Y obviamente como militante del Proceso Revolucionario nunca me cansaré de impulsar la primera opción. Es más que urgente la implantación de un Sistema Nacional de Contraloría Popular que permita al Pueblo hacer contraloría sobre todo: asignación de divisas, producción y distribución de alimentos, entrega de viviendas, bienes y vehículos, etc.
Pero lo que no puede seguir ocurriendo es que un grupo de funcionarios de alto rango civil y militar deciden como se asigna todo a puerta cerrada, generando cadenas de clientelismo y corrupción que derivan en un fracaso absoluto en las políticas dirigidas a brindar calidad de vida al pueblo, y torpedeando de forma mortal todas las esferas de le economía venezolana. Lo que no puede seguir ocurriendo es que se sigue manteniendo una supuesta tasa de dólar a 10 bolívares nada más para quienes tienen conexiones con quienes los asignan, pero que cuando vas a la calle NO EXISTE ABSOLUTAMENTE NINGUN PRODUCTO tasado a un dólar a 10 bolívares.
Cada semana el Presidente anuncia en cadena la asignación de nuevas responsabilidades de dirección de cualquier cosa a funcionarios Militares de alto rango, bajo la tesis de que si los militares asumen la conducción de tales políticas se encargarán de "poner en orden" en las mismas… A más de tres años de gobierno en el que esta práctica ha sido una insignia queda claro el fracaso rotundo de tal concepción.
Y no porque se trate de que sean militares, sencillamente caímos en una práctica bizarra que se sostiene en el más burdo maniqueísmo, según el cual si alguien denuncia un acto de corrupción el problema es quien denuncia, y al denunciado ni se le investiga porque quien lo hizo es "un agente de la CIA" o un "tarifado del imperio" y es sobre el denunciante sobre quien recaen todas las sospechas. Pero la realidad es que no habrá mejores agentes para la CIA que aquellos funcionarios que utilizan las facultades de su alto cargo o rango para obtener beneficios personales desviando recursos que de manera legítima son propiedad de todo el pueblo, allanando el camino para el fracaso de las gestiones gubernamentales, lo cual a su vez se traduce en malestar social que tarde o temprano (porque tarde o temprano tendrá que haber elecciones de algo) se retornará contra el propio gobierno, causando un daño grave a la continuidad el Proceso Revolucionario. De manera que quien sale por televisión repitiendo consignas patrióticas contra el capitalismo y el imperio, quien por lo que dice evidencia que está consciente del momento histórico que estamos viviendo, y aun así incurre en actos de corrupción, ese no solo es un CORRUPTO sino un además un TRAIDOR A LA PATRIA que merece que todo el peso de la ley le caiga encima, y sino la ley burguesa entonces que sea la Justicia Popular.
A estas alturas en las que el dólar sobrepasa los 3000 bolívares, asegurando un escenario dantesco para el pueblo llano desde el inicio del año que viene (cuando los precios de todo se actualicen a un dólar cuya cotización ni siquiera sabemos a dónde va a llegar) es muy fácil decirle al pueblo que "aguante" las vicisitudes de la guerra económica mientras se vive rodeado de lujos en camionetas último modelo y con 20 guardaespaldas.
Y dado que ninguna institución pública ha sido capaz de detener los niveles de corrupción y burocratismo existentes en la institucionalidad, y a raíz de ello el manejo de los recursos públicos ha sido extremadamente ineficiente, se requiere con urgencia la aplicación de medidas concretas que vayan mucho más allá de simples discursos.
Solo el pueblo salva el pueblo, por ello es más que urgente el diseño de un Sistema Nacional de Contraloría Popular, mediante el cual se publiquen (vía internet) todos los movimientos de recursos que maneje el estado. Desde las asignaciones de divisas informando de manera clara los nombres de las empresas beneficiadas y el destino de las divisas asignadas. Se informe también la llegada de cargamentos de alimentos medicinas y toda clase de insumos, informando, además, las empresas tanto públicas o privadas a las que se le asignaran tales insumos para su distribución, e informando a su vez (en tiempo real) la distribución que tales empresas hacen de dichos insumos. Obviamente en el mismo sistema se debe incorporar las asignaciones de materiales de construcción como el cemento, y la asignación de vehículos y viviendas, cuyos criterios de asignación hace rato pasaron a ser un misterio pero que bajo el establecimiento de parámetros públicamente establecidos, y la vigilancia permanente del mismo pueblo, pueden funcionar de manera eficiente.
Este sistema debe ser público y de libre acceso a través de internet, para todo aquel venezolano o venezolana que desee verificar, igualmente para toda instancia de organización colectiva como Consejos Comunales, Comunas, Claps, Asociaciones de Vecinos, Fundaciones y Asociaciones Civiles, etc.
Dado el fracaso absoluto del vigente sistema de asignación de divisas a puerta cerrada que pretende controlarlo todo pero que en la práctica no controla nada, no queda otra alternativa que el desarrollo de un Sistema Nacional de Contraloría Popular, esa Contraloría Popular que fue una propuesta insignia de Chávez y legado del Proceso Revolucionario y de la Izquierda Latinoamericana. Si no van a desarrollar un sistema como el planteado aquí que garantice el manejo transparente y eficiente de los recursos, entonces es mejor que liberen de una vez la moneda, pero no sigan acrecentando un escenario que ya de por si es bastante lamentable, pero que puede ser aún mucho peor trayendo episodios que nadie en Venezuela desea tener que vivir y que en términos reales quién lo tendrá que vivir no serán cúpulas institucionales ni empresariales, sino únicamente el pueblo.
