Gloria al bravo pueblo

¡Qué grande es nuestro pueblo! En esta peligrosa encrucijada en la que se encuentra la nación venezolana, entendió que el destino del país era su propio destino; que la suerte de la patria estaba y está indisolublemente ligada a su propia suerte. No le importó las angustiosas penurias y dificultades por las que está atravesando en estos momentos; penurias y dificultades, dicho sea de paso, provocadas por sus eternos enemigos que han hecho hasta lo imposible, que han recurrido a todas las acciones, incluso las más tortuosas y condenables, como el terrorismo, por ejemplo, para frustrar y secuestrar sus sueños y aspiraciones.

No le importó tampoco a este noble pueblo las fallas y errores en los que haya podido incurrir el gobierno ni la infame guerra económica a la que ha sido brutalmente sometido. No le importó nada de esto. Y no le importó, porque entendió que lo más importante de todo, lo primero que había que hacer, era salvar a la patria, que era como decir salvarse a sí mismo, porque después de todo la patria es el pueblo, sus luchas, su historia, tc.

¿Pero de qué había que salvar a la PATRIA? había que salvarla de una oposición desnacionalizada, cuyo único objetivo no es otro que entregar el país a la insaciable voracidad, al saqueo desenfrenado de las transnacionales. Poderosas empresas norteamericanas que se desviven por adueñarse, por lo medios que sean, de nuestras fabulosas riquezas, como el petróleo y el oro, del cual somo el segundo o tercer país más productor de este precioso metal en el mundo. Pero también del coltán, de la bauxita, del hierro, de los grandes yacimientos de tierras raras y del torio, Un combustible nuclear mucho más eficiente que el uranio.

Todas estas incalculables riquezas, que ningún otro país las tiene, son las que la oposición quiere entregarle al imperialismno yanki. Sin embargo, en este canallesco empeño, no está sola la oposición. La acompaña, en semejante atentado contra los altos intereses del país, un grupo de mal nacidos, una especie de lumpen del periodismo de opinión, que está siempre dispuestos a venderse por una miserable y asquerosa pitanza.

NOTA: Aquí se ha perdido de vista, tanto por los unos como por los otros, el hecho de que este gobierno es irreprochablemente legítimo, producto de elecciones libres, democráticas y transparentes. Motivo por el cual tiene no sólo el derecho sino también la obligación de defenderse con todos los medios que sean necesarios, contra cualquier intento de derrocarlo o desconocerlo. Y especialmente contra el terrorismo, que asesina y quema personas indiscriminadamente.

El colmo del cinismo: los plutócratas gringos pretenden cuestionar la democracia venezolana, que es la más genuina y auténtica del continente.

Un pan un poco más grande que una mandarina y malo cuesta 350 bolívares. Este panadero aumenta el pan todas las semanas.



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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