Jueves, 04 de abril de 2019.- En momentos en que por fuerza de las circunstancias que vivimos todos los caminos parecen cerrase y cercarnos, en una combinación que nos invita a pensar que todo conspira en nuestra contra, es fácil que el fantasma de la Depresión nos rodee y se apodere de nuestro espíritu, haciéndonos ver la vida, todo, como si estuviésemos al borde de un profundo precipicio y a punto de caer.
Es un sentimiento que está al acecho y se va apoderando de nuestro ánimo, lentamente, haciéndonos percibir al mundo, como un lugar eminentemente hostil donde es casi imposible vivir dignamente.
En la circunstancia actual que estamos viviendo en Venezuela, en donde una combinación de problemas económicos y políticos exacerbada y donde las fuerzas sociales enfrentadas, opuestas, encontradas, tensas, están sin posibilidades aparentes de sostener un diálogo constructivo, añadiéndole la tremenda presión internacional, vemos que este momento se ha transformado en un caldo de cultivo óptimo para que la Depresión de rienda suelta a sus malévolos impactos sobre la población.
Debemos estar atentos a sus manifestaciones tanto en lo individual como en lo colectivo y tomar las medidas necesarias para evitar que se apodere del espíritu de la Nación.
En una situación, como la que estamos viviendo, indiferentemente del lado de la realidad en que nos encontremos, debemos agudizar nuestros sentidos y no permitir que esta fuerza depresiva se apodere de nosotros, induciéndonos a la inacción y a mirar al futuro sin ninguna ilusión ni posibilidades de avance, de mejoría.
La queja constante, el mirar todo oscuro, el desechar toda posibilidad de mejoría, sin ni siquiera intentarlo, solo contribuye a acrecentar el mal y hundirnos mas en sus profundas grietas.
Este país posee las reservas morales y emocionales para salir adelante y superar la coyuntura accidentada por la que estamos pasando, eso si, es fundamental que permanezcamos alertas y no permitamos que el fantasma de la Depresión se apodere de nosotros.
Cuidado con la Depresión.
