Uno de los aspectos más irritantes (para propios y extraños) de la propuesta de Constituyente del Presidente Maduro, tomando en cuenta el debate público desatado, es el de la llamada "sectorialización", eso de que la mitad de la ANC sea electa de acuerdo a su pertenencia a un "sector social". A este aspecto, lo han calificado de "trampa" y hasta de "corporativismo fascista". Es comprensible, porque las pésimas condiciones de credibilidad de la cúpula del estado-Partido-Fuerzas Armadas, da para pensar mal y acertar. Otros aspectos irritantes es que se eche a un lado la Constitución de Chávez y se opte por cambiarla, cuando al mismo tiempo se le reconoce su "perfección".
El propio presidente afirmó que el objetivo general de su propuesta es el de lograr la paz. Evidentemente, más bien, parece haber sido contraproducente su planteamiento. La impresión general es que las tensiones han crecido y hay una aceleración de la descomposición del respaldo al gobierno.
Eso de la "sectorialización" obstaculiza el objetivo de la paz. Sobre todo porque la propuesta de Constituyente se hace EN LUGAR DE las elecciones pendientes y previstas constitucionalmente.
Por cierto, ya en las calles hay algo más que clase media del este de Caracas o el norte de Valencia o zonas análogas en otras ciudades. Ahora, apareció otro actor: grupos de malandros que abren las santamarías y ayudan saqueos en los cuales cuidado si ya participan sectores populares. Recuerdos del 27 de febrero de 1989. Estamos ante la aceleración de una situación de anomia. La diferencia es que el gobierno parece mantener el control de las FFAA y la policía. Bueno: este es un gobierno de las FFAA.
Creo que cabe una aclaración, siendo comprensivos con el presidente Maduro. No creo que se deba a un presunto "fascismo corporativista". Hay que ver la trayectoria y la formación de izquierda de Maduro, para darse cuenta de que, más bien, esta visión de las cosas responde a la confusión, que ya es endémica, entre los organismos del Partido, del Estado y hasta de las FFAA. Explico: como el Partido tiene "frentes de masa" y las Comunas no se sabe bien si son organizaciones autónomas de masa u organismos funcionales del gobierno, Maduro asume que la Constituyente debiera trasplantar esa estructura. Pero hay más.
Toda la llamada "izquierda latinoamericana" de las primeras décadas, surgida en parte de las discusiones del Foro de Sao Paulo alterglobalizador, cobijó a los "movimientos sociales" que incluían, como innovación, las organizaciones de sectores, como las mujeres, los indígenas, los ecologistas, los gays y otros movimientos "temáticos", que luchaban por su reconocimiento. En algunos países, sobre todo en estados Unidos, lograron lo que se llamó "acciones afirmativas" en forma de cuotas en universidades y demás organismos, para los negros, las mujeres, etc. Se trató de una forma de "discriminación positiva", por la cual se compensaba la posición de desventaja de esos sectores, dada su marginación por su condición cultural, raza o de género.
Por ello, tal vez, interpretando en el mejor de los talantes, la propuesta del presidente refirió a la representación de la "diversidad". Pero ésta no es pluralismo. Pluralismo, como se sabe, es otra cosa. Se deriva de la libertad de opinión, organización y participación de cualquier democracia. En todo caso, esa diversidad puede respetarse si los sectores se organizan para postular sus candidatos. Pero nunca puede convertirse en un privilegio para algún sector (digamos, por ejemplo, las Comunas, los sindicatos, los consejos comunales; mucho menos, los Claps) por encima del principio de la igualdad de los ciudadanos y su libertad (y responsabilidad) individual. En todo caso, vale para la representación indígena y tal vez para pedir que la mitad de la ANC sean mujeres. Pero hasta allí. Lo demás sería trampa y desvirtualización de la Constituyente.
Eso es diferente al corporativismo que animó, efectivamente, al fascismo europeo. En él se asumía que todo el poder debía residir en el estado y, por tanto, los sectores sociales, entendidos como sindicatos y gremios, debían tener representación como tales en los organismos del estado, en oposición y negación de los ciudadanos considerados en forma individual. Fue la respuesta de los fascistas a la idea de ciudadanía republicana del siglo XIX, basada en la igualdad de los individuos ante la ley y el rechazo a cualquier privilegio.
Aplicar esa "sectorialización" hoy, sobre todo en una iniciativa que se propone como democrática, revolucionaria, y buscadora de la paz, es un grave error, que debe corregirse de inmediato. Se acaba el tiempo para buscar y conseguir la paz y el diálogo. El presidente debe rectificar en bien de una opción política, el chavismo, que ha significado tanto en la historia contemporánea de Venezuela y toda América Latina.
Por ello, como alternativa, proponemos un referendum para aprobar las condiciones de elección y composición de la Constituyente. Esa es la solución democrática.