En estos días es obligatorio hablar del fraude electoral que algunos incautos llaman elecciones. Se debe comentar con cuidado de no caer en
el sainete que montaron los candidatos, Maduro y hasta la mud. ¿Cómo hacerlo? Un recurso sería no hablar del fraude sino de los resultados que ya sabemos reposan en las arcas del cne. Hasta se podría hacer una quiniela, y acertar los números es fácil. Sin embargo, lo más importante es cómo quedaría el futuro después del fraude.
Previamente debemos intentar algunas pinceladas del paisaje actual. Lo primero que se constata es la gran debilidad de maduro, del psuv, han perdido el poder de convocatoria; a duras penas, con mucho chantaje, llenan una plaza, adiós a las avenidas, lejos aquellos días cuando cuatro no eran suficiente. El psuv, el partido de Chávez secuestrado como está, no es capaz de carnetizar ni siquiera a la mitad del número de militantes que debía tener, recordemos que nació con siete millones, ahora debería andar por diez, o por lo menos ocho. Es evidente el desgaste del madurismo, cada día es mayor el rechazo dentro de las filas del chavismo. No obstante sabemos que con el poderoso voto de tibisay los números lo favorecerán, maduro saldrá adelante en la falsa contienda, ganará el juego arreglado. Pero, ¿quién gana y quién pierde en realidad?
Abril nos encontrará con una masa desmoralizada, sin razones sagradas para luchar, sin líderes, sin rumbo, sin futuro. Un capitalismo que cada vez es más de extracción de los dólares que chupa al Estado, unos partidos sin credibilidad. Claras señales de fascismo: los colectivos armados, envalentonados por la lenidad del gobierno desesperado buscando apoyo dónde esté. Continúa, por parte de voceros del gobierno, la siembra de una suerte de "Colombiafobia", las declaraciones de Bernal en un programa de tv son alarmantes: dice lo que a todas luces es falso, que "en Colombia hay una cacería de venezolanos", y no contento con esto imputa al gobierno colombiano. Este nacionalismo criminal prepara el objetivo del fascismo; se sabe que el fascismo necesita un grupo humano como culpable de los males, como generador de miedo, y estos insensatos lo están construyendo con los hermanos colombianos, los satanizan. Además continúan con la actitud criminal de hacer campaña electoral con la amenaza colombiana.
Abril nos encontrará con la situación de emergencia económica agravada, la población desesperada, sin esperanzas, sin darle crédito
a las mentiras del gobierno que ya pocos creen. Una masa permeable a cualquier consigna rimbombante enarbolada por cualquier brujo de
ocasión.
Si Maduro gana, y va a ganar, ese fraude es imperdible, perderemos todos. Ahora bien, ¿qué hacer?
Los chavistas, los revolucionarios, tienen el deber de prepararse para conducir al pueblo desesperado por caminos de verdadera redención, tienen el deber de luchar por impedir, que por los errores y la ambición de esta costra, el país derive hacia la barbarie, en manos del primer loquito que se presente. La participación de los chavistas, de los dirigentes, no puede obedecer al cálculo egoísta, tienen el deber histórico de actuar, en medio de esta crisis que entra en etapa de horror. No se pueden rendir, no pueden permanecer paralizados.
Siempre hay posibilidades revolucionarias y más en las crisis. De lo que pase luego del fraude de abril seremos responsables todos.