Crítica Ácida

Semana Mayor en casa por nuestra vida

La tradicional Semana Santa, también llamada Semana Mayor, anualmente se espera como asueto vacacional, en muchas naciones culmina causando luto por accidentes de tránsito y excesos en el comportamiento, en este 2020 inédito por la tragedia mundial, aplaudo la idea venezolana de transmitir "Cadena de Oración" televisada cada noche, con representantes de las religiones que en Venezuela conviven amparadas por nuestra libertad de cultos, contemplada en la Constitución de 1999 aprobada por votación popular.

Cito al Sumo Pontífice católico Jorge Bergoglio, primer Papa latinoamericano, quien en El Vaticano guarda los requisitos de la OMS a fin de evitar el coronavirus, y junto a un grupo de religiosos guarda distancia con ellos y con los acólitos de la misa, "Mirad a los verdaderos héroes de estos días. No son los que tienen fama y dinero sino los que se dan a sí mismos para servir a los demás", afirmó en la homilía del Domingo de Ramos.

Una lección "Urbi et Orbi" del Papa que prohibió le llamen Francisco I desde el comienzo de su Papado. Esta vez agregó en ejemplo hacia la grey que "Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, recordemos a Jesús que nos dice a cada uno, ánimo, abre el corazón a su amor y sentirás el consuelo de Dios que te sostiene".

En la historia, Semana Santa 2020 marcará signo de nuevos tiempos enseñándonos a vivir y colaborar entre nosotros, creer y comprender, respetar y tolerar pensamientos opuestos. Que la humanidad sea como DIOS dijo en cualquier forma que usted conciba al Altísimo, con el más puro llamado de conciencia. Ante la adversidad quienes más pierden son aquellos que por intereses mezquinos se niegan a aceptar la realidad de los fenómenos naturales.

Podemos aprovechar la cuarentena para consultar y entender la vigencia imperecedera de referencias bíblicas, pasados más de dos milenios de los hechos. Ante el Cristo crucificado soldados del imperio que decidió matar a quien los enfrentó con moral al servicio de hombres y mujeres de buena voluntad, se repartieron las vestiduras de Jesucristo como hoy lo hacen grandes potencias, robándose entre sí y cometiendo trampas salvajes con respiradores artificiales, mascarillas y otros insumos del combate y protección a la pandemia Covid 19.

 



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Luis Sánchez Ibarra


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