Este domingo de resurrección, desde mi agnosticismo he intentado entender el significado que le da el cristianismo a la resurrección de Cristo que se convierte en un dogma de fe para sus seguidores. En mis cavilaciones me he imaginado a los apóstoles reunidos en medio de la congoja, la negación y la impotencia por la pérdida de su líder, su maestro, imagino como rememoraban sus vivencias con el, sus enseñanzas y como sintieron cada uno su presencia que los instigaba a seguir el camino que el les mostró..... Yo he optado por asumir que esa es la resurrección. Acaso no fue así que nació el cristianismo? No decidieron los apóstoles repartirse por el mundo para reproducir las enseñanzas del Maestro?, no dieron sus vidas, como mártires, defendiendo los principios que Jesús les mostró de justicia y amor al prójimo?. Fue así que Jesús se inmortalizó, se hizo eterno en los corazones de sus seguidores que después del 20 siglos suman millones y millones.
Con todo respeto a los creyentes y sin caer en ningún tipo de culto, estoy convencida que nuestro Comandante Hugo Chávez ha resucitado dentro de nosotros y entre nosotros. La fuerza de su liderazgo que nos impregno con su prédica y con su quehacer, que por 14 años, fue tan extraordinario como para darnos la fuerza necesaria para continuar y profundizar su obra, como el lo hubiese querido, para hacernos sentir que sigue con nosotr@s y que todavía tiene mucho que enseñarnos.
Chávez se ganó la vida eterna como Jesús, el Che, Confucio, Ali, Evita, porque fueron seres extraordinarios que dejaron sembrada una semilla en millones de seres que se encargaron de cuidarla y su cosecha se trasmite de generación en generación.
Seamos como Chávez, es decir: desprendid@s, just@s, humanistas, humildes, y sobretodo comprometi@s con l@s más necesitados con el empeño de luchar por la mayor felicidad posible para todas y todos, esa es la tarea.
Chávez resucito y nosotras y nosotros tenemos el deber de cuidar y reproducir su cosecha para que viva por siempre.
anaelisapsuv@gmail.com