La emancipación en el mejor sentido de la palabra fue el hecho más notorio de la mujer en el siglo XX. Desde el comienzo de la historia los hombres dominaron la relación de género dada su fuerza física. Históricamente el hombre fue el suministrador, el cazador, quien aprovisionaba el alimento a la familia o a su comuna, y resguardaba a esta de cualquier peligro. En cambio la vida de la mujer transcurría en primer lugar en estar embarazada o amamantando a la prole producto de su unión marital. La dependencia del hombre en todo sentido, generó en ella un sentido de subordinación, dando así paso al ya conocido Patriarcado, hoy llamado Machismo.
Con el correr del tiempo, la mujer fue tomando conciencia timorata, de la necesidad de su reconocimiento y visibilizaciòn en su entorno social. Fue incorporando formas de luchas que de algún momento la hacía presente ante la mirada ciega de un sistema cercenanate, excluyente castrador de la condición de género como el Patriarcal.
El logro del voto, trabajar en instancias reservadas solo “para hombres”, expresarse y poder hacer público lo que piensa, participar en estratos de los poderes del estado con plenitud de su protagonismo como actora de su rol han sido parte de los logros de estos tiempos.
No hay en el siglo XXI, escenario en el que la mujer no tenga presencia en el que hacer y construcción de los nuevos modelos de sociedad, cada una desde su realidad y con sus propias herramientas, pero con el compromiso y la responsabilidad que le son natas. Todos estos alcances y beneficios han ido de la mano de su rol ancestral como ha sido el de conductora de su hogar, sin que todo esto aminore su naturaleza maternal y femenina.
Aunque parecería que hemos cambiado de rol histórico y protagónico, no es del todo cierto, seguimos teniendo la responsabilidades del allá y el entonces, aunadas al nuevo concepto de visión del género, lo que hace más compleja nuestra interacción social, más aun si tomamos en cuenta de que el papel del hombre en este plano persiste rezagado y al margen de las nuevas realidades históricas de las sociedades modernas y conscientes.
En honor a la verdad, hay que reconocer que las nuevas generaciones de hombres, se involucran más de su quehacer familiar, participan y entienden que la carga debe ser compartida, y que la decisión de la conformación de una pareja es de dos, así como la de procreación de los hijos, por lo que evadir esa responsabilidad que parecería natural, se torna como un acto irresponsable al no honrarse.
Sigue siendo un reto de orden cultural la transformación de la estructura patriarcal. Solo a través de la inserción en el sistema de escolaridad formal, y en paralelo a la creación de políticas de estado articuladas con todas las instituciones que conformen cada estado nacional, podremos lograr el efecto residual que un tema tan sensible como este.
“Mujer, si te han crecido las ideas, de ti van a decir cosas muy feas”: extracto de la canción Mujer, letra y música de la inolvidable Gloria Martin.
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