Tiene uno que acostumbrarse a lo dicho por Fidel de Chávez cuando expresó la imposibilidad de exigirle al Presidente de Venezuela que pueda solucionar, con su presencia física, cada problema en el más apartado rincón del país los cuales son competencia y responsabilidad del respectivo funcionario asignado para el caso. Cabría esperar de alguna manera que la ministra Aloha Núñez asumiera su responsabilidad completa, como lo haría el Presidente Chávez, para garantizar los derechos humanos y los demás derechos constitucionales del pueblo Yukpa en un ambiente de revolución social.
Pero eso sería mucho pedirle a la nueva ministra, quien se ha conformado en delegar sus atribuciones en una comisión interministerial enviada a Perijá y se jacta en decir que el problema fue ya solucionado por un diálogo realizado inmediatamente después del enfrentamiento armado. No señora ministra, el problema sigue vivito y coleando hasta el punto de reportar las dos mujeres heridas, que según usted están siendo atendidas, inseguridad y temor por sus vidas. Por si esto fuera poco el Cacique Sabino ha sido acosado y perseguido por el ejército de la zona que actúa en abierto desacato a las órdenes del propio Ministro de la Defensa y del Presidente de la República y no se establecen responsables por todos estos abusos y atropellos inaceptables fomentados por los ganaderos invasores de las tierras pertenecientes a los pueblos originarios. De qué parte está usted señora ministra? Me gustaría oírle decir, sin tapujos, que usted está de parte de los más débiles, de sus hermanos de raza, de quienes han sido olvidados, ofendidos y humillados por 520 años de historia escrita con sangre y fuego por las clases dominantes de América.
Qué está pasando en el Zulia y específicamente en Machiques de Perijá. Todo el mundo sabe que el problema radica en el retardo de la devolución de sus tierras al pueblo Yukpa y a la presencia de ganaderos usurpadores de esas tierras a quienes tampoco se les ha cumplido en pagarle las bienhechurías, aún dispuestos los recursos por el Presidente, para que se pueda desarrollar pacíficamente el proceso de hacer justicia a los pueblos originarios.
La ministra del Poder Popular para los Pueblos Indígenas se comporta como una superintendente gringa de asuntos indígenas, al estilo del viejo oeste norteamericano, reduciendo el problema a tratar de disminuir la vulnerabilidad de los pueblos indígenas. La solución no consiste en cumplir una simple obligación para proteger fríamente a los nativos contra las amenazas según el modelo de las reservaciones indígenas yanquis. La gestión revolucionaria de la representación gubernamental tiene que ser más original, zamorana y bolivariana para no imitar la práctica de enviar comisiones a fumar la pipa de la paz entre soldados, ganaderos y nativos como se hacía en el Fuerte Laramie de los EEUU.
Muy lejos están esos códigos ministeriales de Alhoa Núñez del lenguaje popular que demanda tierras pa´l indio o del histórico grito Tierras y hombres libres. No sé si la ministra Aloha esté en esta honda revolucionaria, aunque debiera estarlo por ser ministra de un Presidente que ha hecho de la Batalla de Santa Inés y del General Ezequiel Zamora unos de sus íconos nacionales más representativos.
El problema de estas situaciones que no se saben manejar adecuadamente se origina por una mezcla de ineficiencia, burocracia e ignorancia. Hay mucha gente que no sabe dónde está parada, que todavía no han puesto sus pies en la tierra sin darse cuenta cuenta que el Comandante Chávez quiere de verdad atender los reclamos populares y hacer justicia a tanto atropello, abandono y explotación contra la gente humilde para cumplir su sueño de cambio histórico, liberación y revolución en Venezuela y en nuestra América.
*Profesor Universitario