Conocí a ese hombre. La última vez que lo vi fui a dejarlo a las puertas de su Macondo sagrado. Periodista, conversador y hasta conspirador de los buenos.
"Como está el hombre, que hay de Martin, como anda el Curraco". Era su entrada para hacerme referencia a su primo Duglas Bravo, por el cual sentía una especial admiración y un respeto casi reverencial.
Todos sabíamos de su conexión con la fuente militar, nadie como el para adentrase en ese mundo infranqueable de charreteras y murmullos cuartelarios; del cual, como quien tenía un tesoro escondido, informaba a cuenta gotas, solo a las mas seguros de mantenerlo en silencio sepulcral.
Las dos veces que fue a mi programa radial lo hizo acompañado de su primo. Siempre quise sacarle unas palabras al aire y como Maestro de Maestros del periodismo venezolano y, dueño de una humildad infinita decía: "hablen ustedes, hablen ustedes".
Conocí a este hombre en mis andanzas de diputado al Congreso de la Republica y en las lides que desde el MAS protagonizábamos con Luis Homez, siempre iba a conversar y también a conspirar.
En los días duro de las protestas estudiantiles y "La Salida", un domingo en la mañana recibí su llamada: "Ponte en la esquina de 5 de Julio con Milagro, alguien te va a buscar". Mi asombro al llegar al sitio con el Poeta Tito Núñez Silva, allí estaban casi todos los muchachos protagonistas de las batallas, que en esos días se daban en la ciudad contra el gobierno. Argenis acompañaba a su primo el legendario Duglas Bravo, quien promovía un gran conversatorio sobre la historia de las luchas estudiantiles en Venezuela.
Ese día vi a un Argenis, mas que un periodista, a un hombre de riesgo y combate por la democracia. En esos momentos casi todos esos carajitos, como suele decir Duglas, eran buscados por los esbirros del gobierno, y Argenis, como un carajito más estaba allí, compartiendo sus vivencias y escuchando las historias, memorias de su primo y compañero de secretos militares.
Conocí a este hombre, amigo de los amigos, amigo del Zulia, ejemplo de generaciones futuras, quien como guardando otro de sus secretos mágicos, de vez en cuando le decía a uno: "Yo soy de la Cruz de Taratara, de allá, de la Sierra de Falcon".
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