Este lunes 07 de abril de 2014, pudimos tener la satisfacción de ser testigo de una sesión del Consejo Legislativo del estado Nueva Esparta para recordar, con motivo de la celebración de las Bodas de Oro Sacerdotales de Monseñor Santiago Rafael Acosta Rodríguez.
En primera instancia gozamos de una extraordinaria pieza oratoria del gran amigo Leopoldo Espinoza Prieto (orador de orden de la sesión), donde en una de las estrofas de su discurso dijo: “Santiago Acosta es un testimonio viviente de la lucha por la paz. Cuando tuvo que irse cerro arriba a dialogar con los guerrilleros, lo hizo asumiendo todos los riesgos que ello implica. Cuando tuvo que enfrentar la injusticia intra iglesia, lo hizo sin reparar en ascensos y honores; cuando ha tenido que decir la verdad, no ha podido callarlo a nadie. Viene de la escuela de Juan XXIII, está dispuesto a morir de la misma forma como nació, orgullosamente pobre, ajeno a todo linaje pero fiel a su conciencia y a su fe. Si no fuera así no sería el padre Santiago, nuestro vecino, el mismo que dijo: “La dimensión espiritual es algo no palpable en el hombre, indefinible, no cuantificable; pero si descifrable, porque pertenece al orden del ser y no del poseer””.
En el orden de la situación actual que vive nuestro país, Leopoldo también lanzo otra perlita: “No hay terroristas buenos o terroristas malos”.
En este sentido tenemos que decir que la iglesia no debería tomar parte de ninguna de las posiciones políticas en conflicto en nuestro país, sino ser un ente neutral que busque la paz, la armonía y el amor entre todos los venezolanos. La posición de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), dada a conocer la pasada semana, habla de represión contra los manifestantes, además señalan como responsable de la actual situación al Plan de la Patria, texto aprobado por la Asamblea Nacional. Dicen que “este proyecto representa restricciones a las libertades ciudadanas”. Nada más alejado de la realidad, por cuanto el Plan de la Patria no es más que una especie de desarrollo o reglamento de nuestra Constitución, porque recoge todos los principios y derechos constitucionales; y en cuanto a la represión todos han visto con sus propios ojos quienes son los violentos y los que atentan contra el libre tránsito y los bienes tanto públicos como privados, incluso hasta contra la vida.
Posición distinta asumió Monseñor Santiago Acosta, quien en su corta pero extraordinaria intervención en la sesión del CLENE, manifestó: “Hasta cuándo vamos a seguir guarimbeando”. Nos recordó Monseñor que no puede haber prosperidad sino se tiene el conocimiento y se estudia el pasado, trayendo a colación al “César”, emperador de Roma, a quien asesinaron para cambiar el sistema Romano, pero de allí en adelante a todo mandatario le seguía el mismo destino, llegando a la desintegración total de Roma que fue un imperio muy avanzado y de lo que hoy solo quedan recuerdos en nuestro libros de historia y de todas las ramas del Derecho.
Tengo que terminar diciendo: ¡El que tenga ojos que vea, y el que tenga cuatro dedos de frente que recuerde y saque conclusiones!.