Hay una advertencia de Marx en El dieciocho brumario; “Ni a la nación ni a la mujer se les perdona la hora de descuido en que cualquier aventurero ha podido abusar de ellas por la fuerza”
Aunque no es el propósito de este artículo, explicar a partir de esta advertencia los problemas que han impactado el fondo ideológico-moral de muchos ciudadanos venezolanos fieles al chavismo, si, se puede afirmar que estas nociones sirven para llamar la atención a ser cuidadosos a la hora de enfrentar la estrategia de la derecha y el imperialismo y a la hora de valorar las medidas que toma el gobierno de Nicolás Maduro.
Si los imperialistas pretenden romper la continuidad del proceso de diálogo y negociación entre las FARC-ELN y el gobierno de Colombia, destrozar las buenas relaciones diplomáticas existentes entre Colombia y Venezuela, dividir el movimiento chavista que sirve de soporte al socialismo venezolano y procuran crear incertidumbre, alarma y pánico en la población revolucionaria, con el acercamiento de la derecha al gobierno venezolano.
¿Cuáles deben ser las posiciones más adecuadas que se tienen que tomar para enfrentar estas agresiones imperialistas?
En primer lugar, no se debe renunciar a la herencia revolucionaria Chavista en discurso y en acción. Segundo, comprender bien la estrategia imperialista, tercero, valorar con objetividad, y con seriedad crítica revolucionaria, la nueva dinámica del gobierno de Nicolás Maduro.
Con todo este conjunto de cosas se puede decir que se ha creado socialmente, el momento político más oportuno para no ser engañados por cualquier aventurero ó demagogo y para reafirmar la disposición a defender la herencia revolucionaria de Chávez y la continuidad del proyecto socialista.
No digan que algunos se sienten ruborizados como quinceañeras, después de oír palabras groseras dichas por gente de su mismo partido, ó, a la inversa: sentirse perseguido político cuando se demanda unificación monolítica en las respuestas contra las agresiones de la derecha y el imperialismo.
La cuestión no se resuelve buscando si es cierta o falsa la “ofensa”, ó diciendo que se está coqueteando con la derecha.
La cuestión se resuelve con más revolución, mas radicalidad y con respuestas que no busquen el momento político menos oportuno para ser expresadas, porque ese sería un oportunismo grosero.
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