Por un lado debemos analizar la situación jurídica de ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Edward Snowden con respecto a su País, donde es acusado por espionaje y robo. Delitos estos que son castigados por todas las legislaciones del mundo, y que después de la guerra fría, lo hemos visto con más frecuencia en los casos de protección de los derechos de la propiedad industrial, que pueden llevarse a cabo por vía penal o civil, en estos casos, los acusados de espionaje son señalados por vender información comprometedora y sensible a la competencia.
Por el otro lado pensamos que podrían imputarle a Snowden el delito de traición a la patria por divulgación sin autorización de información de defensa nacional, buscando condenarlo a cadena perpetua o incluso a la pena de muerte, para mí lo más peligroso de este asunto, y es de lo que debe estar huyendo.
Ahora bien en cuanto a divulgación de grabaciones, si a la realidad vamos, en todos los países se vigilan mutuamente los opositores políticos, buscando conocer sus planes o debilidades, en Venezuela tenemos dos casos recientes de grabación de conversaciones telefónicas, por un lado la de Mario Silva y por el otro la de María Corina Machado, que no importa quien la grabó, sino lo delicado de lo que ha salido a la luz pública, que por no ser medio de prueba en nuestro país este tipo de grabaciones en la forma que se conocieron, queda solo en especulaciones y conclusiones que cada quien pueda sacar, pero sin poder procesarlas judicialmente.
La Casa Blanca advierte que Snowden no debe viajar a otro país que no sea EE.UU., en este caso la máxima potencia del mundo se cree dueña de todos los países y envía amenazas, siendo cada país soberano en otorgar o no el asilo político; situación de la que vemos escurrió el bulto Rusia, cuando el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que los servicios rusos de inteligencia nunca han trabajado con Snowden, “No es uno de sus agentes”, además, el presidente ruso Vladimir Putin, señalo que Snowden podría viajar a cualquier país que lo aceptara, y si quería permanecer en Rusia, sólo debería ceñirse a la condición de detener su trabajo “de dañar a nuestro socio Estados Unidos”, lo que provocó que el estadounidense retirara la solicitud de asilo en Rusia.
Finalmente Edward Snowden solicito formalmente asilo político en Nicaragua, donde podría ser recibido, pero la forma de llegar allí será otra odisea.
Los Rusos y Norteamericanos siguen cuidando sus relaciones, y mientras tanto Snowden permanece en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita de Sheremetyevo, semejando la película protagonizada por Tom Hanks “The Terminal”, quien duro toda la película viviendo en el aeropuerto, cuando Viktor Navorski (Tom Hanks), ciudadano de Krakozhia (país ficticio similar a una típica ex República soviética), aterriza en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York para poder cumplir la promesa a su difunto padre de tener el autógrafo de Benny Golson. Durante el vuelo, un golpe de estado instaura un nuevo régimen en su país natal; ni su pasaporte, ni su visado son válidos pues el gobierno estadounidense no reconoce al nuevo gobierno. Viktor queda atrapado en la terminal aérea. No puede entrar a los Estados Unidos, ni tampoco regresar a su país. De esta forma, pero peor anda el camarada Snowden.