La lógica de la Academia, y la Práctica de la Ciencia

El Informe "Estado actual de la epidemia de la COVID-19 en Venezuela y sus posibles trayectorias bajo varios escenarios", publicado el 08 de mayo de 2020 en la página de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales dice, "Si cada individuo de la población pudiese ser diagnosticado y los infectados aislados, podría interrumpirse la transmisión del virus y la epidemia desvanecería" (p. 6). Dicho esto casi tres meses después de que el gobierno iniciara acciones de manejo sobre la pandemia, suena a verdad de perogrullo, sopa fría o periódico de ayer.

Pero la frase es muy "IF", muy al estilo del desideratum contenido en el famoso poema de Rudyard Kipling, partiendo siempre de un "If you can...", "Si puedes tal cosa, o si puedes tal otra, entonces..." Es decir, el condicional "Si (...), entonces (...)", muy clásico de la lógica, no muy matemático, pero sí muy formal. Hasta ahí, no hay nada que contradiga lo que ha hecho con gran esfuerzo el estado venezolano mediante su organismo rector en esa específica materia, como lo es el Instituto Nacional de Higiene "Rafael Rangel" (INHRR), junto al Ministro de Salud, el Dr. Carlos Alvarado; cualquiera con sentido común estaría de acuerdo con el refrito que presenta la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales.

Las conjeturas académicas que ponen en duda el trabajo de la ACFIMN aparecen después, cuando afirman, "Se ha demostrado que los países que han logrado reducir el impacto de la epidemia con mayor éxito, lo han hecho maximizando la cobertura de las pruebas PCR-RT" (p. 6). Todos quisiéramos saber sobre esta "demostración", porque la cobertura de las pruebas ha sido progresiva y cabalgando sobre el avance de la curva, y tomando en cuenta que su aplicación no es gratuita en la mayoría de los países, estaríamos hablando de asimetrías que no permiten generalizar esta experiencia como base referencial, a menos que estemos anulando franjas poblacionales importantes en cada país distinto a Venezuela.

No tengo dudas de que la frase, "Se ha demostrado..." ha tenido en este informe un uso decorativo: China no necesitó 1400 millones de pruebas para someter la pandemia en cuatro meses con un mínimo estimado de pérdidas de vidas; por el contrario, EEUU y otros países ni siquiera han democratizado las pruebas, que en general tienen un elevado costo, por lo que no puede pensarse que esta prueba se aplica al mayor número de individuos en todos los países, a menos que las paguen.

Más adelante el informe de la ACIFMN recula hacia la verdad, y reconoce "Aunque esto es sólo factible en teoría..." construyendo una frase en la que hacen una fiesta y todos quedan contentos. Después, el Informe se recompone sobre un pequeño giro malévolo que ataca la capacidad manejada por el país en materia de pruebas PCR, afirmando que el único que puede hacerlo es el INHRR (por ser el organismo certificado por la OMS), lo que "equivale a un promedio de 150 PCR-RT por día". De esta afirmación deviene la siguiente: que Venezuela tiene un Subregisro de casos de COVID-19.

Tomando en consideración la fecha del Informe (24 de abril de 2020), puede observarse la omisión acerca de los instrumentos tecnológicos con los que ya contábamos: máquinas en el INHRR con capacidad, cada una, de unas 400 pruebas diarias; el Laboratorio Móvil de Virología que el INHRR apostó estratégicamente en Táchira como barrera predictiva para atender los casos que llegarían por esa frontera. Adicionalmente, llegado el momento, el Decreto del Estado de Alarma permite disponer de los equipos tecnológicos de las clínicas privadas con capacidad para este tipo de pruebas. El modelo utilizado por la ACFIMN descarta esta información contextual, y se coloca sobre los datos de la situación de Italia, que comprende causas de hipercontagio como las grandes concentraciones de personas en los partidos de fútbol.

La página 7 del Informe es todo un hallazgo de capacidades médicas en Venezuela, aunque de forma artera la ACFIMN trata de disminuirlas haciendo una comparación poco exitosa entre datos que naufragan en la realidad. El Informe, que presupone el éxito de la contención en el número de pruebas aplicadas, compara el caso de Venezuela con Colombia, Ecuador y Perú, en las fechas en que Guayaquil sufría las escenas de horror que dieron la vuelta al mundo. En este punto el Informe se vuelve inútil por su irrelevancia contextual: la metodología para la obtención de datos en Venezuela, basada en un esquema de información por familia (encuesta del Sistema Patria) permitió aplicar pruebas con mayor eficiencia, según población en riesgo. De allí que resulta inútil la comparación entre Número de Pruebas por cada 100.000 habitantes, si en Ecuador, Perú y Colombia la aplicación de pruebas se hizo bajo patrones disímiles: dichas pruebas en Ecuador, Perú y Colombia no están a disposición de toda la población debido a su alto costo, puede considerarse que sus respectivos subregistros de contagiados era muy inferior a la realidad del momento. El patrón sólo sería comparable si las PCR de todos esos países con los que la Academia comparó a Venezuela, fueran gratuitas. Como muestra, Colombia no ha contemplado la aplicación de pruebas en migrantes y otra población en riesgo (vrg. los venezolanos), situación demostrada por el número de connacionales que regresan contagiados y sin haber sido atendidos.

Al haber aplicado Venezuela, según la ACFIMN, 258 pruebas/100.000 hab, demostró mayor eficiencia que las miles de pruebas utilizadas en Colombia, Perú y Ecuador, en donde el número de casos positivos de COVID-19 y de fallecimientos ha sido muy superior.

La página 15 del Informe presenta las limitaciones del trabajo, que rigen el contenido metodológico del modelo predictivo utilizado: "Para verificar que el modelo proyectara correctamente el número de casos nuevos y el momento en el cual se han producido esos casos, se puso a prueba con los datos de Italia, "uno de los países que ha pasado su primer pico". Aunque algunos parámetros pueden variar entre países, el modelo se parametrizó con algunos valores reportados para Italia y otros se modificaron intuitivamente de acuerdo a información cualitatia disponible sobre la intensidad de la respuesta de la población y cambio en la movilidad de la población a lo largo de la epidemia". Para la ACIFMN en Venezuela sólo se ha demorado el desarrollo de la epidemia, porque la población ha estado confinada en las etapas iniciales. Esta explicación también es producto del modelo matemático utilizado, aunque expone claramente que los parámetros han sido los de Italia (que para finales de marzo tenía más de 12000 fallecidos, y en la tercera semana de abril, fecha del Informe, esas cifras se habían duplicado).

Como resultado del modelo, los tres escenarios contemplados arrojan que entre junio y septiembre Venezuela tendría un reporte diario que iría desde 1000 a 4000 casos por día, con todo el riesgo de fallecimientos que esto implica. Esto es comprensible sobre la base de los datos manejados en Italia, pero no está claro cuál es la "información cualitativa disponible sobre la intensidad de respuesta de la población", y este dato sería imprescindible, pues en Italia, España, EEUU y otros países con mayor tendencia a privilegiar la economía, la reclusión de la población fue tardía, el uso del tapabocas llegó en última etapa, y se mantuvo el funcionamiento de bancos, supermercados, centros de estudio y otros locales hasta mucho después de haber detectado el primer caso infeccioso.

Lograda la identificación de cuántas personas están infectadas, según PCR-RT, es fácil aislarlas y cortar absolutamente la cadena de contagio "y la epidemia desvanecería"; lo que haría posible proseguir la vida cotidiana con el resto de la población, libre totalmente para asistir a cualquier lugar que, por supuesto, estaría abierto: Ese es el Sí condicional (Si..., entonces...) e ideal en este caso. En otras palabras, no se detendría la economía. Por eso la ACFIMN insiste en que esos países que "han demostrado éxito" en esta pandemia (¿¿??) van de la mano de la ciencia. En realidad, debería decir este documento: "Si esos paises ricos hubieran hecho mayor inversión en la salud de las personas, teniendo millones de PCR; habrían demostrado no sólo su amor por la ciencia, sino que hubieran controlado absolutamente la pandemia".

Nos toca conducirnos con el periódico de ayer de la Academia y sus oscuros pronósticos; pero, sobre todo, más que con insuficientes insumos, con la estrategia y la oportunidad que nos permitan nuestras propias lógicas, la ciencia y la práctica. Cabeza fría y nervios de acero.



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Carolina Villegas

Investigadora. Especialista en educación universitaria

 saracolinavilleg@gmail.com

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