Nos cuenta Don Francisco Herrera Luque:
Es hora ya que hablemos de nuestros indígenas. Un importante rotativo gringo decía en un artículo que hay dos clases de venezolanos: los nuevos ricos y los indios. En España y en la Comunidad Europea nos llaman sudacas. Por eso no puede extrañarnos que una de esas ilustres viajeras de "jet-set" que a veces nos honran con sus visitas, comentase muy espontáneamente a las tres horas de haber llegado a Caracas: Muy pintoresca la ciudad, "very exotic" el paisaje, pero lo que no veo es a los indios. "Where are the indios". A lo que le respondió con socarronería uno de nuestros viejos caciques políticos: Aquí nos tiene, lady… Sólo que en vez de plumas y guayuco andamos con pantalón y corbata.
Los rasgos indígenas en nuestra población están presentes en el 70% de los casos; pero a diferencia de México y del Perú, donde a los aspectos étnicos se añaden costumbres y tradiciones indígenas, el venezolano culturalmente hablando —como ya hemos dicho— poco o nada tiene que ver con fórmulas existenciales originales de los pueblos primitivos de nuestra América.
Según el censo de 1981, la población indígena de Venezuela era de 75.000 personas. En 1936, para una población total de tres millones, había 100.000 indios. Es decir, se ha reducido en forma considerable la población aborigen, culturalmente hablando, ya que muchos de los que participaron en este censo eran, racialmente, tan indios como los que andaban desnudos en medio de la selva.
Aunque hay muchas exageraciones al respecto, el territorio de Venezuela a la llegada de los conquistadores españoles hacia 1500 estaba bien poblado. Raynal —citado por Rosemblat en su importante libro La población indígena y el mestizaje en América—, acusa a los Bélzares de haber exterminado a un millón de indígenas. El Padre de las Casas hace subir el genocidio a cinco millones.
El Padre Las Casas era muy exagerado a la hora de contarle víctimas a los conquistadores; pero de que mataron gente pa’lante en Venezuela y en toda nuestra América, no hay ni que ponerlo en duda. No se les olvide que a nuestro litoral, desde Paria hasta Borburata, se le llamaba la Costa de los Esclavos, y todos los autores están de acuerdo en que la despoblación fue muy grande por esta causa. Aparte del exterminio criminal intervinieron otros factores, como la presencia de enfermedades contra las cuales los indios no tenían defensas, como la viruela, la difteria y la gripe, entre otras.
Hay cronistas que afirman que los caribes eran alrededor de 400.000 personas, y más de 100.000 los que habitaban en Trujillo. Y hay uno, que seguramente desvaría, llamado Pedro Mejía, que afirma que entre Margarita y Cubagua había medio millón de indígenas.
Dice Rosemblat que los cálculos de Steward coinciden con los suyos: la población indígena de Venezuela para el momento del "Descubrimiento" es de 350.000 personas. ¡No es mucho, entonces! ¿Cómo que no es mucho? ¿Sabes tú lo que significaba para el año 1500, tomando en cuenta la despoblación del mundo, una población de 350.000 personas? A comienzos de la Independencia doblábamos y un poco más esa cifra. La Caracas de 1600, con españoles, negros e indios, era una ciudad de 2000 habitantes. La cifra anterior es una barbaridad. Los españoles que arriban a nuestra costa en todo el siglo XVI no exceden de 3000.
Cien años más tarde, aunque las cifras son imprecisas, la población indígena anterior, en vez de alcanzar el medio millón, como le correspondería por simple crecimiento demográfico, se ha reducido a la quinta parte. Los indios de Venezuela son apenas 100.000. Caracas y sus alrededores, tomando en cuenta a los cronistas, tenía una población de 40.000 personas. A diez años de la Conquista quedan apenas 5000. Los españoles y sus descendientes mestizos, en cambio, son 60.000 hacia 1630. En lo sucesivo el indio como raza pura se va extinguiendo, aunque se perpetúa en sus mezclas con el español y el negro, como puede verse fácilmente en la población actual.
En Venezuela había como quince grupos nacionales y culturales —que muy bien estudia nuestro gran antropólogo Miguel Acosta Saignes— y que son tan diferentes entre ellos como lo puede ser un vasco de un andaluz. Unos eran bastante civilizados, como los timote-cuicas ubicados en Los Andes; otros eran feroces guerreros y grandes navegantes como los caribes; unos eran muy primitivos y salvajes, y algunos como los caquetíos eran pacíficos y ordenados. Los había que comían carne humana y los que trabajaban el oro. Unos eran polígamos, otros monógamos. Hablaban lenguas y dialectos diferentes. Los caribes eran altos, fornidos y de hermoso aspecto; los motilones y los cuicas eran rechonchos y de aspecto mongólico.
Sobre el origen del hombre y la mujer americano(a) se ha escrito mucho y se ha hablado más. Desde los que dicen que es autóctono de América; hasta los que afirman que hubo dos tipos de invasiones: una que procedía de Asia y que a través del estrecho de Behring, entre Alaska y Rusia, pasó a nuestro continente, y otra que procedía de Australia y de la Polinesia. Con razón muchas venezolanas son igualitas a las hawaianas.
Esa es precisamente la razón. Los indios de raza caribe guardan muchas similitudes étnicas y culturales con los pueblos de Oceanía; como éstos eran excelentes navegantes, al igual que los caribes, arrastrados por las corrientes llegaron a las costas de Chile, pasaron al norte de la Argentina y del Paraguay, y desde allí avanzaron hasta Venezuela, a donde arribaron en el siglo XV, entrando de inmediato en pugna con los otros indios, y que como dijimos se vinieron silbando iguanas desde el estrecho de Behring.
Los indios de raza caribe se establecen en Venezuela desde Paria hasta Yaracuy, aparte la selva orinoqueña. Caribes son los teques y los cumanagotos, o los que más fiera oposición presentan a los conquistadores. Por eso son exterminados. O mejor dicho, muertos los varones de la raza, ya que las hembras por propia voluntad o por "viva fuerza" se fueron con los vencedores. De allí que no haya indios puros entre nosotros sino muchos media sangre que poco tienen de indios culturalmente hablando, mucho de españoles y algo de lejanos pueblos africanos. Pero a todas éstas cómo eran y que hacían nuestros antepasados de flecha y cerbatana. ¿Qué nos queda de ello?
El problema es, que los indios de Venezuela se agrupan en tantas naciones, que resulta punto menos que imposible ocuparnos de ellos por más de dos sesiones; aparte que ello es más engalletado que la historia de los reyes godos en España. Los autores no están de acuerdo; lo que uno dice, el otro lo niega indignado, aparte de ser muy poca, pero muy poca la influencia de estos pueblos en la inteligencia de nuestro presente.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!