Comentarios de un idiota: El programa de Maduro del 22-A para sacarnos de la crisis

Antes, en esas reuniones o concentraciones informales en la que habitualmente, como en demasía, participa Maduro, había hecho la misma oferta, con la emotividad de un niño respondiendo a las reprimendas de su padre.

-"Te prometo papá que de ahora en adelante me portaré bien y mis notas serán de puro veinte".

El padre acababa de llegar de una reunión de padres y representantes, donde escuchó del maestro guía las quejas acerca del bajo rendimiento y la conducta de su muchacho.

El padre por serlo, hasta por sentirse en el fondo responsable, como no haber puesto la debida atención a la educación y hasta crecimiento de su hijo, le escuchó atentamente y más que creer en aquello lo puso en manos de Dios, se dispuso a enmendarse él mismo y desear que todo cambiase a partir de ese momento. Estaba en juego el futuro de su infante, hasta de la familia y la tranquilidad de su conciencia. En lo inmediato, lo apremiante era desvanecer aquella preocupación.

-"Muy bien hijo mío, voy a confiar en ti y espero cumplas lo que me estás prometiendo".

Como este padre, que lo son muchos, conformado con la simple promesa del hijo, sin poner condición alguna, trazarle ninguna tarea a evaluar con la debida periodicidad, según las circunstancias, con excesiva delicadeza y temor a distanciamientos, parecieran actuar muchos venezolanos hasta ilustres de quienes uno espera tanto y les asigna como demasiada responsabilidad en lo que acontece.

Anoche, una noche de esta semana que termina hoy domingo 18 de febrero de 2008, que cualquier lector informado puede identificar, en una reunión con periodistas de la prensa extranjera, el presidente Maduro ha dicho, palabras más o menos:

-"Tengo fe, el pálpito, que después del 22 de abril, todo cambiará para nosotros".

Y en la continuación de su discurso sugirió que, a partir de ese día, la tragedia que hoy padecemos, sin parangón en los últimos 60 ó 70 años de historia Venezolana, comenzaría a desvanecerse velozmente. Pero todo lo que ofrece es su "fe y pálpito".

No es esta la primera vez que hace ese tipo de oferta. Acude a ella siempre tomando alguna fecha o hecho para usarla como catapulta, soporte o simple referencia. Pareciera asociado al estado emocional, como se cumplen 15 años. Dice uno "Me voy a comer el mundo". Puede ser antes de unas elecciones, como las correspondientes a la ANC, fin, comienzo de año o el día de conmemorar algo de la historia nacional.

-"Convertiré a Venezuela en un país potencia", lo ha dicho tantas veces que por eso mismo, hasta más por la quejosa situación que atravesamos, cada vez son más quienes nada de eso creen. No se Corpoelec y sus apagones tiene algo que ver en eso. Es posible.

Para suerte suya, estando las cosas como están y como son, ningún periodista estuvo dispuesto a preguntarle qué haría en concreto o por lo menos en que fundamentaba aquella fe, lo que parecía no tener nada que ver con planes sino con el auxilio divino. Sobre todo si, hablando de fe y estamos como estamos y lo que anuncian los "rebullones" de Juan Primito, que seguiremos empeorando, pareciera que no hay motivos para esperar nada de allá arriba, donde se asienta el señor, sea el Dios de los cristianos o el Sol de los Incas. A lo mejor Dios mismo está decepcionado y hasta molesto de ver a alguien cómo se deja joder en una guerra, desde dentro y afuera, sin disparar un tiro.

Pero, el presidente no dijo esa noche que a partir del día siguiente, las cosas empezarían a cambiar. No. Al parecer seguirían como venían. Lo que en resumidas cuentas, para no dar más detalles, aumentaría nuestra angustia, el cerco que nos tiende el hambre se haría más agobiante y los males todos se intensificarían. Es decir, antes del 22 de abril, no esperemos nada, apenas si unos bonos que alebrestarán a especuladores y avaros, sino el aumento del volumen de lo que nos viene pasando.

Eso sí, hay que ser justos, aunque sea puro "pálpito", "fe" pura y simple, dijo que todo cambiaría a partir del 22 de abril. Eso parece un consuelo. Sólo dos meses habría que esperar para se produzca el milagro. No hay que planificar nada, ni invertir, ni solicitar que los "amigos nos arrimen la canoa", no hay que joderse pues y menos ponerse a bachaquear. Todo lo que tenemos que hacer es esperar esa fecha, cuando él espera, porque esa es otra vaina u otra razón de fe, ser reelecto presidente de la república. Acontecido eso ¡zas! todo habrá cambiado y cual ave fénix resurgiremos de las cenizas.

Entonces, viendo y escuchando aquello, creí a Maduro, haciendo promesas de buen comportamiento a partir del 22 de abril, eso por supuesto si lo eligen, pero como el carajito, sin plan ni propósito definido. ¡Puro sueño infantil!

Haber estado de comandante en Miraflores por más de cinco años no era para el arranque. Eso sólo fue como una especie de penitencia que nos puso el Señor, cualquiera sea el Dios de cada uno de nosotros, para probarnos en la fe. Y Maduro lo sabe de antemano. Dios le puso allí este lustro a manera de prueba para templarle y comprobar su aguante ¿Si él habla con los pajaritos y estos en su trinar, que para uno es solamente eso, un trinar, le dan mensajes del más allá, por qué dudar que se comunica con Dios? Los Incas, hijos del Dios sol, con este hablaban, pese no habían esas redes de ahora, y a él debían toda su sabiduría.

Por lo anterior, Maduro tiene "la fe, el pálpito" que después del 22 de abril todo cambiará y nos iremos paulatinamente transformando en una potencia. El no dice cómo, qué hará, porque no lo sabe. ¡Ni sospechas tiene! Al día siguiente del 22 de abril, quizás a golpe de una de la madrugaba, cuando se reponga la plataforma que está caída desde hace tiempo, Dios mismo se comunicará con él, no a través de un chirulí, una paraulata o cristofué, ¡misterios, no de la ciencia, sino de los insondables designios del señor!, y le dictará una por una las medidas que habrá de tomar, de las cuales Menéndez, y los ministros que hagan falta tomarán nota, si es que no se les olvidaron en sus casas u oficinas libreta y bolígrafos respectivos. Maduro de eso está seguro, tanto como que la ANC le pondría en las manos la varita mágica para vencer al dólar paralelo y los especuladores.

Y es justo pensar que así sea, que esto lo resuelva Dios. Pues según dicen, Maduro está rodeado y acorralado por el diablo. Tanto que pareciera que sus funcionarios se pusieron del lado de este y el presidente no sabe distinguir quién es quién, menos qué hacer para ser consecuente con sus viejas ofertas y lo que mucha gente buena, justamente por serlo, espera de él.

Pero como uno es mala gente y hasta incrédulo, como que no cree en el pálpito ni la fe de otro, menos en eso de la penitencia cumplida en cuatro años, espera que alguien le diga de manera concreta que haría en el próximo ejercicio presidencial, pudiera ponerse a pensar en no votar el 22 de abril. Los golpes de pecho, viejos discursos y definiciones tomadas de cartillas ya arrugadas, no nos son suficientes.

-"Me comprometo" dice Maduro, por pura fe, "que, a partir del 22 de abril, seré un nuevo presidente. Otro tipo seré".

- "¡Voy hacer de Venezuela una potencia! ¡Tengan fe!" "Bien saben que esta es la última que se pierde".

pelicanocibernetico@hotmail.com



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Armando Lafragua


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