El fingimiento del SUNDDE o ¡Así es como se gobierna!

Aporrea publicó la noticia y la acompañó con una foto del funcionario correspondiente. La cara del tipo es todo un poema y el gesto de excelente actor cómico. Ni Chaplin en la era del cine mudo hubiera igualado esa actuación. Se dice allí en la nota que, según SUNDDE, por la ley, los comercios están obligados a exhibir los precios de sus productos. Y en la foto, como en correspondencia con la contundencia del mandato, aquel funcionario tiene una cara como de perro bravo. Por ella, si uno viviera en otro parte del mundo y de paso, por estar lejos, se creyese eso que de nosotros dicen, padecemos una dictadura, estuviera imaginando a los comerciantes asustados y en carrera para cumplir ese mandato. Pero quienes aquí vivimos sabemos bien que eso no es más que como un resuello para dar la idea que están en la calle, todos ellos, como un solo hombre, como gustaba decir a los adecos, defendiendo el triste ingreso familiar. Mañana mismo, hasta el propio funcionario que eso dijo, lo ha olvidado y los comerciantes, particularmente en Caracas, hasta cumplirían la medida por uno o dos días, porque por experiencia saben, no les extraña, que pudieran supervisar en ese lapso aunque después también eso olvidarán hasta la próxima bravata. Es una conducta casi ritual que todo el mundo sabe de memoria. Una comedia repetitiva y decadente. Pues si alguna dictadura hay aquí es la de quienes manejan la cadena comercial.

Pero pudo sentirse feliz, hasta como para cambiar la cara, si un avispado e irónico comerciante, pinchó medio pollo congelado con una varita de la cual pendía un cartelito con el precio de de un millón cien mil bolívares. ¡Así es como se gobierna!

¿Pero para qué sirve eso? ¿Por qué el señor del SUNDDE no dice que quien cobre o ponga un precio dual, uno para el pago en efectivo y otro para el electrónico, será objeto de las sanciones previstas contra la especulación y hasta la usura? Pero que no se limite en anunciarlo sino que lo cumpla. ¿Por qué se ha optado como legalizar tan vil procedimiento? ¿Será por eso que dice Julio Escalona que una larga cadena de funcionarios corruptos e infiltrados sabotean al gobierno de Maduro? Pero no hay duda que hay más, pues desde el alto gobierno sobre asuntos como esos que están destruyendo la vida del venezolano y favoreciendo a otro sector, porque la cadena es larga, nada se dice. El comportamiento pareciera el de quien eso ignora. Por eso uno se pregunta, ¿será por oscuros compromisos, impotencia o desidia? En el primer caso, sería por la fuerza de la corrupción, en los otros, que no hay gobierno que eso impida. Por cierto, esto es bueno acotarlo aquí, la estrategia de la opinión originaria de la MUD, no es la de establecer la idea que no hay gobierno, al contrario, insisten por todos los medios que hay una dictadura. Y esta es más bien como gobierno por demás.

Pero la desidia del presidente del SUNDDE, con toda la seriedad de su cara va más lejos. ¿Qué importa o de qué vale pongan precios si al día siguiente cambian los papelitos y las cifras en ellos vienen nuevas? Mientras SUNDDE se vuelve a enconchar y desaparecer para que nada de eso se estropee.

En este país, los empresarios, comerciantes, grandes y pequeños no se guían por regla alguna que emane del gobierno, ni siquiera por los costos y, hasta se ha dado el caso, tampoco por el dólar paralelo. Ha habido momentos que este se ha detenido y hasta descendido y los precios no paran de subir. Y eso sucede, aunque pueda dolerle a alguien, aunque no más que a los asalariados, porque que quienes compran y venden no le paran a norma alguna, moral o coercitiva y por supuesto al gobierno. Por eso, el jefe del SUNDEE dice aquello y pone una cara para fingir lo contrario de lo que en verdad es.

La relación entre precios y salarios es descomunal, tanto que si uno hace un cuadro de esos que suele usar Pascualina Curzio para demostrarnos como le hacen la guerra económica al pueblo, porque es este quien lleva los leñazos, mientras el gobierno mira, pega gritos y pone la carota, cuando se siente avergonzado, porque por regla general de nada se percata, verá las líneas que se alejan tanto como un amor que se acabó. Pero se quedaría corto ese como paisaje desierto, si las líneas expresan la relación entre costos y precios. La separación es mucho mayor.

Porque a los empresarios y comerciantes, a lo largo de toda la línea, les trae sin cuidado el costo de un producto, menos lo que diga norma alguna, al momento de colocar los precios. Pues ellos pondrán los que le venga en gana. El primero que lo hace es seguido por una multitud. Para eso están las redes sociales y además no hay ningún impedimento, como gobierno que eso evite ni organización popular alguna que sienta el dolor de la gente. Hay pues una cartelización de precios amparada en una oscura red de operadores y un Estado sordo, ciego y además maniatado.

La venezolana, a la que alguna gente del gobierno, no entiendo por qué, suele asociarla de alguna manera con el socialismo, parece más bien el paraíso de los empresarios y hasta de los comerciantes pequeños, pues pueden comprar una cosa a un costo y en breve venderla a la que les venga en gana. Aquella hegemonía de la cual le gustaba hablar a Chávez, expresión que no me gusta porque pese sirva para alguna caracterización, buena para los análisis y conversaciones entre intelectuales, pero inapropiada para hacer política, impera entre nosotros y ella es la que imponen quienes controlan toda la red comercial y los banqueros. Por eso, cuando uno lee al tipo del SUNDEE diciendo lo de poner los precios, mientras se olvida si eso tiene alguna concordancia con costos y normas al respecto, acompañando su proclama con una cara de jefe civil gomero, pensamos que el tipo está convencido que somos unos cogidos a lazo. Ellos, los comerciantes, si no fuesen tan descarados y demasiado prepotentes, como para alegar que carecen de papel o formas para exhibir esos precios adecuadamente, pudieran hacerlo tranquilamente y especular como en orden y total solidaridad de SUNDDE. Pues es muy poca cosa lo que este organismo les pide. Una simple formalidad. Que le permitan hacer creer la gente que algo hacen.



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Armando Lafragua


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