El Zulia es definitivo, y no es arrogancia regionalista; pero aquí se está decidiendo la vigencia del proceso revolucionario y el destino de la patria. Así lo ha resaltado el propio Hugo Chávez, en su última visita a nuestro Estado. Ya el CNE en su última jornada de inscripción, informa que aquí en estas tierras caliente, el número total de electores, alcanza los dos millones de zulianos que tendrán el derecho de ir el domingo 3 de Diciembre a votar.
Estos movimientos de nuevos inscritos y los señalamientos referidos, nos obligan a olvidar las discrepancias y el exagerado protagonismo interpartidista, ellas no son la contradicción principal en la presente coyuntura. También obliga a las organizaciones políticas que acompañan y apoyan la candidatura del Presidente a ceder los espacios naturales al movimiento popular, y esto no puede quedarse en discursitos de “revolucionarios participacionista de moda”, se trata de darle poder de decisión a todas las formas de organización y participación social, que se han venido construyendo al calor del mismo proceso de cambio impulsado por nuestro candidato.
Hoy tenemos crisis de militantismo, por no decir, que en definitiva, aun en las agrupaciones políticas chavistas, se vive una profunda crisis estructural de carácter ideológico, moral y de legitimidad. Quizás por eso, con una sinceridad que lo caracteriza, Chávez nos vino hablar acerca de la necesidad de crear una nueva moral, ya que según él, todavía arrastramos la vieja cultura de la cuarta república y el capitalismo.
Nuestra meta es un millón de zuliano movilizados y atrincherados en sus pelotones respectivos, dispuesto para salir a votar el día “D”, y prestos a confrontar a los adversarios en el terreno que impongan las circunstancias; pero eso implica tener la humildad de Betulio González, quien en forma retadora ante estos partidos y como en los viejos tiempo, estaba tirado en la lona , perdón en el piso, a escaso metros y ante los ojos del presidente , quien sorprendido y casi nokeado, paró su discurso y gritó: ¿Pero bueno y que hace Betulio tirado allí en el piso?, y acto seguido, esa gloria del deporte nacional, a punta de gritos de los asistente fue subido a la tarima para tirarse un mini round de sombra con tribilin.
Allí también radica la claridad del presidente, él forcejea y se abrasa con el campeón mundial, para explicarle a sus comandos como es que funciona lo de darle poder a los pobres, y sobre todo, como se construye la gran alianza entre la vanguardia política y el movimiento popular. Ojalá que de aquí hasta lo que queda de campaña, nuestros dirigentes hayan aprendido la lección de estos grandes maestros del combate, y que para la próxima jornada no se les olvide, no sólo invitar a Betulio a la tarima, sino al mismísimo bravo pueblo a votar el 3 de diciembre.