No tengo ninguna duda de que la artillería imperialista, especialmente escogida, para esta fase de la lucha por desmantelar y vencer la Revolución Bolivariana, apunta al memoricidio. Asesinar la memoria colectiva del pueblo.
A 35 años de la muerte del Libertador Simón Bolívar, en 1830, su casa natal estaba convertida en un lugar de comercio de joyas: “Perrenoud y Beiner. Depósito de Relojes y Joyería”, rezaba un gran cartel a la entrada de la misma. Comenzaba a hacer sus efectos la batalla por lograr el olvido. Sabía el imperio español, la traición de Santander y del neooligarca devenido en Presidente, José Antonio Páez, que la mejor manera de vencer los victoriosos ejércitos libertadores, luego de la muerte del Padre Bolívar, era borrarlo de todo pensamiento.
A esa tarea se dedicaron todos los gobiernos posteriores a la pérdida de la Tercera República, que se prolongaron hasta 1998, cuando, luego de la victoria de Hugo Chávez como Presidente de la República, éste decreta el inicio de la V (quinta) República.
Simón Bolívar, quien se autodenomina “tercer majadero de la historia”, luego del Cristo y del Quijote, “por haber arado en el mar y edificado en el viento”, muere en la tristeza de sentir frustrados sus esfuerzos. Hugo Chávez, a quienes algunos comienzan a calificar como el cuarto majadero, a diferencia de aquellos, parece haber sembrado en terreno fértil y semillas fecundas, que no solo prenden en Venezuela, sino también en Nuestramérica y por el mundo entero.
Las escenas de ternura, dolor y desafío, al mismo tiempo, que ha demostrado el pueblo venezolano, luego de conocerse la muerte del Comandante Hugo Chávez, el pasado martes 5 de marzo, así lo demuestran. También lo demuestra la concurrencia de mandatarios del mundo entero, que no vinieron a cumplir con una fórmula diplomática de pésame, sino a expresar el profundo dolor por la pérdida del líder contemporáneo de las causas de los pueblos oprimidos, y excluidos.
Eso lo sabe el enemigo imperial. Los yanquis, su Departamento de Estado, su Agencia de Inteligencia y su Pentágono, además de sus aliados israelíes y sus servicios criminales de inteligencia y exterminio, conocidos como el Mossad. Lo saben quienes pensaron que muerto el Comandante Chávez, sería más fácil terminar de aplastar la Revolución Bolivariana y sus consecuencias mundiales. Por eso, la tarea inmediata que tienen planteada, es la de matar la memoria de nuestros pueblos. Borrar a Chávez de las mentes de los irredentos, de los oprimidos, de los explotados, de las víctimas del neoliberalismo. Ejecutar el memoricidio es su propósito.
Y es precisamente por eso que nuestro combate, hoy más que nunca, es contra el olvido, contra el bombardeo memoricida por el que se pretende que nuestro pueblo, más temprano que tarde, deje atrás la impronta sembrada por el Comandante Chávez y traducida en guerra sin paz ni cuartel, por nuestra definitiva independencia, por nuestra soberanía y por la Patria socialista.
Todos los días, a todas las horas, en todos nuestros actos, tenemos el deber de tener presente al inmortal Comandante Hugo Chávez, a sus enseñanzas, a su liderazgo y al compromiso que junto a él hemos asumidos hasta la victoria siempre. ¡Ser como Chávez!
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