Dios se manifiesta siempre de formas inexplicables, nos muestra su Reino de Luz transmutando las leyes de la naturaleza, nos envía por senderos desconocidos constituidos en proclama universal de perfección, para solo hacerse presente en nuestra Fe. Desde que se empezó a hurgar la materia, la humanidad no sale de su asombrosa expresión de incógnita y misterio, el conocimiento corre desbordado entre las almas de pensamiento preclaro, nos lleva sin titubeos hacia nuevas conquistas, puesto que no hay mayor revolución que la verdad al desnudo, sin ropajes de conceptos, ni estridentes vestimentas ideológicas.
Mientras no comprendamos las nuevas cadenas que nos reducen a la miserable esclavitud de estos tiempos, continuaremos como zombis reproduciendo modelos sociales creados alevosamente para minar las fuerzas del ser que somos. Se nos piensa, somos seres pensados, desde esa industria creativa caracterizada por la maldad y la más despiadada perversidad, han levantado las más horrorosas cárceles usando como cimiento nuestras neuronas.
La existencia humana es simulación descarada de unos pocos demonios que desde milenios rigen nuestra raza como si fuéramos ratones de laboratorios. Fuerzas disfrazadas de causas nobles orientan el rumbo de las naciones, se hace casi impensable que nos podamos liberar, puesto que no siempre conocemos la fuerza real que nos oprime y nos degrada.
Si queremos ser libres de verdad, necesario es abandonar los centros de programación que fabrican seres autómatas, pensados mas no pensantes, enjaulados en la mas diminutas cárceles nunca antes vista, nuestras propias neuronas. Decirle NO a todo lo que ha sido bien planificado, bien estructurado, bien diseñado, para que jamás seamos quienes en verdad estamos llamados a ser.
Surgen fuerzas que se comportan como virus, y amenaza todo un sistema de programación, fuerzas tan poderosas que son capaces de quebrar las prisiones de nuestras sienes, libertadores que avanzan con sus ejércitos y penetran a nuestras diminutas neuronas. Nos dan libertad verdadera, destruyen la programación tavistock, kabalistica y luciferiana presente en todas nuestras culturas.
“Oyéndolos Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.” Evangelio de Juan 11, 4.
“Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, veras la gloria de Dios?” Evangelio San Juan 11, 40.
Mirad bien, estén atentos, Chávez no ha muerto solo duerme. ¡Y resucitara!
No es en vano, quienes se han aferrado al poder del único y verdadero Dios.
pazdominicana3@hotmail.com
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