Pero no votaré por invasores y oportunistas

Me refiero sin duda a la próxima elección para la Asamblea Constituyente. Donde acudiremos a votar por los candidatos a representarnos en la Asamblea, plenipotenciaria, soberana y Poder Originario, que está por encima de todos los otros poderes establecidos.

Y es porque siguen mis inquietudes. En numerosos artículos, incluso desde el primero enviado a este portal en el 2012, que titulé "En el Nombre de Chávez", me he referido a que no ha sido desarrollada la también necesaria revolución cultural. Concepto amplio que imagino abarca grandes propósitos y objetivos, pero de los cuales quiero ceñirme al tema de los deberes que el pueblo debe respetar, luego de habérsele enseñado con frecuencia e intensidad (por ejemplo, en los Aló Presidente) que tenían derechos, que no podían dejar que los in-visibilizaran, que eran dueños, como todos los nacidos en esta tierra de gracia, de sus riquezas. En fin, apreciados lectores, me refiero al tema de la ética en la revolución.

Y de eso puedo escribir ya que tengo alguna experiencia cuando me tocó, por varios años, luchar por recuperar una tierra en Bolívar, zona frágil y vulnerable que debía ser protegida por sus muy especiales características. Se trata sin duda de una franja muy especial, centenaria, rica de árboles tropicales preciosos e innumerables quebradas y cursos de agua que la atraviesan.

Todas las instituciones, invitadas insistentemente y por todos los medios a proteger esta particularísima zona, a defender además el derecho implícito y explícito de la propiedad privada, se abocaron a la tarea y dieron sus respuestas. Esto costó trabajo, seguimiento, perseverancia, y mucha fe en las mismas, mucho creer en el respeto a las leyes, en el compromiso chavista de hacer lo correcto para la salvación del planeta, plasmado en el V Objetivo Histórico de la Patria por el Presidente Chávez.

Sin embargo, todo el esfuerzo de los varios organismos involucrados, Ministerios, Fiscalías, Tribunales, el poner en negro sobre blanco un actuar coherente, sensato, pulcro, en atención al ambiente, a sus leyes, a la protección de la naturaleza, al parecer no ha servido contra la acción insensata de algunos miembros y voceros de Consejos Comunales, sección invitada a participar en esta Asamblea Constituyente.

Integrantes de varios Consejos Comunales en el Estado Bolívar, no han respetado las decisiones judiciales. Entraron en desacato (al igual que la actual AN) y hoy, son invasores y oportunistas. Apoyados por una autoridad local, los propios enchufados, estarán pretendiendo sus curules en la Asamblea Constituyente. Son comuneros que desafían la acción judicial, o sea personas que no respetan la justicia. Son comuneros que se apoyan en la Guardia Nacional Bolivariana gritándoles que ahora la Guardia es del pueblo.

Son comuneros que no han aceptado, con humildad y honestidad, el juicio sensato de los funcionarios y autoridades que saben y conocen. Por ejemplo, de los funcionarios y profesionales del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente. Sí, se especifica que el Ministerio es para el poder popular, pero no significa en modo alguno tener licencia y carta blanca para destruir el ecosistema, las reservas de fauna silvestre, empobrecer las fuentes de agua, quemar bosques vírgenes.

Son comuneros (gran parte colombianos, guapos y apoyados) que decidieron hacer caso omiso de las dos medidas judiciales de protección al ambiente, decidieron permanecer en el sitio, ignorar leyes, sentencias, mandatos. Y son exitosos para hacer que prevalezca la "ley de la selva", en pleno siglo XXI. Son comuneros y campesinos que disfrazados con franelas rojas se atribuyen todos los derechos pero ninguno de los más elementales deberes. Y todo esto ocurre bajo un Gobierno humanista y chavista.

¿Hay que votar por ellos? Indudablemente que NO.

Iré a la Asamblea Constituyente una vez conformada la Comisión para la Verdad y la Justicia. Iré a insistir que estos comuneros, algunos hasta sean constituyentistas, están en desacato. Iré a hablarles de la crasa ignorancia que los mueve a sembrar conucos en un bosque protegido. Iré a denunciar que frente a mis ojos, y a la vista de todas las autoridades involucradas en el rescate, se realiza un ecocidio de grandes proporciones, bajo la excusa de la seguridad alimentaria pero con el objetivo oculto de su aprovechamiento maderable, y, ¿quién sabe? hasta de su inexplorada y potencial riqueza en elementos minerales.

No puedo negarles que la experiencia hasta ahora negativa de algunos personajes, muy conocidos y mediáticos, en sus denuncias sobre el arco minero, me desaniman y me hacen repensar en esta lucha, en mi edad, en los años que me quedan de vida y que aspiraría sean serenos y armoniosos.

Pero ciertamente no votaré por candidatos a la Constituyente que son invasores y oportunistas. Y tomaré fuerzas para seguir elevando un grito de protesta, aunque sólo sea a través de estas páginas, de otras tal vez, tocando puertas y más puertas, y ¿por qué no? avanzar hasta el mismo Salón Elíptico del Capitolio y pedir Justicia.

Apreciados lectores, pero lo haré no sólo en este caso puntual y hasta personal, porque estoy segura que no se trata de un caso aislado. Iré a proponer para la nueva Constitución la enseñanza al pueblo de la ética en la revolución, en todos los niveles. Porque todos sabemos, y permítanme emular al genio de Simón Bolívar, que EL "PODER" SIN PROBIDAD ES UN AZOTE.



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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