"Aclarado" el concepto de Patrimonio Forestal y las implicaciones del término manejado por nuestra ley de Bosques (artículo anterior) debemos terminar de dilucidar ¿de qué hablamos? ¿De qué debemos hablar? ¿De una política y leyes sobre ecosistemas vegetales, sobre bosques o sobre recursos forestales? ¿De una política sobre nuestro patrimonio forestal? ¿De una política para el desarrollo nacional? ¿Hablamos de una política o de un conjunto de políticas?
Al momento, quiero plantear, proponer, una POLÍTICA PARA EL DESARROLLO FORESTAL DEL PAÍS. Una política ECOSOCIALISTA que, basada en nuestro patrimonio silvicultural, visualice las maneras de aprovecharlo para producir la mayor suma de felicidad posible en nuestra gente, con total responsabilidad ambiental y transgeneracional, y que provoque el cambio de relación vital ser humano - naturaleza.
Obviamente, una política sobre "desarrollo forestal" debe estar enmarcada y acompañada de otras políticas.
Este Desarrollo Forestal debe ser IDEOLÓGICO, CULTURAL, POLÍTICO, CIENTÍFICO, TECNOLÓGICO, SOCIAL, AMBIENTAL y ECONÓMICO. Debe basarse en la conciencia de que los recursos forestales son mucho más que "maderas" y que nuestro patrimonio es mucho más que recursos naturales; debe basarse también, en la certeza de saber que las condiciones que dieron origen y han permitido el devenir humano hasta hoy y para el futuro, dependen estrictamente que sigan ocurriendo en el planeta todos los procesos y ciclos naturales como hasta hace poco más de cien años se daban. Nuestro desarrollo silvícola debe también (y por lo mismo) participar de los cinco objetivos históricos plasmados en el programa de la patria 2019-2025: Consolidar nuestra independencia; construir socialismo; convertir a Venezuela en un país potencia; contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica y; contribuir con la preservación de la vida en el planeta.
Esta "Política para el desarrollo forestal del país" no es una política sobre bosques, ni sobre tierras y tampoco sobre el recurso forestal. Nuestro desarrollo forestal implica el uso de los bosques y demás recursos forestales, implica la potenciación y maximización de uso del completo patrimonio forestal nuestro, implica también la participación activa y protagónica del pueblo venezolano.
Una política para el desarrollo forestal debe estar enmarcada en una política mayor sobre Desarrollo y Ambiente, y debe contener políticas parciales o particulares sobre patrimonio forestal, recursos forestales, tierras, bosques naturales, plantaciones, especies autóctonas e introducidas, participación social y particular, industrialización, exportación e importación; investigación, uso y manejo, conservación, etc., etc. Abordar el tema forestal requiere de pensamiento holístico. Necesitamos urgentemente ponernos a trabajar sobre política forestal (conjunto de políticas atinentes).
Cualquier política de desarrollo forestal que concibamos debe cumplir con lo indicado por nuestro Programa de la Patria 2019-2025; debe apuntar al cumplimiento, entre otros, de los siguientes objetivos nacionales: Preservar y consolidar nuestra soberanía sobre los recursos naturales; lograr la soberanía alimentaria; desarrollar nuestras capacidades científicas y tecnológicas; propulsar la transformación de nuestro modelo económico (dejar atrás el rentismo petrolero); construir socialismo; consolidar y expandir el poder popular; promover una nueva orientación ética, moral y espiritual de la sociedad; profundizar en el desarrollo de una nueva geopolítica nacional y regional, latinoamericana y caribeña; afianzar nuestra identidad nacional; contribuir con el desmontaje del anti histórico y nefasto sistema imperial y neo colonial; proteger y defender nuestro patrimonio histórico y cultural y; contribuir a la conformación de un gran movimiento mundial para contener las causas y reparar los efectos del cambio climático que viene ocurriendo como consecuencia del modelo capitalista depredador regente.
Por tanto, nuestra política socialista sobre desarrollo forestal debe expresar, entre otras, las siguientes intenciones:
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Preservar y mejorar a futuro nuestro recurso forestal.
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Utilizarlo de manera inteligente y prudente.
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Potenciar y utilizar al máximo posible nuestro Patrimonio Forestal.
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Incrementar el patrimonio forestal para legar a nuestros descendientes.
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Desarrollar manufactura asociada a nuestros recursos naturales.
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Beneficiar con equidad a las presentes y futuras generaciones.
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Propiciar la participación protagónica de la gente en el accionar forestal.
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Generar la aparición de nuevas relaciones sociales de producción.
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Ocupar territorio venezolano. Usar nuestros espacios (La conservación, la protección, son maneras de "usar" el espacio).
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Generar infraestructura.
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Mejorar la producción, productividad y suministro de bienes y servicios.
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Aportar a la meta de autosuficiencia diversificación y seguridad alimentaria.
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Servir de instrumento para la cooperación e integración latinoamericana y tropical mundial.
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Generar riqueza colectiva y nacional. Incrementar significativamente nuestro Producto Bruto Nacional (PIB).
Desde el punto de vista estrictamente político, nuestro desarrollo forestal debe ser herramienta para la profundización del socialismo. Con el quehacer forestal deben aparecer nuevas relaciones de producción, nuevas figuras productivas, nuevos escenarios de participación protagónica de nuestra gente. El desarrollo forestal debe servir como instrumento de liberación de nuestro pueblo.
Desde el punto de vista social, la política para el desarrollo forestal que definamos debe estar orientada a otorgar a nuestra gente la mayor suma de felicidad posible, superación de la pobreza, mejoramiento del nivel de vida de nuestras comunidades rurales, campesinas e indígenas, principalmente, pero también urbanas. Debe servir nuestro desarrollo forestal para la aparición de nuevas formas de organización social. El surgimiento de COMUNAS FORESTALES debe ser uno de los principales y finales objetivos.
Desde el punto de vista ambiental, nuestro desarrollo forestal debe significar el mejor instrumento de lucha contra la desertificación, contra el cambio climático, contra la disminución de las fuentes de agua, para el resguardo de nuestra biodiversidad y reservorios genéticos, para la preservación y recuperación de suelos, para la captura de carbono, para la protección de las cuencas hidrográficas, en fin, para proteger y mejorar la calidad ambiental presente y futura, de nuestro país y para el mundo entero.
Desde el punto de vista económico – productivo nuestra política y desarrollo forestal son instrumento valiosísimo de superación del país, de diversificación de nuestra economía, de incremento sustancial de nuestro producto nacional (PIB), de desarrollo armónico de nuestro medio rural, propiciador - generador de nuevas infraestructuras y servicios en vastas áreas nacionales, y elemento dinamizador del eje Orinoco – Apure.
Así mismo, nuestro desarrollo silvícola debe contribuir a la producción y seguridad alimentaria y farmacéutica, nacionales. Frutos, semillas, raíces, cortezas, extractos, sombra para el ganado, nutrientes para los potreros, forrajes y otros, son bienes y servicios forestales que deben ser incluidos en nuestra planificación productiva forestal.
El desarrollo que buscamos debe ser de naturaleza ecosocialista (a diferencia del desarrollo forestal ocurrido en Brasil o Chile, por ejemplo). En este sentido, principales objetivos de esta política (que expondré en la próxima entrega, próximo artículo: Parte III) deben ser las de colmar el país con Empresas Forestales de Propiedad Social (EPS, EFPS), con Núcleos de Desarrollo Endógeno Forestales (NUDES Forestales) y Distritos Motores, con COMUNAS FORESTALES y otras formas sociales (y socioproductivas), y con un tejido empresarial – industrial, privado y público, particular y colectivo, robusto, moderno y de gran conciencia social y ambiental.
Con esta política el Estado venezolano conseguiría bajar significativamente su dependencia de la explotación petrolera, diversificaría su producción, incrementaría importantemente su economía, elevaría el nivel de vida de su población, aseguraría un mejor patrimonio para las futuras generaciones de venezolanas y venezolanos, respondería positivamente a su compromiso con la humanidad y el mundo y, lo más importante, modificaría favorablemente nuestro ideario y cultura y, por tal, la relación pueblo venezolano – naturaleza.
Creo que la mesa, ahora sí, está servida para exponer (en el siguiente artículo) una "propuesta de declaración política sobre desarrollo forestal para la Venezuela ecosocialista del siglo XXI".