Con dolor y tristeza recibo la noticia de la partida al cosmos infinito de mi gran amigo y camarada Alí Rodríguez Araque, fallecido en La Habana este lunes 19 de noviembre. Pierde la Patria un hijo digno y sin tacha, un gran patriota. Pierde la Revolución Bolivariana y Chavista un cuadro político insustituible, un experto petrolero de primera línea, un teórico, visionario y estratega que influyó de manera decisiva en las políticas petroleras de Venezuela en una etapa estelar.
El Comandante Fausto, pseudónimo que usó en la clandestinidad y en la lucha revolucionaria de los años 60’, se alzó en armas, como militante del Partido Comunista de Venezuela, contra el gobierno fascista y asesino de Rómulo Betancourt y el partido AD, y fue un valiente guerrillero en la sierra de Iracara, montañas del estado Falcón, donde se destacó por su arrojo.
Poco se conoce de su obra escrita, por ejemplo está "Servir al Pueblo" y "Antes que se me olvide", editado en La Habana en el 2014. Tampoco se conoce que fue uno de los autores más importantes del libro de circulación clandestina (1977), "El imperialismo petrolero y la Revolución Venezolana", 2 tomos, de la Comisión Ideológica de Ruptura.
En estos 20 años de la Revolución, le tocó cumplir, en su condición de líder y hombre altamente capacitado, de revolucionario fiel y hermanado al Presidente Hugo Chávez, altísimos cargos en la conducción de la Revolución, muchos por su condición de experto petrolero, otros como dirigente político, algunos de ellos en momentos de gran peligro para Venezuela por la pretensiones de la oligarquía y la extrema derecha de derrocar al Comandante Chávez. Le tocó, en su condición de Presidente de Pdvsa, enfrentar a la contrarrevolución el año 2002/2003 con el golpe petrolero con el que se pretendió derrocar el gobierno revolucionario.
En aquellos peligrosos y difíciles momentos para el país y para la industria petrolera, donde el sabotaje llegó a extremos insospechados de destrucción, al punto que Venezuela tuvo que importar gasolina de Brasil porque los enemigos de la Patria sabotearon la producción y la refinación. Hay que destacar la serena y valiente actitud que mantuvo a Alí, y el trabajo que realizó de unir y moralizar al movimiento obrero petrolero, creer en sus poderes creadores, que con todo el incuantificable daño hecho por Giusti y los saboteadores de la llamada Nómina Mayor, vencer a los traidores y saboteadores y rescatar a Pdvsa que estaba por el suelo. Allí el camarada Alí no solo se destacó como gerente, sino como dirigente político, el antiguo jefe guerrillero actuaba como el organizador que era y le hizo un aporte al país, a la industria petrolera, aporte pocas veces conocido y menos, reconocido.
Ya en la lucha legal, después de la diáspora que sufriera la izquierda venezolana, alejado del Partido de la Revolución Venezolana, posteriormente desaparecido, organiza el grupo Tendencia Revolucionaria. Todo eso queda atrás con el advenimiento del proceso revolucionario que inicia el triunfo del Comandante Chávez en diciembre de 1998. Hay que destacar que Alí jugó, como muchos revolucionarios de entonces, organizaciones políticas de izquierda, un papel importante en el alzamiento del 4 de Febrero.
Me tocó ir en abril de este año a Cuba, como miembro del Comité Organizador del Coloquio ‘Hugo Chávez Frías, la pasión que nos une’, a realizarse por tercera vez en julio en la ciudad de Santiago de Cuba. Nos planteamos entonces el camarada cubano Vitelio Ruíz Miyares, pivote fundamental en la organización del Coloquio, y yo, visitar a Alí Rodríguez en la Embajada de Venezuela, en La Habana. La idea era proponerle que la Embajada de Venezuela asumiera el III Coloquio ‘Hugo Chávez Frías, la Pasión que nos une’ y lo promocionara para así darle más fuerza al evento.
Llegamos Vitelio y yo a la Embajada de Venezuela. Alí nos recibió con alborozo, nos dimos un fuerte abrazo y conversamos un largo rato. Recuerdo que sintió mucha emoción cuando le explicamos nuestro permanente interés por estudiar, promover y difundir el pensamiento del Comandante Chávez en Cuba, en Venezuela y en el mundo, en lo que andábamos desde hacía tres años. Estuvo de acuerdo en darnos el apoyo de la Embajada. Luego evocamos diferentes momentos de las luchas pasadas, las lucha contra el puntofijismo adeco/copeyano, las luchas de la Revolución y los peligros y retos que ésta tenía ante si. Hablamos mucho del Comandante Chávez y sus enseñanzas. En un gesto de camaradería intercambiamos libros escritos por cada uno. Yo le entregué la biografía que escribí sobre el Comandante Fidel, "Fidel Castro, huracán revolucionario de América". Tomó el libro entre sus manos, lo hojeó, leyó el índice y me dijo: "Se ve muy interesante, lo voy a leer y después te doy o envío mi impresión de esta obra, por cierto creo que es la única obra escrita por un venezolano sobre el Comandante. Te felicito por ese esfuerzo", me dijo. Acto seguido sacó de una gaveta de su escritorio su libro: "Antes que se me olvide", una extensa conversación con la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde. "Léela, te va a gustar, está prologada nada más y nada menos que por el Comandante Hugo Chávez".
Terminó la conversación y quisimos tomarnos una fotografías con él, para capturar esos momentos irrepetibles. Me acerqué a su silla y vi la dificultad que tenía para pararse, lo tuve que ayudar. Finalmente, después de casi dos horas conversando, nos despedimos de este camarada maravilloso. 7 meses después de aquel grato encuentro, fallecería en La Habana que tanto amó. Una tristeza profunda nos embarga, perder un hombre de esa estatura no es poca cosa, pero quedan sus enseñanzas y el compromiso por compilar y editar toda su obra, precisamente para que esas enseñanzas perduren.
