Escribo con tristeza y rabia; escribo con el corazón desecho y las lágrimas de hombre herido empeñando los lentes de la presbicia inevitable.
La historia está llena de sacrificios y sacrificados; una bala en la oscura selva de Berruecos se llevó la vida de quien estaba designado a ser el sucesor político de Bolívar.
Ay balazo!!!, expresó el Abel de América mientras caía fulminado por la traición y la codicia de quienes se creyeron con derecho a robarnos los sueños y se encargaron de hacer posar sobre la América toda la más oscura nube.
Poco tiempo después moriría el grande de los grandes, Simón Bolívar, sabiéndose solo y sin heredero; sabiéndose traicionado: “He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono”.
Con la tristeza entre sus macundales y con la desilusión como bastimento se fue Bolívar, amargado y frustrado: “Adiós, Fanny, todo ha terminado. Juventud, ilusiones, risas y alegrías se hunden en la nada, sólo quedas tú como ilusión serafina señoreando el infinito, dominando la eternidad. Me tocó la misión del relámpago: rasgar un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse en el vacío” le escribiría en su última carta a su prima Fanny Du Villar.
Ay Cancer!!! Dijimos todos con un dolor profundo cuando el comandante eterno, Hugo Chávez nos comunicó su padecimiento; una emboscada cruel e inusitada, ¿Una emboscada de la vida? ¿O una emboscada preparada y ejecutada por los enemigos de la patria?
La investigación debe hacerse, hay indicios de que la enfermedad fue inducida, hay indicios de que a Hugo Chávez le inocularon de alguna forma la enfermedad que denegaría en el cáncer que le quitó la vida.
Esta sospecha no es nueva, esta sospecha esta en nuestros sentimientos desde el mismo momento en que nuestro comandante nos notificó del macabro descubrimiento hace poco más de dos años.
No es la primera vez que el imperio y sus aliados envenenan a alguien; no es la primera vez que el imperio y sus aliados asesinan a alguien; hace poco un panel presidencial ordenado por el propio presidente de los Estados unidos reveló nuevos y espeluznantes detalles del experimento médico que ese país realizó en Guatemala en la década de 1940 y que dejó al menos 83 muertos;, según esta Comisión Presidencial para el Estudio de Asuntos de Bioética, los científicos norteamericanos que inocularon enfermedades a más de 1.300 personas en Guatemala entre 1946 y 1948 sabían que estaban violando las normas de ética, pero hicieron lo posible por ocultarlo.
¿Si eso fue hace más de 70 años que podrán hacer hoy con la tecnología de la que disponen?. Ya se llegó a la conclusión definitiva de que Yaser Arafat, el líder palestino fue inoculado de un virus parecido al del Sida, que terminó matándolo.
El comandante Chávez no se fue con la tristeza de saberse solo como Bolívar, El comandante se va rodeado de amor y reconocimientos a su desprendimiento y entrega.
Nicolás Maduro tiene muchos retos ahora que le tocó tomar el testigo y seguir la posta, entre estos ordenar de inmediato la investigación; y actuar en consecuencia.
Ay del venezolano que este incurso en alta traición, Ay de la potencia extranjera que haya atentado contra nuestros sueños y esperanzas, Ay de nosotros a los que no nos temblará el pulso para hacer lo que nos toque hacer.
El pueblo venezolano es un pueblo noble, pacífico y amante de la paz; pero es a su vez un pueblo aguerrido que enfrentó a la invasión española de los primeros tiempos y cuyo ejército hizo comer el polvo a la primera potencia mundial de la época colonial.
“Nos podrán matar al hombre, mas no mataran la forma como se alegraba su alma cuando soñaba ser libre” dijo Ali, los sueños no mueren porque muera un soñador; el cuerpo por ley natural tiene el tiempo contado pero las ideas no mueren y Hugo Chávez, nos dejó preñados de ideas, de sueños, de esperanzas y de planes, nada de esto muere con él; pues hoy más que nunca todos somos Chávez.
Ay cáncer! Nos lamentamos hoy y elevamos nuestra mirada al cielo implorando respuestas y nos aferramos a la cruz a la que se aferró Chávez; la cruz del Cristo Socialista, la cruz del Cristo redentor, Rey de reyes.
Ay cáncer!, Ay destino!, Ay Chávez! Se nos arruga el corazón y se nos agua la vida y nos aferramos con más fuerza a la idea y al recuerdo, no para recordarlo sino para seguirlo; Pero Ay del mundo si en vez de a la cruz nos tacara aférranos a las armas, porque no quedará piedra sobre piedra, y el castigo y el espanto será grande para los conspiradores y su infausta conspiración.
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