Cuando se toma nota de las colosales cantidades de venezolanos que asisten a recibir al presidente y candidato presidencial Nicolás Maduro en Yaracuy, Cojedes, Anzoátegui, Carabobo y vemos las declaraciones de apoyo de la “Esquina Caliente” de Caracas, del giro que da el Partido Opinión Nacional-OPINA par anunciar el apoyo a Maduro, de las promesas electorales de los pescadores de Sucre, etc. nos damos cuenta que Venezuela se está convirtiendo en un Mar Rojo.
Mar Rojo de pueblo, que cuando Chávez extendió la mano sobre ese mar de pueblo organizado hizo que el mar abriera el corazón y los brazos para que pudiera pasar Nicolás Maduro conduciendo la patria hacia el socialismo.
Digo de esta manera las cosas, no por menospreciar los resultados de las encuestas que dan actualmente el 14.2 % de ventaja a Maduro sobre la derecha, sino porque es sorprendente ver las multitudinarias concentraciones de ciudadanos venezolanos, que nos muestran no las cifras sino, los rostros humanos que apoyan a Nicolás Maduro y su opción por el socialismo.
Con este Mar Rojo que ha figurado en la historia contemporánea de Venezuela se conectan las teorías etnográficas que sostienen que el color rojo corresponde a una dirección geográfica: EL SUR, mientras que el mar negro corresponde al norte.
De aquí que ese mar rojo, rojito hace suyas las leyendas bíblicas al abrir de puerta a puerta el corazón y los brazos para darle paso al proyecto socialista que heredó Nicolás Maduro de nuestro entrañable Hugo Chávez.