Tolerancia y comprensión

Recién leímos un sesudo, bien escrito y orientador artículo del ex Fiscal General, Isaías Rodríguez; quien viene demostrando ser una voz ductora dentro del proceso político venezolano, donde sobran tirapiedras, intolerantes y cinco estrellas. Señala Isaías Rodríguez que no es precisamente el proceso electoral venidero lo más importante para el país, pues por delante nos urgen temas más graves que perturban la vida diaria de los venezolanos. El proceso revolucionario no puede verse desde lo electoral solamente, aunque lo electoral sea el espacio institucional para seguir adelante, dando traspiés, pero adelante. Por eso, a título personal, no nos sumamos a aquellos que cuestionan que la prioridad de quienes están a la cabeza del gobierno sea mantenerse en el gobierno. No nos sumamos porque asumimos que la prioridad de un gobierno es sostenerse. Lo contrario sería darle la espalda a los millones de personas que los elegimos.

Es innegable que la intolerancia está presente en muchas acciones y actuaciones del PSUV, en especial en su dirección, y en el gobierno bolivariano; intolerancia que a veces es el resultado de un acto de defensa ante ataques injustos, pero también producto de la soberbia de quién está en la cumbre del poder ante la crítica sana, aunque dura, de quien observa, padece y reacciona desde el seno del pueblo. Podemos percibir la existencia de una tendencia a identificar desde el gobierno estas últimas críticas como las primeras. Eso marca una distancia entre el gobernante y el gobernador, porque debemos ser claros en estos momentos: aquí no gobierna el pueblo. Reconozcamos asimismo, que las condiciones para lograr este propósito no están dadas frente a la amenaza internacional. Realidad que nos impone la opción de una dirección única en el gobierno. Por cierto, esto no tiene nada que ver con lo pensamientos único, pues no creo que en mi caso puedan imponerme un pensamiento similar al de Pedro Carreño.

Así como pedimos tolerancia frente a la crítica y hasta con la disidencia tanto al PSUV como al gobierno, consideramos prudente solicitar comprensión a las organizaciones que acompañan al proceso bolivariano. La situación interna con la Pandemia, el valor del dólar, la mermada producción nacional, la incontrolable especulación, la corrupción generalizada, la problemática del combustible no pueden abordarse como si estuviésemos en socialismo o en vías hacia el mismo. Lejos de esa perspectiva. Pues, sobre esos elementos internos pesa mucho, demasiado, la guerra externa. Sobran, no hay espacio para citarlas, las expresiones de funcionarios del gobierno norteamericano, donde se anuncian pareceres, sufrimientos, situaciones difíciles para el pueblo venezolano de manera que se den las condiciones para la salida de Nicolás Maduro de Miraflores.

Es bueno un grado de compresión para entender por qué el gobierno cede frente a factores económicos internos. Cada día se cierran más las vías para importar alimentos.

Hablar de una burguesía revolucionaria es una exageración, pero no nos podemos negar a alianzas circunstanciales. ¿O qué comemos?



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Pedro Salima


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