La bulla de Los Miserables

Venezuela sigue siendo la más grande tierra de gracia del continente americano muy a pesar de los políticos venezolanos. Jamás imaginé que aquellos personajuchos indignos que ganaron la mayoría en las elecciones a La Asamblea Nacional en el año 2015, se convirtieran hoy en los detractores más fogosos de su propia patria. Y es que asombra el odio con que ven a un pueblo que voto o no voto para que ellos asumieran tan importante cargo en tan peculiar momento patrio. No habrá registro histórico alguno donde nacionales se suiciden y asesinen un pueblo solo por el odio político y las ansias de poder, solo para saquear recursos que esta bendita tierra regala a sus hijos habitantes.

Y es que sin ápice de vergüenza danzan por el mundo defenestrando de su país y su gobierno (solo porque ellos no han podido ganarlo) y lo peor van en nombre de una institución tan sagrada para los tiempos de cambio social que llegaron a Venezuela como lo es La Asamblea Nacional. Cambios por cierto, ellos anhelan robarse su creación y sin desvergüenza dicen "seguirán las misiones". Les restriegan en la cara a los venezolanos su viajadera por el mundo, dejando estiércol político a su paso para ganar indulgencia delante, de los poderosos internacionales interesados en saquear nuestro país con sus corporaciones mercantiles; asesinas de pueblos y de la naturaleza.

Lo que más repugna es su comportamiento anti natura, su desfachatez, su deslealtad y su irrespeto a la soberanía nacional, órgano intocable en el amor patrio. Llenos de whiskys, pero vacios de alma han ido de avión en avión a vender sus conciencias, su curul y hasta sus hijos con el solo propósito de que salgan los chavistas del poder, aunque sean legítimos ganadores del las contiendas electorales en 18 años. Ese respirito que les dio un pueblo en el 2015, sea cual sea la motivación, los emborrachó, y drogos van por la corona sea como sea. Sobre todo vendiendo la patria así sea al peor postor.

Llevan los indignos y su comparsa un carnaval por tierra y aire, por agua y por twitter, en barco o wasap, con selfies o telegramas etc.etc. El asunto es que su mentira los ha hecho clientes de hoteles y transportes internacionales, también de embajadas enemigas del chavismo. Lo bueno para Venezuela es que en todas partes protestan contra ellos, contra sus consortes y hasta en contra de sus madres. Su gastadera viajera como que no tiene dolientes a menos por supuesto, que los esperen en esos antros con los gastos pagos, o quizás, a cambio de alguna información nacional de seguridad.

En los organismos internacionales ya son cansones, todas las mentiras se les han caído, ya perdieron la cara, el maquillaje y la vergüenza. A muchos de ellos no los conocen en sus respectivas circunscripciones electorales, pero si los conocen en Europa, y en los mercados internacionales donde compran patrias a quien las lleva para venderlas. Los conocen en la frontera con Colombia donde hacen trato con dólares narconegros y con los asesinos paramilitares. Los conocen en Maicao por donde algunos de sus iguales, prófugos de la justicia venezolana, han salido huyendo para no pagar sus crímenes.

En sus mismas organizaciones políticas practican la traición, le dan rienda suelta a su ignominia y se apuñalan de frente y de espalda. No hay lugar donde vayan y que no dejen la pesadez de sus espíritus arruinando la armonía de los escenarios. Su retorica son letanías ociosas que solo trastocan a sus comparsas armadas con odio, racismo, deslealtad, fascismo y traición. Solo el odio al chavismo los mantiene de pie y armados para matar. Solo el odio los encamina a traer destrucción patria. Solo el odio los duerme para soñar terrores a sus compatriotas. Solo el odio los lleva a bailar una tragedia nacional.

Solo el odio los lleva a bailar la bulla miserable que se forja en La OEA para derribar el monumento patrio de la independencia y la libertad. La bulla miserable mediática de noticieros, titulares, reportajes y personajillos que se acobijan en su sucia diplomacia de bufones imperiales. La bulla miserable que los diputados caraqueños de la MUD bailan hoy no es más que una muestra de la pequeñez política con la cual están forjados lastimosamente ese grupo de seres que en mal momento llegaron a tomar riendas el poder legislativo venezolano.

Bueno no hay mal que por bien no venga, aunque sea miserable. Ya tendremos un mejor futuro lejos de sus miserias y necedades, de sus mentiras y sus intrigas, de sus malas influencias y sus sofismas políticos.



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Pedro Barrera


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