El 09 de abril de 1960, producto de una escisión de Acción Democrática por razones ideológicas bien profundas, se constituye el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Se cuentan entre sus dirigentes fundadores: Domingo Alberto Rangel, Simón Sáez Mérida, Eduardo Ortiz Bucarán, Celso Fortoul, Vladimir Acosta, Nora Castañeda, Rómulo Henríquez, Héctor Pérez Marcano, Segundo Meléndez, Aníbal Molina, Ramón Manzanilla, Paul del Río o Máximo Canales, María Urbaneja, Manuel Vadell, Nora Uribe, Lino Martínez, Alí Muñoz, Freddy Balzán, Julio Cabello, Helena Salcedo, Fernando Soto Rojas, Julio Escalona, Marcos Gómez, Elías Eljuri, Oscar Battaglini, Luís Martínez, Hugo Ávila, Carlos Betancourt, Gabriel Puerta, Gilberto Mora Muñoz, Antonio Guevara, Jesús María Pacheco, Trino Alcides Díaz, Eligio Lamas, Heli Saúl Puchi, Manuel Coa Fernández, José Luís Pacheco, Lídice Navas, Néstor Josef, Ismael Valero, Estanislao González, Ricaurte Leonett, Guido Ochoa, Adelis León Guevara, José Ramón Parada, Evaristo Labrador, Ney Peña, Oda Núñez, Francisco Orlando Peña y Alirio Liscano.
Se suman, además los nombres de: Antonio Delgado Lozano, Pastor Peña Vadell, Humberto Cuenca, Jesús Villavicencio, Jesús Carmona, Américo Chacón, Carlos Fariña, Pedro Manuel Vásquez, Antonio Ávila Barrios, Francisco Latán, Celia Jiménez, Heli Colombani, Moisés Moleiro, Carlos Torres, José Manuel “Chema”Saher, Américo Silva, Olivia Olivo, Rómulo Niño, Trino Barrios, Víctor Soto Rojas, Heriberto Cartagena, Hugo Daniel Castillo, José Mendoza Ovalles, Jesús María “La Bestia”Hernández, Bartolomé Vielma, Jesús Márquez Finol, Tito González Heredia, Vicente Contreras Duque, José Marcano, Julio César Cacique, Lubin Maldonado, Simón Tapia, José Enrique Mieres, José Aquino, Nicolás Beltrán y Jorge Rodríguez.
Con esta precisión histórica admirable, lo reseña Alirio Liscano, en un libro de su autoría publicado recientemente por “Vadell Hermanos Editores”, con el título El MIR y la lucha armada, ya que por ser él un protagonista importante de ese hecho político, la fidelidad de cómo sucedieron los acontecimientos está garantizada. Seguramente, puedan nombrarse otras y otros muchos hombres y mujeres más; siempre es así, alguien se queda por fuera de la reseña documental, pero su recuerdo está en la memoria viva del pueblo, pero también es verdad que no hay ninguna mezquindad en Liscano por que alguno o alguna no aparezca allí, ya que él es una persona cabal con elevada ética revolucionaria y no va ha excluir a nadie así por así o exprofeso.
Al leer estos nombres, inmediatamente se aprecia que casi nadie o ninguno de los que allí están inscritos arrió las banderas de la lucha del pueblo, traicionando los ideales socialistas, pactando con la burguesía, o involucrándose en hechos de corrupción, esto en el caso de aquellos que les haya correspondido ejercer cargos públicos; lo que indica que el MIR venezolano, con su liderazgo, contribuyó a formar una elevada conciencia, una alta moral, en esos hombres y mujeres que allí aparecen referidos y en cada uno de sus dirigentes y militantes.
¡Honor y gloria! a los nombres de los asesinados, de los desaparecidos y de los torturados y perseguidos que registra la membresía fundadora del MIR, porque con su ejemplo de valor y amor por la tierra venezolana, nos alimentamos en el diario combate socialista contra el capital que expropia la propiedad privada individual del de los seres humanos convirtiéndola en propiedad privada del capital, contra quienes despojan a los hombres y mujeres lo que producen. De esos nombres que aglutina la historia del MIR, aprendimos que hay que expropiar a los expropiadores para devolver la propiedad individual a través de la socialización de la producción.
Camaradas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), valió la pena. Son ustedes una guía de valentía y arrojo para la lucha revolucionaria que lleva adelante nuestro pueblo. Por traidores y cobardes no los va a juzgar nunca la historia. Sus propuestas están más vigentes que nunca. No hay nada de que arrepentirse. ¡Hasta la victoria siempre!