El tiempo no pasa en vano, y no a todos les resulta fácil asimilar el almanaque, máxime cuando se lleva una vida desordenada que acelera la senilidad. Según los duchos en la materia, en la medida que alguien envejece, el celebro y el sistema nervioso pasan por cambios naturales. El celebro y la medula espinal pierden peso y las neuronas se atrofian. Por ello para este adeco destructor las neuronas comenzaron a trasmitir mensajes más lentos que en el pasado, ocasionándole cambios anormales en el celebro llamadas placas y ovillos neurofibrilares. Por lo síntomas pareciera ser el drama de Allup, cada vez más loco, o chocho de a metra.
En cualquiera de ambos supuesto, Ramos Allup ha resultado ser más peligroso que mono con hojilla. A tal extremo llega su desorden mental, que ya es frecuente que dispare a ciegas, produciendo bajas entre los propios socios de esa aventura condenada al fracaso. Nos atreveríamos a apostar fuertes a locha, que quien hoy por un accidente Presidente de la Asamblea Nacional, si hubiese vivido en la Antigua Grecia, por bocón, fanfarrón e imprudente jamás habría ingresado al Consejo de la Gerusia, institución que se atribuyó a la obra reformadora de Licurgo, aunque se dice que su origen era más antiguo y el legislador lacedemonio solo se limitó a consolidarla y darle estatuto.
De modo que a estas altura de su vida, con sus manos manchadas de sangre y un voluminoso prontuario criminar que algún día será publicado, Ramos Allup puede tener la certeza que le queda muy grande intentar repetir la hazaña del octogenario José Ruperto Monagas (1870), y mucho menos la del historiador Ramón J. Velásquez (1993-1994). Y es que la historia siempre ha sido implacable con quienes se creyeron más listo que los demás, y pretendieron defecar más arriba del trasero. De ahí, que su tardia obsesion presidencial será como esas atormentadas alucinaciones de quienes se fumaron una lumpia. ¡Que tal!