Esta semana tuvimos el privilegio de ver el documental “Marcha”, producido por Terra TV bajo la producción del cineasta Thierry Derone, en creación colectiva de la Escuela Popular Latinoamericana de Cine, Teatro y Televisión, que recrea un nuevo lenguaje audiovisual basado en las vivencias de un sector que lastimosamente viene siendo marginado y maltratado: el campesino.
Fue una presentación discreta, humilde y cálida, en la sala Antonieta Colón de Parque Central, donde nos dimos cita quienes apoyamos las luchas campesinas porque creemos que de los pequeños productores del campo, Venezuela puede sacar la fuerza para definitivamente transitar el socialismo que soñó Hugo Chávez y también para, de una vez, encontrar una forma económica alternativa al rentismo petrolero.
El trabajo cinematográfico, de 56 minutos de duración, recoge, de manera respetuosa y con mucha plasticidad, las increíbles penurias del campesinado: hombres y mujeres que lo único que piden es tierras para cultivar y así poder alimentar a sus hijos y a la sociedad, tal como lo expresa una campesina en la cinta: “Presidente, mi hijo me pide comida todos los días”. Muestra diferentes momentos de la histórica jornada que arrancó el 12 de julio de 2018, y es un grito desesperado para que las cosas den un vuelco. Parecen decirte: “hey, mírame, estoy aquí y soy como tú”
La Marcha Campesina Admirable no se ha detenido y ya suma muchos más kilómetros a los casi 500 que caminó desde Guanare hasta Caracas, y aunque ahora luzca sombrío el panorama, sus impulsores e impulsoras esperan con optimismo que el presidente Nicolás Maduro cumpla la palabra empeñada en aquella cadena nacional de radio y TV, el 2 de agosto de 2018.
La Marcha llegó a Caracas el 01 de agosto, siendo recibida por un amoroso pueblo pero también por piquetes de la Policía Nacional Bolivariana y de la Guardia Nacional que, haciendo caso omiso de las protestas, no les permitieron el paso al palacio de gobierno, a eso que Chávez llamaba el “balcón del pueblo”. Como una concesión muy especial, debido a la presión de la opinión pública, fueron alojados en las instalaciones de la Universidad de la Seguridad donde pasaron, quizás, la más infeliz de las noches y del recorrido hecho. Al día siguiente los recibieron en ese Palacio donde el alma de Chávez se niega a morir…Ya pasaron más de 60 días y esa victoria temprana, como le llama el campesino Jesús Osorio, se ha quedado frustrada.
Ese día de la cadena presidencial, quizás para retar al presidente Maduro, fueron asesinados en La Escondida, Barinas, Orlando Reyes Parra, Pedro Vielma y Ramón Rosario, compañeros de lucha. Antes corrieron la misma suerte Jesús León y Guillermo Toledo, también en Barinas. Pero a estos crímenes a manos de sicarios, terratenientes y latifundistas les antecedieron los de más de 300 campesinos y campesinas. La mayoría de estos casos siguen en completa impunidad.
El documental “Marcha” está dedicado a Reyes Parra, “Parrita”, quien arrancó con la marcha campesina pero se devolvió a su predio para resolver unos problemas. Con lágrimas y aplausos fueron honrados los caídos. Las heridas siguen abiertas pero nada de eso debilita el compromiso campesino para con la revolución, ni siquiera los funcionarios y funcionarias que han asumido al servicio público y a la revolución como un mero negocio.
Un aporte indiscutible de esa marcha es la TV campesina que abre paso a una nueva “fuente” periodística y a formas de comunicación distintas a las tradicionales que exigen del periodista una sensibilidad especial. El campesinado sigue siendo históricamente invisibilizado no solo por las actuales políticas oficiales sino también por los medios del Estado, pero insurge ahora con mucha fuerza, como un ámbito de interés informativo, como una noticia muy difícil de ocultar. Quizás ese documental no lo pueda ver usted en VTV “el canal de todos los venezolanos”, pero inundaremos las redes con él y será el “pepe grillo” de muchas conciencias.
Porque no es una mera cuestión de economía, es también la lucha de clases, son siglos de maltrato que la revolución no debe ignorar. Una deuda que intentó pagar Hugo Chávez y que ahora la renuevan.
La marcha campesina constituyó, además, un quiebre, un antes y un después, generando que individualidades y movimientos sociales se (nos) unan (unamos) en su causa justa y noble.
Por eso decimos que ahora la “Marcha” es del pueblo.