Milicia con caja CLAP y PSUV en liquidación

Las épocas históricas tienen una frase, una acción, un objeto que las caracteriza. Recordemos el "ta barato dame dos", que nos lleva a la época de bonanza mayamera, cuando malbaratamos un país. O, poniéndonos más serios, recordemos la frase de Bolívar: "Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca", mostraba el vigor de la lucha por la independencia, o en "el por ahora de Chávez". Puede ser una acción, tal como el heroísmo del pueblo soviético en la resistencia del asedio a Leningrado durante la segunda guerra mundial.

También puede ser un objeto, recordemos la bomba atómica que dio nombre a toda una era, que aún permanece. En el trópico, insólito y siempre mágico aparecen caracterizaciones insólitas: una de ellas es el objeto, la acción que determina a la época del madurismo. Veamos.

El 5 de julio, en el desfile madurista-militar en Los Próceres, presenciamos un acto que resume el carácter del madurismo. Se trata del desfile de la Milicia portando cajas clap. Es un claro ejemplo de la conducta de estos tiempos: El madurismo crea una crisis de inimaginables proporciones, y el mismo madurismo aparece como un súper héroe pretendiendo solucionar la adversidad con su caja clap, orgullo de un gobierno rentista pero sin renta. De esta manera confiesa el madurismo no haber podido escapar de la maldición rentista que tanto atacó al principio de su gobierno, imputando a la mentalidad rentista como causante de todos los males. Ahora, sin ningún pudor, institucionalizó la célebre plancha de zinc de los adecos, los planes de emergencia, elevó el pragmatismo, el populismo ramplón a nivel de estrategia militar. Se aparta así de la filosofía chavista que guió a las Misiones: "pagar la deuda social creando conciencia social".

Ahora se trata de una descarada compra de apoyo, intercambio de caja por afecto. Si a esta situación sumamos el carnet de la Patria, los planes de emergencia, debemos llegar a la conclusión de que el desfile de las cajas clap caracteriza muy bien a esta época que podríamos describir como la etapa cuando el gobierno madurista desesperado tomó el camino de la dádiva irresponsable para distraer a la masa de los males que él mismo creó y así mantenerse en el poder "por la buenas o por las
malas". Y de cómo los militares por acción u omisión colaboraron al descalabro del país.

El PSUV, en este ambiente, quedó sobrando. A una política de rebatiña, de improvisación, de mentiras no corresponde una organización política seria, más bien es adecuado un Partido que no ejerce como partido, no controla, no crítica, no crea conciencia, un Partido que no inspira respeto, un fantasma, por eso el PSUV está destinado a desaparecer, a transformarse en una simple fachada, vagón de cola de la costra madurista. Ya la historia juzgará a la dirección que no tuvo virilidad para oponerse a la extinción del instrumento que dejaron a su cargo, que no supo defender el legado del Comandante.

En el desfile, esta época pasó ante nuestros ojos: la caja en manos de la milicia, es muestra de la mentalidad rentista; y el triste recuerdo del PSUV, es la señal de que la política cedió espacio al pragmatismo.

Todo augura un país en graves problemas, que debe construir su salida con la misma voluntad y entrega de los Próceres, haciendo honor al
paseo donde se realizó el desfile…

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Toby Valderrama Antonio Aponte

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