños como garantía para los préstamos hipotecarios.
Simultaneamente a la desinversión industrial se opero también un proceso de desinversión educativa que tuvo como objetivo político castrar el desarrollo intelectual de la mayoría pobre de la sociedad venezolana. Mientras sean más ignorantes, pensaban los burgueses, es más fácil dominarlos. El 27 de Febrero de 1989 y luego el 4 de Febrero de 1992, fueron la llamada desesperada que nos hicieron los hombres y mujeres de Venezuela, civiles y militares, para corregir ese curso de desastre por donde nos llevaban la burguesía apátrida venezolana y sus partidos políticos.
El paquete neoliberal indujo la desinversión en un área tan estratégica para la soberanía nacional como es la educación gratuita a todos los nivele lo cual, unido a la miseria y la pobreza generalizada, tuvo un efecto devastador sobre la calidad de vida biológica e intelectual de la población venezolana. Recuperar y promover nuestro pueblo como sujeto de la liberación nacional, de la lucha por nuestra soberanía política, alimentaria y productiva, es una tarea de largo aliento que ha emprendido con éxito la Revolución Bolivariana a través de las misiones sociales para forjar la conciencia revolucionaria bolivariana, base del cambio histórico que está ocurriendo en el siglo XXI venezolano.
La tarea de nuestra Revolución Bolivariana y de nuestro líder Hugo Chávez, es corregir aquel formidable pasivo, aquella deuda social acumulada que nos dejó la burguesía apátrida que hoy apoya a Capriles Radonsky, poniendo en marcha cambios revolucionarios que permitiran resolverla definitivamente. Para impedir el cumplimiento revolucionario de esa tarea, desde 2001 comenzó la conspiración de la burguesía apátrida contra el gobierno bolivariano: huelgas de empresarios, violencia callejera, campaña mediática subersiva para lavarle el cerebro a la población venezolana, etc., hechos que culminaron en el golpe de estado de 2002 y el sabotaje petrolero de 2002-2003 para bloquear el curso de la Revolución Bolivariana. ¿Quiénes fueron los artífices de esa conspiración golpista?: la horda imperial atrincherada en la burguesía transnacional estadounidense (CIA-Departamento de Estado), la burguesía fascista Española (Aznar y el Partido Popular) la oligarquía colombiana oculta tras la sombre perversa de Uribe Vélez, la burguesía venezolana atrincherada en Fedecámaras, los medios privados de comunicación (Globovisión, Radio Caracas TV, el Grupo Cisneros, la Asociación Bancaria Venezolana, la CTV, la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica, el Alto Mando Militar apátrida de la época y lo que quedaba de los viejos partidos políticos de la IV República. ¿Quiénes fueron los principales perpetradores materiales de dicho golpe de Estado?: Henrique Capriles Radonsky y Leopoldo López quienes ahora, cual dúo dinámico de Batman y Robin, se presentan ligaditos en la campaña presidencial de la burguesía.
¿Que pretendían los golpistas del 2002?: volver a aplicar en Venezuela el paquete neoliberal que se había iniciado con Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campins, centrado particularmente en la privatización de Petróleos de Venezuela, para proceder a desmantelar el Estado Nacional Venezolano y ponerlo -sumisamente- bajo el control hegemónico del imperio estadounidense.
Como consecuencia del golpe de Estado de 2001 y 2002, la economía venezolana sufrió el severo embate de la conspiración golpista urdida por la extrema derecha desde el año 2001. El PIB que en 2001 había crecido 3,4%, se contrajo en el 2003 a --7,8 %, ocasionando una quiebra masiva de pequeños comercios, pequeñas y medianas empresas que si bien habían apoyado el lock-out patronal y el sabotaje a PDVSA, no contaban con la necesaria fortaleza para enfrentar y sobrevivir la crisis. Millares de empleos fueron destruidos y en consecuencia la tasa de desempleo alcanzó niveles sin precedentes.
El golpe de Estado del 2002 tuvo, sin embargo, una consecuencia positiva: para solventar la profunda crisis económica causada por la conspiración burguesa, fue necesario profundizar y acelerar la transición del proceso revolucionario hacia el socialismo. La Revolución Bolivariana comandada por nuestro líder Hugo Chávez ha estado desde entonces trabajando sin descanso, para derrotar la condición neocolonial contenida en el proyecto político de la burguesía apátrida venezolana.
Las misiones sociales bolivarianas son expresión del gran esfuerzo revolucionario que ha hecho el Presidente Comandante Chávez para transformar definitivamente la sociedad venezolana, hacerla libre, independiente, soberana y socialista. La Gran Misión Vivienda, es un esfuerzo transformador que no tiene parangón a nivel mundial; unida a las misiones educativas, a Barrio Adentro en sus diversas variantes, a Toda Vida, Amor Mayor, Madres del Barrio, entre otras, y a los numerosos proyectos socioproductivos en marcha, la Revolución Bolivariana ha creado la masa crítica que permitirá a partir del 7 de Octubre de 2012, bajo el renovado liderazgo de nuestro Presidente Comandante Hugo Chávez acometer la nueva etapa de construcción socialista que culminará en 2019.
El proyecto político que Capriles Radonsky y la burguesía que los apoya no se atreven a mostrarnos, es una versión más perversa del paquete neoliberal que nos aplicó el Fondo Monetario durante la IV República, el mismo que provoco un estado de pobreza generalizada en la Argentina y que ahora en Europa Occidental impacta negativamente la vida tanto de la clase media como de la clase trabajadora. Dicho paquete está produciendo altas tasas de desempleo, rebaja de sueldos a los que todavía conservan sus puestos de trabajo, aumento de las horas de trabajo, desaparición del derecho a la salud, a la educación, a la vivienda y al descanso, eliminación de las pensiones de retiro entrega de la soberanía y la renta nacional a la banca y las finanzas privadas. En el campo de las relaciones internacionales afirman el derecho de la burguesía transnacional a reprimir policialmente a las masas insumisas, desconocer la soberanía de las naciones y bombardear y destruir la infraestructura de aquellos países que no entreguen sus riquezas a la voracidad de la banca internacional. Este panorama de miseria y desolación es la promesa oculta de Capriles Radonsky para nuestra clase media y trabajadora, la crónica de una miseria anunciada contenida el proyecto político del candidato de la burguesía y del imperio.
Estamos seguros que el presidente comandante Hugo Chávez será reelecto el 7 de Octubre de 2012 por la fuerza avasallante del pueblo venezolano, para derrotar de manera fulminante a la burguesía y sus candidatos fantoches. La historia no da marcha atrás ¡Adelante, victoria y patria socialista!.