Maduro, a medias

En días pasados vimos una fotografía muy elocuente. Varios empresarios de la isla de Margarita expresaban su descontento con el gobierno de Nicolás Maduro. El detalle es que se hacían acompañar por carteles donde evidenciaban una postura políico-partidista contra el gobierno nacional. Así, sin tapujos. La fotografía me dio un alivio, pues recientemente el gobierno había negociado la explotación del Arco Minero con una transnacional. Acción gubernamental que me pareció un recule de parte de Nicolás Maduro y un patadón a El golpe de timón" que nos dejó por escritor el Camarada Chávez. La foto de los empreaarios con sus carteletos a lo primero justicia aliviaron un poco mi calentera con Maduro y descarte una traición a los principios del chavismo de su parte, aunque eso no inclye a algunos de sus acompañantes, tipo Merentes.

Con este estira y encoge del gobierno hemos llegado a la mitad del periodo constitucional, y eso es mucho si partimos de la misma noche en que fueron anunciados los resultados electorales. De principio los propios resultados nos llevaron a rememorar a un Maduro candidato con un sombrero y un pañuelo rojo a lo Toledo de Perú, que es decir al gusto de un asesor extranjero que no gana elecciones en su propio país. Rememoré, no sin cierta arrechera, del grito ¡familia! en una contienda que era expresión de la lucha de clases y no de show sabatino.Rememoré, por supuesto, el pajarito aquel que le habló. Luego, vino lo otro. Un contendor que mandó a la gente a formar un vainero en las calles, que amenazó con ir a todas las instancias para demostrar su victoria. No es fácil comenzar un gobierno con el derrotado alzado, además con el alzado apoyado por los grandes medios y los grandes medios aupados por gobiernos imperiales o cuasi imperiales que se preocupan por Venezuela.

Luego vino la anunciadera. A cada brollo. Un anuncio. Por supuesto sin concretarse en la realidad. Y el "lo juro", y por ese juramento pasó hasta el del dólar a 6,30 por varios años. Se denunció la guerra económica, pero se dieron plazos para su derrota. Uno tras otro. Se formaron comisiones, supercomisiones, macrosupercomisiones y las colas allí. Se nos vendieron las captahuellas como la gran solución, incluso hasta los bachaqueros se creyeron el cuento y protestaron contra ellas. ¿Para qué sirvieron? Se acercaba el momento de ir a votar el 06 de diciembre del 2015, y Maduro juraba otra vez que teníamos la guerra económica ganada, que sólo era cuestión de días.

Justifico al gobierno de Nicolás Maduro en el entendido de buscar salidas, probar, intentar medidas que no respondiesen a la lógica capitalista; tarea nada fácil, pues lejos estamos del socialismo. Lo que nunca me resultó agradable es que cada anuncio fuese acompañado por un anticipado grito de victoria. Nos convertimos en fanfarrones, echones y bulleros sin entrarle de lleno a las soluciones. Repito, nada fácil, pero ponernos a tuitear en las plazas Bolívar contra Felipe González un domingo con miles y miles de venezolanas y venezolanos en las colas, es una payasería, por decir lo menos. Convertimo a VTV en una mamaderita de gallo. Cada dirigente quería un programa. Hacia Cilia Flores, a cuenta de Primera Dama tuvo uno. Me imagio a Desiree Santos Amaral diciéndole"Te queda bello, Cilia". Creo que tuvimos la buena suerte que la camarda Cilia entendió que ese no es su medio.

Así, bajo la agresión de una guerra económica, entre errores, bajo la amenaza imperial que no cesa, el Camarada Nicolás Maduro llega a la mitad de su período constitucional. Contra él se han probado todo tipo de acciones conspirativas, y sigue de pie, a medias, pero de pie. Cada mes se anuncia su caída, y sigue allí. Los empresarios son los que dirigen el Golpe contra Maduro y eso es razón suficiente para seguirle acompañando. A lo interno, los infiltrados nos tienen tomado el gobierno: sino pregunten por lo que pasa en Conviasa, Movilnet, Lacteos Los Andes, Agropatria, los aeropuertos y mucho más.

Entendemos que muchos preparan sus bártulos para huir. Nosotros estaremos acá. Sin gustarnos un carajo que el camarada Maduro siga fanfarroneando con el anuncio de "Nadie va a tomar el poder político en este país", cuando no tenemos tiempo de andar gastando saliva en pendejadas, pues nos falta tiempo para resolver el tema de la comida.

Podríamos empezar sacando a los militares de las direcciones de los aeropuertos. ¡Zuas! Sería un bajón en el pago de comisiones. Y eso subiría unos cuantos puntos en la credibilidad de la gente respecto al gobierno chavista.

 



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Pedro Salima


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