Con las recientes manifestaciones de calle, como trancazo, plantazo, entre otras designaciones, la oposición venezolana, en su ala más radical, ha mostrado su talante. Esto me hace pensar que no estoy del lado equivocado, sino en el correcto, el que apoya la Asamblea Nacional Constituyente para reivindicar el poder popular.
Hace unos días, una opositora defecó en plena vía dejando ver su estado de perturbación mental, mejor lo alienada que está, además de su nula educación. Luego, en otra concentración, unas quedaron en sostén mientras otras más "osadas" en topless. El objetivo, ninguno. Quizá ridiculez o desfachatez. Otras han dejado ver algo más. Todas ellas han perdido el pudor, si alguna vez lo tuvieron. Ahora la MUD se pregunta si seguir o no con esas "protestas", entiéndase actos terroristas: llevan 39 muertes. Por cada una pagan 300 mil bolívares, así se ha podido comprobar.
Antes de llegar a esa cantidad de muertos, el presidente Nicolás Maduro pidió al CNE la pronta realización de las elecciones de alcaldes y gobernadores, pero voceros de la oposición, entre ellos Ramón Muchacho, expresaron que solo querían las presidenciales. Estas corresponden en 2018, de acuerdo a la Constitución nacional. El propósito es salir del mandatario y de un modelo plasmado en la Carta Magna que les impide negociar las riquezas venezolanas con el Departamento de Estado de EE.UU que ha financiado aquí el terrorismo.
De igual manera, hace días, apareció Julio Borges reunido en Washington con dos representantes del Gobierno estadounidense. Así el diputado de Primero Justicia vende la soberanía y habla de derechos humanos, en tanto se presume su responsabilidad en los homicidios que resultan de tales acciones subversivas, como lo denunció el ministro Ricardo Molina. Finalmente, concluyo que por eso apoyo una Constituyente, que da poder a un pueblo libre, y adversa a un imperio opresor.