Los acontecimientos políticos y la crisis generada por la decisión de la extrema derecha fascista, la burguesía y un sector de la pequeña burguesía o clase media de alzarse en armas, abandonar totalmente la lucha democrática y la legalidad, no para tumbar al gobierno con sus perversas acciones con su pequeño ejército terrorista, sino abrirle el camino a una intervención militar norteamericana avalada por la OEA con un parapeto de ejército interamericano para "legitimar" la agresión. 100 soldados de cada país injerencista (Colombia, México, Perú, Argentina, Brasil, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Paraguay) y 30.000 marines yanquis, como ocurrió en el Bloqueo a Cuba en octubre de 1962 o a la República en 1965.
Pero al margen de lo anterior hay circunstancias que debemos destacar y que son, a nuestro juicio, sumamente importantes, me refiero a lo que a todas luces es la especie de gobierno paralelo que por el terror han instaurado las fuerzas de la derecha terrorista. Si hay alguna enseñanza o aprendizaje político y humano que arrojan estos casi tres meses de insurrección de la derecha es lo que ha sido el "ejercicio del poder" por la fuerza de los grupos terroristas de la Mud y, en particular, del cruel y desalmado grupo voluntad (im)popular, primero (in)justicia, Acción Democrática y otros.
Sin dudas que la experiencia vivida por los habitantes de San Antonio de los Altos, Los Teques, todos los Altos Mirandinos, Chacao, Baruta, Sucre, El Hatillo, San Cristóbal y varios otros municipios de Táchira, algunos de Carabobo y Anzoátegui, municipios del estado Lara, parroquias como El Paraíso, en Caracas; dirigidos por extremistas de derecha que con sus sicarios y mercenarios, grupos paramilitares colombianos, bandas delincuenciales "politizadas" y mercenarizadas, les quitaron el sueño, aterrorizaron sus hijos, han cercado las urbanizaciones y aislado las mismas, han impuesto un permanente toque de queda decretado por esos minúsculos grupos extremistas, donde se destruyeron calles, postes, se incendiaron apartamentos o viviendas, se cobra vacuna, se asaltaron y destruyeron comercios, mercados, depósitos de comida, se agredió a la naturaleza, se toman a la fuerza los edificios de vivienda para desde allí atacar a tiros, bombas, bazookas, cohetes binlanden, bombas molotov, etc., a las fuerzas del orden.
¿Pueden los habitantes de esos municipios y parroquias que tanto han sufrido por toda esa barbarie, independientemente de su inclinación política, inclusive si son de derecha, querer que esas fuerzas extremistas, de dirigentes y "soldados" dementes, que se drogan y cometen vandalaje y hechos tan inhumanos como destruir un CDI, agredir un materno infantil con niños acabados de nacer, con parturientas y personal médico, incendiar un ministerio humanista como el de la Misión Vivienda con 150 niños adentro y mil trabajadores; que "captan" niños y jóvenes, los convierten en mercenarios y los exponen a la muerte al mandarlos a asesinar guardias y policías nacionales, y ponen en sus manos artefactos y explosivos que no saben manejar y se matan como ya ocurrió en varias oportunidades y les dan drogas como captagón (anfetamina más teofilina)?
¿Quieren un gobierno de super extrema derecha, fascista, que le imponen a sus soldados mercenarios que quemen vivos a chavistas y a negros, incendien viviendas de chavistas, cientos de autobuses y estaciones del Metro, pongan guayas para degollar motorizados?
¿Quieren un gobierno de la Mud, de voluntad (im)popular, primero (in)justicia, acción democrática, bandera roja, unete y muchos grupos más cuyos líderes reciben apoyo financiero, militar y logístico de una potencia extranjera como los Estados Unidos del Norte, que es la verdadera voz de mando de toda estos desmanes, barbaridades y un intolerable estímulo del odio entre venezolanos, cuyo objetivo es apropiarse del petróleo y las riquezas del país?
¿Quieren un gobierno de los oligarcas nacional traidores y vende patria como Julio Borges, Lilian Tintori, Ramos Allup, Capriles Radonski, Leopoldo López, Guevara, Blanco, Pizarro y la mayoría de los hoy diputados y diputadas terroristas, que van por el mundo pidiendo la intervención militar extranjera a Venezuela, el bloqueo económico de las grandes corporaciones multinacionales contra el país, el cerco y la guerra económica y someter al pueblo venezolano a una hambruna extrema y violación extrema de los derechos humanos, unos politiqueros que ya han hipotecado al país para entregarlo cuando presuntamente tomen el poder?
¿Quieren un gobierno de los grandes empresarios que buscarán privatizar el millón seiscientas mil viviendas entregadas por la Revolución Bolivariana a sectores proletarios, campesinos, de clase media para dolarizarlas y revenderlas (como lo pretendió Julio Borges con la criminal ley que fue finalmente vetada por el TSJ), incluidas las viviendas de la clase media que miles de compatriotas de la clase media lograron tener y conservas gracias a la gestión del Presidente Hugo Chávez cuando enfrentó con firmeza el agiotismo de los empresarios del mercado de la vivienda, que les habían robado sus cuotas canceladas y conculcado el derecho a las viviendas que estaban canceladas varias veces por aquellas miserables ‘cuotas balón’ o los ‘créditos indexados’ de la banca privada?
¿Quieren un gobierno donde en la muestra actual se desata una guerra bacteriológica con bombas de mierda lanzadas contra los agentes de seguridad, guardias y policías nacionales y contra sus urbanizaciones; la tala de miles de árboles para quemarlos en barricadas que impiden el libre tránsito, derecho humano de todos los habitantes, para ir al trabajo, a los estudios, al paseo, a las visitas; la macabra extracción de urnas con cadáveres de los cementerios para igualmente incendiarlas en las barricadas?
¿Querrían un gobierno de la extrema derecha que un día plantea que una asamblea constituyente es la salida a la crisis política y no la concretan y cuando el gobierno, el Presidente Maduro, apegándose a la Constitución, sí la convoca, el universo opositor derechista se opone, secuestrándole y negándole a una importante masa del pueblo su derecho a participar en el más democrático de los procesos para reordenar el aparato del Estado, sacar al país de la crisis que le ha impuesto la potencia imperialista norteamericana y enrumbar a Venezuela por un camino de progreso, desarrollo y de más justicia social?
En suma, ¿los sectores afectados por la guerra fratricida (80 personas muertas hasta ahora) querrían un gobierno de los bárbaros que hoy han hecho un irreversible daño al país, a la familia, a nuestro pueblo, al comercio? ¿Si con su gobierno paralelo de estos casi tres meses han sembrado el miedo, el terror, la incertidumbre, la desconfianza entre los vecinos, la infelicidad y hecho tanto daño, que se podría esperar si llegasen a tomar el poder por la vía de la fuerza y no de los votos? ¡Una carnicería, una inevitable guerra civil porque el pueblo no va a perder sus muchas conquistas alcanzadas con la Revolución!
Espero que esos sectores que me leen –no los extremistas llenos de odio que están siendo derrotados política y militarmente– reflexionen y, por su salud mental, la de sus familias, se deslinden de los bárbaros, de los terroristas. Nadie les puede pedir que se adhieran al chavismo, si no lo admiten o comprenden o incluso si lo adversan, ese es su derecho a tener un pensamiento político distinto como lo consagra la Constitución, pero lo que si debe privar es la sensatez, la objetividad, no justificar tamaña locura y desatino que los ha perjudicado; no inhibirse, replegarse, enconcharse sino tomar partido, es decir, ir a votar el 30 de julio por la asamblea nacional constituyente, hacer sus propuestas y aportes para una constitución que enrumbe a Venezuela por el camino de la independencia, el desarrollo superlativo y nos convierta en una potencia regional. Son una parte importante del pueblo y deben integrarse al Poder Popular que saldrá fortalecido de la Asamblea Nacional Constituyente.