Estimados camaradas socialistas, hoy, un día después del que quizás, NO, del que con toda seguridad ha sido el peor día de mi vida, estoy reponiéndome del cansancio causado por la amorosa espera por dar un último adiós al líder de mis amores, en su última marcha en su carroza fúnebre, y además, alistándome para ir a su encuentro en la casa que lo convirtió en el líder que fue, en el gran sueño que es, y así darle un adiós, muy merecido, a su cuerpo mortal.
En estos momentos de dolor y angustias por un futuro que no fue, que no pudo ser, he pensado y pensado muchísimo que nosotros, el pueblo que tanto amó, deberíamos, ahora, honrarlo con todo el poder del amor de nuestro corazón, con todo el poder del amor que él desbordó sobre nosotros. Y ahí me nació el dilema: ¿cómo poder honrar a tan gran hombre? ¿cuál sería el honor que le pudiésemos brindar para estar a su altura, a la altura de su ejemplo de vida?.
Las respuestas, ficticias todas, las veía en la TV, en las redes sociales...millones de personas haciendo kilómetros de cola para dar su último adiós...once presidentes vienen al entierro del gran prócer de la Patria Grande...muchos países decretan 3 días de duelo en honor al ilustre prócer caído...en fin, miles y miles de honores a la carne, al hombre, a ese amasijo de huesos y carne que ya no es Hugo Chávez...NO, Hugo Chávez es verbo, es lucha, es prosa y poesía, en fin Chávez es PUEBLO.
Y fue justo ahí cuando tuve la respuesta en mis manos, en ese momento sabía a ciencia cierta cual sería el honor más grande que le podríamos rendir a ese humilde llanero que entregó por nosotros su más grande tesoro...su vida. Ahora lo tenía claro, ahora una hermosa alba iluminaba completamente el recinto, hasta ese momento lúgubre, de mis ideas, ahora lo sabía bien.
El sueño de nuestro padre y líder fue ver consolidado, en el tiempo y en la vida, esta su “Revolución Bonita”, su eterno sueño de campaña democrática fue el obtener sus tan ansiados 10 millones de compatriotas votando amorosamente por él, y su última voluntad, designar a Nicolás Maduro como la nueva cabeza visible de la revolución...y entonces todo estaba claro.
El mayor honor...NO, el único verdadero honor que su pueblo amado le puede rendir a ese líder que dio su vida por nuestro bienestar, es el de colocar a Nicolás Maduro en la presidencia de la patria de Bolívar y Chávez, pero eso sí, no con una votación simple, NO, tampoco con una votación cerrada, NO...si en verdad amamos a Chávez, si en verdad queremos honrar, no solo al hombre sino a la idea, al verbo, al espíritu, necesario es colocar a Nicolás Maduro en la presidencia de Venezuela con más de 10 millones de votos de un pueblo fervoroso y demostrar que deseamos con toda nuestra alma, continuar la construcción del sueño de nuestro líder mayor, de nuestro líder amado, del gran Hugo Rafael Chávez Frías.
Ya para finalizar mis estimados camaradas, solo me queda reiterarles que es nuestra obligación para con nuestro padre caído, el lograr cumplir en Nicolás lo que no fuimos capaces de darle a él: DIEZ MILLONES DE VOTOS, en la ya segura próxima elección de Abril.
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