El 28 de abril del presente año publiqué en Aporrea un artículo de opinión donde expresaba mi inquietud porque los helados Coppelia no aparecían en el mercado, pese a que en octubre del año pasado, el propio Comandante Supremo los habría saboreado ante las cámaras de televisión, orgulloso del producto de la Planta Alfredo Maneiro.
A raíz de este artículo recibí una treintena de correos electrónicos de camaradas que me aclaraban que los helados Coppelia estaban a la venta en varios sitios en Caracas. Algunos, incluso, me precisaron cómo llegar a tales lugares a disfrutar de mi helado Coppelia, me dieron precios y me recomendaron sabores. Aclaro que todos los correos recibidos fueron en buen tono. Nadie me llamó contrarrevolucionario, ni me mentó la madre.
Lo cierto es que ya andamos a mediados de julio y los helados Coppelia no llegan a la isla de Margarita, y de verdad se me hace muy difícil viajar a Caracas para disfrutar de ellos en algunos de los lufares recomendados. Es más, según mis dogmáticos y ortodoxos conceptos del socialismo, como que no es muy socialista la idea de que sólo los habitantes de Caracas o quienes le visiten disfruten del buen sabor de los famosos helados.
Lo que sí llega a Margarita (y también salen de la isla), a duras penas, pero lo hacen, son los ferris de la empresa Conferry, aquella que fue de los Tovar y ahora son del Estado. Por cierto, a decir del pueblo los Tovar bailaron de contentos cuando el Estado les expropió un dolor de cabeza.
En aquellos días de la expropiación escuché un programa de radio donde su conductor -confesamente antichavista- recibía una llamada tras otra de usuarios que rechazaban la medida gubernamental. El conductor del programa, luego de aclarar su condición de adversario del gobierno, manifestó que esa era la única expropiación que él apoyabs, pues el desastre de los ferris era tal de insoportable.
Además, dijo algo que parecía la mayor verdad del mundo: "Es cierto que gobierno es un mal administrador, pero es imposible hacerlo peor que Conferry". A casi 10 meses de la tan celebrada expropiación, de los anuncios repletos de promesas a los usuarios, lo hemos logrado: lo estamos haciendo peor que la Conferry privada. Aquella vaina que parecía imposible, lo logramos.
Traigo a colación estos dos casos, que son una referencia dentro de muchos en el país, motivado por algunos señalamientos directos o indirectos al Presidente Nicolás Maduro y su acercamiento al sector productivo del país y lo que algunos camaradas consideran "torcedura de camino" del proceso bolivariano.
Antes de meterle diente al asunto, debo aclarar que he expuesto por escrito en oportunidades anteriores -incluso, con el Comandante Supremo en viuda- mis preocupaciones por este vaivén entre revolución y reforma que venimos arrastrando desde hace 14 años, por lo tanto no me achaquen lo de "gobiernero" ni lo de conformista. También están mis escritos críticos al llamado gabinete económico, ante el cual tiemblo cada vez que anuncian una rueda de prensa.
Volvemos al meollo: al camarada presidente Nicolás Maduro no le ha tocado fácil. Entre otras lavativas con la que debió arrastrar durante su campaña electoral fue la devaluación del bolívar que le regaló el gabinete económico. A lo mejor era una necesidad imperante, no sé nada de esas guarandingas, pero creo que más urgía ganar las elecciones o que el país no trastabillara mientras el Comandante Supremo permanecía convaleciente, antes que ceder a las presiones de la "realidad".
Luego al camarada Maduro le tocó vivir lo del acaparamiento, escases y especulación en medio de la campaña, gracias a que Indepabis estaba tomado por una cuerda de pillos, tal como se demostró luego.
Para decirlo en dos platos: el sector productivo, desde el punto de vista económico, ya casi nos tenía con los pantalones abajo. Efectivamente, el camarada Maduro pudo radicalizarse y empezar a tomar empresas, entregarle los medios de producción a los trabajadores o asumirlas el Estado. Era meterle candela para ir rápido al socialismo.
Nos saltan las dudas: ¿y los helados Coppelia? ¿Y Conferry? ¿Son casos únicos? A lo mejor el Presidente Maduro anda mejor informado y sabe qué habrá pasado con Agropatria, la Centrtal Azucarera, Invepal y otras empresas en manos del Estado o de los trabajadores. ¿O no se ve el deterioro del Alba Caracas o del Venetur en Margarita?¿Nos tapamos los ojos ante las fallas en PDVAL y Mercal? Las colas no se han acabado para adquirir los productos de estos dos programas.
A cualquier Jefe de Estado le da culillo la idea de seguir expropiando si lo que hemos ido dejando en el camino con cagadas.
Y, nosotros, desde abajo, desde la parte de afuera de las estructuras del Estado, seguimos viendo como las importantes oficinas ministeriales siguen llenándose de técnicos que en nada se identifican con la revolución. Con un buen currículo convencen a ministros y viceministros, pero no adelantan nada en las transformaciones del Estado.
Para esos días de los primeros encuentros con los dueños de los monopolios, la prensa titula "El Presidente llamó a la Polar a la Vice". Me temo que si el camarada Nicolás Maduro espera cuatro o cinco semanas más el titular hubiese podido ser: "Lorenzo Mendoza cita a Maduro a su despacho en la Polar".
No olvidemos, camaradas, que el problema de la producción de bienes y servicios, especialmente de alimentos, ha sido el coco de otras experiencias socialistas. A nosotros nos toca andar con sumo cuidado para colocarle en bandeja de planta un triunfo a la derecha.
Cuando los helados Coppelia sean una realidad saboreable en el más lejano rincón del país y Conferry sea un ejemplo de calidad en el servicio, podremos darle chola al asunto.
psalima36@gmail.com
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