Las derrotas son dolorosas, frustrantes y odiosas, decir lo contrario, seria desconocer nuestra condición humana, sublime y socialista que nos hace percibir este amargo estadio, de pretensiones restauradoras a los interese de la derecha, como un reto para rectificar y avanzar en la construcción de los sueños.
Digámoslo con todas sus letras, ganó la derecha gracias a que 2.000.000 de bolivarianos se abstuvieron porque no comprendieron que estamos en guerra y fueron penetrados y cercados ideológicamente hasta convencerlo de ir en contra de sus legítimos interese de clase.
De allí la necesidad de reconocer que a lo largo de estos tres años de gobierno revolucionario comandado por el Presidente Nicolás Maduro, el enemigo imperial aplico todo su arsenal malévolo para desmoralizar al pueblo, desconocer el Estado Bolivariano y lo peor, agotar la resistencia de los millones de hombres y mujeres que a diario tienen que buscar su sustento en las infinitas colas de abastecimiento, frente a la apatía de algunos funcionarios infiltrados y la desfachatez de circunstanciales líderes impuesto, que al no tener compromiso con la lucha por la emancipación del pueblo, cambiaron al poder popular real y concreto, por aliados, adulantes de oficio y burócratas sin compromiso.
En ese sentido, es importante destacar que algunos compatriotas igualaron por defecto, la conducta pequeño burgués de los infiltrados de siempre, esos que en este tiempo ni siquiera por asomo mostraban ni una pizca de compromiso y lealtad, los mismos, que no tuvieron tiempo ni espacio para escuchar las demandas del pueblo, esos, que se pavonearon frente a las masas ataviados de luces, carros nuevos, pegados a un teléfono o distraído en la tablet, mientras que en la realidad concreta el hombre y la mujer común, demandaba atención más que corotos, carro y aparatos, exigía que lo escucharan, que le explicaran y sobre todo, que lo involucraran en la batalla.
Un pueblo que a pesar de haberse formado política e intelectualmente en la revolución, sucumbió en la trampa de creer que al no votar o votar por el enemigo, se estaba castigando al Presidente Maduro.
Por supuesto, esta no es una historia nueva, ni mucho menos única, es simplemente la historia de la lucha contra el capitalismo como modo de vida versus el socialismo como acción política, económica y social permanente.
Convencido de esto, en cualquier caso, y frente a la irreductible realidad, se impone una dialéctica de lo concreto que nos invita al pensamiento en acción militante, la cual se traduce en la aplicación de las 3R del Comandante eterno. Extra seco y sin hielo (Diría Benedetti)
Pues más allá de los resultados de esta contienda, está el hombre y sus circunstancias, está el eterno retomar para avanzar, la derrota y la subida; la retoma del socialismo como principio y el poder popular como objetivo. Tenemos patria: electoral y democrática. Tenemos hombre y mujeres fraguados al calor de la lucha, eso que batallan toda la vida y simplemente son los imprescindibles (Bertolt Brecht).
Compañero Presidente Nicolás Maduro, en base a lo anterior me dirijo a usted en su condición de comandante de este ejército de voluntades que estamos dispuestos a dar el todo por el todo, aquí estamos, estos, aquellos, nosotros y todos, los de siempre, los que por ciencia y conciencia, son referentes éticos y morales para la lucha, y los que en estos 17 años, nos hemos formados para afrontar los retos que allá lugar. Somos mucho más que dos (nuevamente Benedetti)
Solo los revolucionarios podemos apreciar la belleza donde el común se espanta, la estética indescifrable donde la razón se calla, y el amor a la vida, donde el odio da su zarpazo.
Señor presidente, cuente con este pueblo, es tiempo de reconstrucción, de reorganización y reimpulso, A llegado la hora de limpiar la casa, sacar los escombros y reedificar nuestra fortaleza.