En medio de una virulenta campaña mediática que confunde, altera los nervios y distorsiona realidad que nos circunda, y que además está empeñada en sembrar odios y miedos, mi decisión irrevocable es la de asistir al acto electoral y ejercer mi legítimo derecho. No pretendo con este escrito decirle al lector por quién votar, lo que sería una enorme falta de respeto, en cambio, sorteando la fragilidad humana del olvido, decidí acudir a aquello que llaman el baúl los recuerdos. En este artilugio he encontrado razones más que suficientes para justificar la orientación de mi voto, que en todo caso no será un cheque en blanco para cualquiera de los candidatos, si no un vehemente reclamo a líderes y pueblo sobre sus responsabilidades frente al destino que merecemos los venezolanos. En esta voluntad también está implícito mi derecho a repudiar de manera vehemente al sector que hoy está llamando a la abstención.
De ese baúl que pudiera ser el tormento de muchos, solo he extraído algunos acontecimientos que se dieron en Venezuela en fechas recientes, y es así como mi voto será un acto de denuncia y repulsión hacia:
- ¡¡¡Aquellos que valiéndose de una mal concebida inmunidad parlamentaria recorren el mundo entero pidiendo intervención!!!
- Aquellos corruptos que disfrazados de rojo rojitos han cometido el más descomunal desfalco a la nación venezolana, y que hoy viven a sus anchas en países que les amparan como víctimas de este "régimen opresor".
- Aquellos que importaron desde un vecino país formas inéditas de hacer política que incluye la eliminación física del oponente, aparte de traerse a nuestro país otras acciones delictivas nunca antes vistas, como el sicariato, el secuestro, la vacuna, las bombas, la tortura, degollamiento, y la sierra eléctrica, entre otras tantas. (Recordar a: Danilo Anderson, Eliecer Otaiza, Robert Serra, entre centenares de sus víctimas)
- Los que han liderado el más atroz operativo de guerra económica con todas sus estrategias y consecuencias: bachaqueo, acaparamiento y alza indiscriminada en el precio de los productos (medicinas, alimentos, vestidos, repuestos para vehículos y un largo etc.), además del contrabando de gasolina, exportación y reventa de la moneda venezolana, etc.
- Aquellos responsables de la caída abrupta de nuestra economía, causa primera de la migración de miles de venezolanos, incluyendo profesionales de alta capacidad formados -la mayoría de ellos de forma gratuita - por nuestra curiosa "dictadura" venezolana.
- Los que durante 2014 ordenaron paralizar el país en nombre de una supuesta arrechera, prohibiendo a la gente el derecho humano al libre tránsito. Aquellos que por sus acciones impidieron a enfermos y heridos de gravedad, parturientes y pacientes de diálisis, llegar a centros hospitalarios a salvar sus vidas, no importaba si se trataba de niños, mujeres o ancianos. Responsables además de centenares de otros hermanos venezolanos que quedaron lisiados para el resto de sus vidas (Estas estadísticas están aún por revelarse).
- Los que violaban mujeres indefensas, como aquel horroroso caso de la mujer policía en la ciudad de Mérida, acorralada por las fauces despiadadas de violadores que gritaban ¡libertad! (El autor de estos hechos anda libre por el mundo denunciando la dictadura).
- Los que impidieron que una joven en momentos previos al parto pudiera sortear una barricada, abortando en su apartamento una criatura que por supuesto no alcanzó a gritar ni denunciar al mundo aquel horroroso crimen.
Finalmente:
Mi voto irá en contra de aquellos que asesinaron gente a mansalva al mejor estilo de los "camisas negras", nazis de la Alemania de Hitler. La crueldad de los nazis, pareciera haber sido emulada y quizás superada en la conducta desquiciada de opositores del gobierno a la hora de quemar en vivo a un ser humano; acción monstruosa y repugnante que los medios opositores banalizaron como si se tratase de un "reality show". Muchos celebraron frenéticamente estas quemas, otros simplemente callaron. Si se dio el caso de alguna conciencia con remordimiento, no hubo problema, la iglesia se encargaba de darles la absolución, con el mismo regocijo con que hacían sonar las campanas de sus iglesias ante la inminente caída de la supuesta dictadura.
Los hechos que acusan a quienes hoy llaman a la abstención exceden en mucho lo que pueda contener esta lista de hechos repugnantes y definitivamente inhumanos. El lector podrá recordar y agregar muchos más.
En síntesis, el momento electoral que hoy vivimos nos demanda superar dogmas y conductas reptiles, reactivas o simplemente emocionales para con mente crítica y a su vez equilibrada podamos distinguir bien entre Barbarie y Civilización, Ignorancia y Cultura; entre ser vasallos serviles a una potencia extranjera o ser luchadores leales comprometidos en la construcción de una nación de mujeres y hombres libres. La elección que tomemos, deberá transformarse en la mayor lección de dignidad y democracia que podamos dar al resto de naciones del mundo entero.