Con la velocidad de un rayo, se disipan las letanías de prosperidad, de arreglo: la realidad no está en los programas de televisión, en las manipulaciones de los medios. La verdad es un país hundiéndose en el excremento madurista.
La pobreza espiritual y material avanza indetenible, todo se deteriora, nada se soluciona. Vanos los inventos de la cúpula ignara que funge de gobierno, todo se les queda en las siglas, en los actos de inauguración, en las concentraciones obligadas, no arreglan nada, no detienen la crisis económica, el hambre popular les baila en las fachadas de los bodegones de los enchufados. El Bolívar esmirriado refleja la debacle económica, la entrega de territorio patrio señala el desespero de este desgobierno, al que sólo se le ocurre el nefasto proyecto de vender la patria en trozos. La situación es grave, el país, sin jefatura, sin estrategia, se dirige a un caos terrible. En manos del madurismo fracasado no hay solución, al contrario, el madurismo sólo puede ahondar el caos.
Las protestas toman la calle, y esperan las consignas que las conduzcan al triunfo. Es deber de los líderes indicar caminos de victoria, no quedarse en el economicismo, en el diagnóstico, en la denuncia que no superan la crisis, en el mejor de los casos la posponen, y cuando las masas no encuentren solución ni esperanza el motín popular abrirá camino a la barbarie. La calidad de la protesta dependerá de una buena consigna, de un objetivo alcanzable que permita la unidad política que le proporcione sentido a la unidad de acción. El madurismo salió aplazado en todas las materias, perdió el curso y perdió el rumbo, debe renunciar, esa es la consigna certera.
El país no puede esperar nada de las soluciones convencionales que ya demostraron su inutilidad: el golpe tradicional de derecha sólo puede profundizar la crisis, la salida fascista sólo trae represión y sufrimiento, las elecciones burguesas, retroceder a la cuarta república no es la solución, la cuarta es una momia, madre directa del madurismo infiltrado. La solución es ¡la Renuncia Ya del madurismo!, y volver a Chávez, al camino extraviado después de su asesinato. Volver al rumbo hacia el Socialismo que demostró ser el único camino hacia la mayor suma de felicidad. Muchas son las vías para este retorno, las ideas están allí, claras, el recuerdo está allí, las masas sabrán responder al llamado de la dirigencia auténtica, es fácil identificarlos, no forman parte ni de la oposición de derecha gringa, ni de la infidelidad madurista, al contrario, son perseguidos por ellas.
En los próximos días se decide el futuro del país, el futuro inmediato, nuestro, y el futuro de las próximas generaciones, de la grandeza de los líderes de hoy, de su claridad dependerá el futuro posible. Ya la energía popular está en la calle, clama por dirección. Ese es el reto del chavismo auténtico.
No es momento para callar, de mantenerse en la zona de blandura, es la hora de la audacia política, del riesgo creador, de aprender de Fidel en el Moncada, de Fabricio renunciando al Congreso, de Simón Sáez Mérida, Domingo Alberto, dividiendo al poderoso AD y abriendo camino a la dignidad política; de Chávez, el 4 de febrero irrumpiendo contra el cepo de la cuarta. Es hora de la rebelión telúrica del país pidiendo la:
¡RENUNCIA DEL MADURISMO!