Creo que teníamos razón ayer y la tenemos hoy

Lo que exponemos a continuación nos va a generar problemas. Ya nos imaginamos la andanada de correos y mensajes que recibiremos acusándonos de anti bolivarianos, apátridas, mercantilistas, neoliberales y pare usted de contar. Nos condenarán a la hoguera, pero tenemos la vista fija en el gran objetivo que es la construcción de una sociedad más justa denominada socialismo y en función de ello actuamos.

Es necesario, entonces entender, que necesitamos oxígeno y retomar fuerzas o se perderá el enorme trabajo que hizo el Comandante Supremo.

Hacemos el planteamiento anterior a manera de introducción, porque con preocupación vemos que el gobierno nacional se plantea como objetivos del 2015 el acabar con el mercado negro del dólar, incrementar la producción nacional, derrotar la inflación y acabar con el contrabando, el acaparamiento y la especulación.

Con todo respeto exponemos que todo eso no es más que la repetición de un mismo objetivo. Objetivo por cierto en el que nunca hemos logrado avanzar ni un paso.

Hasta un párvulo sabe que eso es lo que Venezuela necesita. El problema es el cómo. ¿Cómo carajo vamos a hacer para derrotar a un enemigo que nos tiene contra la pared y no cesa de tirar golpes?

Hablar de todos esos objetivos no es más que redundar. Todos ellos se reducen a uno solo: Controlar un mercado cambiario ilegal que está haciendo pedazos la economía del país, empobreciendo a millones de venezolanos y conduciendo a una tumba sin fondo la revolución por la que murió Chávez.

El contrabando existe porque hay un dólar paralelo. Se compran productos en bolívares se venden en pesos, se transforman estos a dólares y se llevan al mercado negro con una ganancia de hasta 2000%.

La especulación es también consecuencia de la existencia de un mercado paralelo del dólar que impone precios criminales para el pueblo y apetitosos para los apátridas.

Se acapara para contrabandear y para incrementar los precios en función del valor del dólar en el mercado negro.

La inflación es de las más altas del mundo, porque ésta es impulsada y alimentada por el valor de comercialización de unos productos que van al mercado a costo del dólar negro.

La producción no crece porque en la lógica de un empresariado parasitario y rentista el negocio hoy, no es la producción sino el mercado paralelo del dólar.

¿Entonces? Todo se reduce a la necesidad urgente de acabar con el dólar negro… pero ¿cómo?_

Si mañana el gobierno nacional decretara que los salarios de todos los venezolanos se pagarán en una moneda fuerte y diferente al bolívar (bolívares convertibles, dólares, euros, yuanes, rublos o cualquier moneda que no sea fácil de atacar), a razón (por ejemplo) de 10 bolívares por dólar y, además, se permitiría la comercializarían de esos productos en la moneda elegida y a precios internacionales, fenecería el dólar negro y se controlaría casi automáticamente el contrabando de extracción, la especulación, el acaparamiento y la inflación.

¿Qué implica riesgos? ¿Y acaso perder la revolución no los tiene?

Estamos claros en que la solución ideal es la creación de una moneda suramericana. Esa solución nos salvaría a todos, pues sería como crear un "dólar paralelo" pero nuestro. Sin embargo, está muy lejos aún la posibilidad que Brasil, Colombia, Chile, Argentina y Venezuela se pongan de acuerdo al respecto.

Hay que tomar medidas ya. No se trata de olvidarse de intentar derrotar el contrabando, la inflación, la especulación y el acaparamiento; se trata de concentrarse en acabar con el dólar negro.

¿Cómo es posible que Eligio Cedeñó, Federico Ravel y Orlando Urdaneta tengan al país como lo tienen con su Dólar Today.

Entendemos que el paso que proponemos no es de manera alguna un acto de patriotismo, ni nacionalista puro, pero dejar que la patria retorne a las manos de quienes la pauperizaron durante 40 años es mucho peor.

No es nuestra idea exponer aquí a cual moneda deberíamos anclarnos, pues de hecho consideramos que una moneda propia convertible podría estar entre las soluciones. Lo que sí queremos exponer es que el sacrificado, con una medida como esta, no puede ser el pueblo humilde. Su poder adquisitivo debe ser preservado por encima de cualquier cosa.

Tampoco creemos que haya una sola solución y mucho menos que las acciones a tomar tengan que ser para toda la vida. Lo importante, ahora, es salvar la patria y la revolución, aunque eso signifique dar un paso atrás en algunos conceptos.

Eso sí, teniendo claro que el objetivo final es el socialismo, pero que para alcanzarlo se debe tener una patria sana y a salvo. Estamos en un periodo de emergencia y hay que tomar decisiones que enrumben al barco. ¿Por cuánto tiempo?

Como vaya viniendo, vamos viendo.



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Alexis Arellano


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