En las actuales circunstancias resulta imprudente agregar más materia inflamable a la crisis inducida de los enemigos de la revolución. En verdad no deja de ser como disparar a ciegas, si por bajas pasiones incurriéramos en el error de no honrar las obligaciones contraídas con nuestros acreedores. ¿Acaso no basta con toda las agresiones que adelanta EEUU, valiéndose para ello de títeres en la OEA que pretendieron aplicarnos la Carta Democrática y ahora quieren obligarnos a realizar un referéndum que obvia las reglas establecidas en nuestro ordenamiento jurídico vigente? No amigo Nicmer Evans, recuerde que en materia de obligaciones civiles los Antiguos Romanos sostenían que un trato es un trato, máximo cuando no son concha de ajos esos montos a pagar.
No existen razones para alarmarse de los montos que el Estado venezolano ha pagado religiosamente durante el 2016, pues lo único atípico seria incumplir con el pago en los plazos estipulados por las partes. También limitaríamos la objetividad, si excluyéramos del análisis la abrupta baja en los precios del petróleo que incidió en la disminución del ingreso nacional, y por ende aumenta el riesgo país.
Ciertamente la masa no está para bollo, lo cual impone sensatez y prudencia como norte en nuestros actos. De modo que lo aconsejable es no jugar con candela, así Venezuela no tenga rabo de paja. Bastaría con solo verse en el espejo de países como Grecia, Portugal, Italia y otras economías que deben más de lo que tienen, pues no hay otra forma de entender los peligros de entrar en default o cesación de pago. Por no pagar deudas que habían sido suscritas por gobernantes venezolanos, a Don Cipriano Castro le echaron un susto entre fines de 1902 y principios de 1903, cuando barcos de guerra de Gran Bretaña, Italia y Alemania franquearon nuestras costas y puertos exigiendo el pago inmediato de la deuda contraída.
Eso sí, camarada Evans, solo en algo pudiéramos estar de acuerdo, puesto que ambos acertamos cuando cuestionamos la forma irresponsable como se manejó el fondo anti-cíclico que debía represarse en el FONDEN, recurso con el cual estaríamos enfrentando con menos dificultades las contingencias de los tiempos de vaca flaca, porque no siempre abundan las espigas.
De modo que en momentos como estos cualquier consejo será bueno, menos el de no pagar. ¿Acaso somos tan despalomados que ignoramos que la guerra de cuarta generación disfraza de presos políticos a los asesinos y corruptos, y que además la canalla quiere vendernos la matriz de opinión diciendo que somos un Estado forajido? Entonces, ¿Qué sentido tendría echarle más leña al fuego, si sabemos que el imperialismo esta como caimán en boca de caño, a la espera de que pisemos el peine? ¿O me equivoco?
