Solamente alguien que esté vedado ideológicamente puede negar que la causa fundamental de la crisis económica venezolana es la agresión económica capitalista implementada por la burguesía local con apoyo imperialista.
La descarada calumnia de Washington de que todo está mal en Venezuela: John Kerry indicó que espera que "Venezuela cumpla las normas de la OEA y la CIDH en las elecciones libres y que rindan cuentas a la comunidad internacional", está destinada a servir de fermento ideológico o de estimulante para potenciar los ánimos y criterios en contra de la revolución. Más aún, cuando con las maniobras y agresiones se llena la cabeza de la gente de desconfianza y escepticismo en el Estado revolucionario.
No se niega que el aparato estatal venezolano se encuentra en estado lamentable que demanda una lucha tenás, contra sus deficiencias. Los del gobierno se han preguntado alguna vez si las misiones han funcionado y cumplido a cabalidad sus funciones y sus objetivos; sino por qué, la OLP, o el operativo de desalojos armados aplicado en las misiones vivienda y las dificultades en los préstamos y salarios para financiar las viviendas conducen a especular con alquileres o tomas. La escasez de medicamentos…y las fallas en el consumo y distribución internos han dado origen a los bachaqueros.
Por esto y mucho más, resulta más fácil, cuestionar las deficiencias y desconocer sin medir a fondo lo bueno que hay en la organización social producto de las políticas del Estado. Esto es así en épocas de revolución, se espera que se desarrollen descomunales fuerzas productivas y que todo funcione a "perfección". Aunque no se debe olvidar que las raíces de estos fracasos se encuentran en el pasado, que persiste después de haber sido derrotado, pero que cuesta mucha dificultad desconocerlo. (Por ello los candidatos de la derecha desde el Psuv y los financiamientos a la burguesía para salvarlos de la quiebra-artificial).
Si se está frente a un evento electoral, donde soplan vientos desde la derecha, que afirman según encuestas, que Maduro ha bajado su popularidad y que los pronósticos electorales del Psuv son negativos.
Creo que es un buen momento para ocuparse en serio del rumbo que lleva el aparato estatal y su relación con el partido, pues los rasgos con los que se dibuja su situación son perjudiciales, no solamente en términos electorales, sino también en claves revolucionarias; pues la revolución es producto del conflicto entre lo viejo y lo nuevo. Si el Estado es un nuevo Estado revolucionario, no tiene que estar cultivando pasado, sino reproducir la más alta aspiración a lo nuevo, que si es nuevo, no debe llevar ni una migaja de lo viejo. Y así de radical el conflicto entre lo viejo y lo nuevo durará más tiempo, dando más oportunidades a acumular experiencia revolucionaria en la conducción del Estado y su relación con el partido y con el pueblo.
Las preguntas históricas a los revolucionarios en el poder:
¿Se ha destruido el poder capitalista? ¿Se ha acabado con el latifundismo y se ha puesto la tierra a favor de los campesinos e indígenas? ¿Se ha reconquistado la producción del petróleo?
El imperialismo bajo la lógica mercantil y explotadora de la industria y comercio transnacional, han hecho todo lo que han podido para echar atrás el proyecto revolucionario venezolano con el objeto de arruinar el país.
Su idea es que si a través de elecciones, guarimbas o golpes de Estado no se derriba el Estado revolucionario, hay que dificultar su desarrollo hacia el socialismo.
No se debe olvidar que el triunfo de la revolución ha hecho posible los logros sociales más sentidos por los pobres.
Que cosas tenemos que hacer para continuar con la revolución: Primera, no perder el entusiasmo en la revolución y en la lucha por el socialismo, y segunda, renovar el aparato estatal. Sin burocratismo, ponerlo en relación con el partido y el pueblo y no andar cargando vejestorios burgueses y políticos derechistas como piezas de "alianzas perfectas".
De esta manera se levanta el prestigio y el derecho que tiene el pueblo a ser partícipe de su democracia.
