Pues, que no le sepa a casabe, camarada Maduro

En tiempos del recordado 4 de febrero de 1992, el joven teniente coronel Hugo Chávez Frías, acompañado por otros jóvenes militares, decidió mandar al carajo las normas institucionales de la democracia burguesa. Asumió el riesgo, la responsabilidad y la derrota militar, por lo que perdió la libertad temporalmente y ganó la calle hasta que se nos fue. Con el paso de los años, fuera de la cárcel, reflexiones y lecturas de por medio, en decisión colectiva con el naciente MVR, optó por pelear en el mismo campo de la democracia burguesa.

Chávez se metió en aquella especie de barranco, con la orilla muy cercana. En la democracia burguesa quien hace la ley, hace la trampa. Así que los partidos, el Consejo Supremo Electoral, la Corte Suprema de Justicia, los medios de comunicación, el ejército, los curas y la oligarquía del dinero se pasaron las leyes por las taparas y cambiaron fechas de elecciones, inventaron vainas y sacaron de juego nada más y nada menos que el caudillo de Acción Democrática, Alfaro Ucero. En un santiamén lo renunciaron sin su consentimiento. Contra ese monstruo de mil cabezas se enfrentó Chávez, dentro de las reglas de juego de la democracia burguesa, con el adicional del famoso principio "acta mata voto". Y Chávez ganó de tal manera que tuvieron que aceptarlo.

Y empezó a gobernar dentro del marco jurídico de la democracia burguesa. Vino la Constituyente y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Pero seguía dentro de las reglas de juego de la democracia burguesa. Como un avezado mago empezó a sacar de su sombrero ideas para esquivar la burocracia de un Estado Burgués construido a imagen y semejanza de los adecos. Recordemos, entonces, al Plam Bolívar 2000, con muchos logros, a pesar de los generales que salieron ricos del mismo.

Los poderes omnipotentes de la democracia burguesa, de mutuo acuerdo, derrocaron al Presidente Chávez por un pelo menos de 48 horas. A pesar de que el líder bolivariano regresó al poder con la gran mayoría del pueblo y del ejército a su lado, con las condiciones objetivas y subjetivas apropiadas para cambiar las estructuras del país, optó por seguir respetando las reglas de juego de la democracia burguesa. A pesar de los carrerones de los golpistas para huir de Miraflores ante la llegada del pueblo, todos a la final volvieron a sus cargos o posiciones sin un rasguño. Ni siquiera los medios de comunicación, que violaron cuanta ley existiese en el área de la telecomunicación, fueron tocados.

Al contrario, Chávez convocó a una Mesa de Diálogo, aceptó la presencia como mediador del entonces Secretario General de la OEA, el colombiano César Gaviria, quien fue propuesto para esa misión por Colin Powell, Secretario de Estado de EEUU, gobierno que había participado abiertamente en el Golpe de Estado contra Chávez.

Mientras se sentaban en la Mesa de Diálogo, la oposición preparó el paro golpista, con Gaviria, representante de la oligarquía colombiana, de aliado, tal como se demuestra en su reunión en la Isla de Margarita, en los Ranchos de Chana, con voceros de la entocnes Coordinadora Democrática (hoy MUD). Antes del paro, en octubre de 2002, 14 militares iniciaron la toma de la Plaza Altamira, para convertirla según ellos, en "territorio liberado" y montar una plataforma mediática para provocar el derrocamiento del Presidente Chávez. Todo esto fue derrotado por un valiente, inteligente y humanista Hugo Chávez, dentro de la democracia burguesa.

Empezaron a nacer las Misiones, una hábil manera de ir construyendo una nueva sociedad, paralelammente a la existencia del Estado burgués. Vino el referéndum revocatorio en el 2004, y Chávez fue al mismo, con los partidos de derecha, los curas, los empresarios, los medios de comunicación y los Estados Unidos en contra. El Comandante salió airoso y se consolidó en el poder. Lo hizo dentro de las estructuras de la democracia bburguesa. Vinieron las rlecciones a gobernadores, también en el 2004, donde la derecha conservó la gobernación del estado Zulia y recuperó la de Nueva Esparta, siendo esta la primera lección que daba el pueblo chavista a las malas gestiones.

Estos dos resultados desinflaron a la derecha a tal punto que no se presentaron para las elecciones parlamentarias del 2005. El veterano y sagaz político Henry Ramos Allup esperaba que esta acción desesperada pondría en duda la legitimidad del gobierno chavista. No leyó bien la realidad: perder por forfait era peor que perder en las urnas electorales. Lamentablemente, la gran mayoría rojarojita en la Asamblea Nacional no fue aporvechada para aprobar leyes que abrieran el camino al socialismo.

El comandante Chávez propuso una reforma constitucional y fue a la pelea de nuevo dentro del juego de la democracia burguesa. Perdió y aceptó. Incluso, se asumió como el único responsable de la derrota. Años después, cuando sintió que sus fuerzasd no eran suficientes para vencer el cáncer, movió sus piezas con la habilidad de un maestro para asegurar la continuidad institucional del chavismo, y lo hizo dentro de las reglas de juego de la democracia burguesa. Eso sí, dejó escrito parte esencial de su legado en "El golpe de timón", herramienta a ser usada a fin de fortalecer el poder popular y dar paso al Estado Comunal que hundiera en definitiva al Estado burgués.

El chavismo acaba de sufrir una estrepitosa derrota. Dejamos escpar el capital político que nos dejó Chávez. Nos olvidamos del Golpe de Timóm, dejamos al poder popular en manos del poder constituido, es decir, en manos del Estado burgués, que siempre puso trabas a la construcción del Estado Comunal.

No sigamos en la onda de la crítica, volvamos a la realidad: la mayoría del pueblo que votó, lo hizo contra nosotros. Aprendamos de Chávez en el momento del referéndum: si la mayoría vota porque nos vayamos, nos vamos. ¡Qué grandeza, camarada Maduro!

La mayoría acaba de votar para que la oposición tenga mayoría en la Asamblea Nacional. Eso no puede sabernos a casabe, camarada Maduro. Reflexione, la lectura es otra. La tarea es hacerlo mejor para recuperar la confianza de la mayoría del pueblo. Empiece por mirar dentro de su gobierno. Hay demasiados escuálidos adentro. No olvide darle un vistazo a la conducta de quienes le recomendaron el dólar Simadi.

Y no espere que la oposición llegue a la Asamblea Nacional a derogar las leyes que favorecen al pueblo. Eso vendrá si salen de usted. Nosotros no dejaremos que sea así. Pero, por favor, déjese ayudar.



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Pedro Salima


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