La economía el talón de Aquiles de la Revolución

Hace mucho tiempo vengo insistiendo que la situación económica está muy mal y que esto conspira claramente contra la estabilidad y la supervivencia de la revolución. Por fin estamos llegando al llegadero.

El crecimiento desmedido del gasto público y en particular del gasto social sustentado en la renta petrolera tiene un límite. El haber decretado una devaluación de más de un 50% en un momento político tan delicado es una prueba fehaciente de lo complicada que está la situación económica del país. Una alta inflación, un país que va de devaluación en devaluación, una estructura productiva cada vez más desmantelada, empresas socialistas que no funcionan, fracaso de las cooperativas, del trueque y de los gallineros verticales, un aparato estatal que ha tomado para sí la generación de empleo a través del incremento de la burocracia, una producción petrolera estancada, un precio del petróleo que se estabiliza, todos son elementos que finalmente van a conspirar para generar un problema político y social de proporciones.

Para aquellos que aún creen en el marxismo no les extrañará que se diga que la superestructura política está cimentada en la infraestructura económica. Y no deberán extrañarse que el proceso bolivariano pueda irse al diablo por culpa del pésimo manejo económico.

Concuerdo por lo tanto, con lo que ha señalado Maduro en el sentido que el principal problema es el económico en estos momentos. La verdad es que no siento ninguna envidia de Maduro, al pensar en lo que se le viene encima. Con una devaluación como la que hubo más las promesas de incremento salarial podemos asegurar que la inflación de este año tomará vuelo nuevamente. Por otra parte, en virtud del nivel del gasto público, la devaluación a todas luces se ve como insuficiente para que el gobierno pueda equilibrar sus cuentas, por lo tanto, que nadie se extrañe que el próximo año estemos frente a una nueva devaluación.

Las declaraciones de Maduro que con CADIVI y el SICAD se le torcerá la mano al dólar paralelo, no parece nada realista, a cualquiera que medio entienda de economía. La única manera de abatir el dólar paralelo es con una oferta abundante de dólares. La declaración de Maduro que existen dólares suficientes para el normal desenvolvimiento de la economía es una declaración infeliz, si esto fuera realidad no habría sido necesario una devaluación como la que hubo.

Es urgente que el Presidente Maduro se rodee de un buen equipo de asesores económicos, y se deshaga de quienes han conducido la política económica hasta ahora. Hay que estar claros que ya no existe el carisma de Chávez para remontar escenarios conflictivos y adversos.

En virtud de lo difícil del panorama económico, es lógico pensar que a fin de año la popularidad del gobierno esté en el subsuelo. En este sentido, creo que la oposición está actuando de forma muy estúpida, debería quedarse tranquila e ir sacándole punta a las dificultades que enfrentará el gobierno en el plano económico, político y social, e irse preparando para seguir ganando espacios en las siguientes elecciones.

El no haber sido capaz el proceso bolivariano de disminuir en 14 años el rentismo petrolero, y por el contrario, haberlo incrementado es algo que tarde o temprano tenía que explotar.

A pesar de todas las omisiones, errores, corrupción, burocracia, ineficiencia y mal uso de los recursos estaba la figura de Chávez y su verbo que amortiguaba los efectos políticos de todo lo anterior. Con la muerte de Chávez el dique de contención del malestar popular se ha derribado.

En virtud de todo lo anterior, no entiendo el deseo de Capriles de ser presidente, porque cualquiera que se siente en la silla presidencial estoy seguro que verá su popularidad irse en picada al no poder hacer frente a las vicisitudes económicas.

Hoy en el mundo existe prácticamente un consenso en que la inflación es un problema de política monetaria, si existe excedente de liquidez (mucho dinero en la calle), el consumo se exacerbará y la inflación subirá como la espuma. Una reducción de la liquidez lograría frenar la inflación, pero esto impactaría negativamente a la población que vería reducirse el alcance de las misiones. A no ser que se esté dispuesto a pagar un precio político elevado, la inflación seguirá haciendo de las suyas, y su derivada la especulación. Otra manera de enfrentar la inflación es incrementar la producción y la productividad, lo que es más fácil decirlo que hacerlo, además que toma mucho tiempo y el gobierno tendría que negociar con la burguesía, cosa que no se ve muy fácil. La promesa hecha de aumentar los sueldos escalonadamente no puede tener otro destino que un incremento de la inflación.

Por todo lo anterior, es que yo creo que aquellos chavistas que piensan que lo que ha ocurrido, es una tragedia enorme, son muy optimistas, porque yo pienso que las cosas se van a poner mucho peor y en el corto plazo, si no se endereza el rumbo económico con una política pragmática.

htorresn@gmail.com


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Hernán Luis Torres Núñez


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