El primer Simón Bolívar llegado a este mágico continente de ríos, playas, montañas y hermosas mujeres, provenía de una familia vasca, establecida en la Isla de Santo Domingo, entre los años 1550 y 1560 con el propósito de echar raíces, sin imaginarse que unos de sus descendientes unirían para siempre aquel apellido a nuestra historia.
Simón De Bolívar resultó ser un hombre de excelentes relaciones y dado al desempeño de las actividades propias de la corona española. Cuando el gobernador de Santo Domingo fue transferido a Caracas, solicitó a las autoridades gubernamentales que este le acompañe como un agregado diplomático.
Al establecerse en Venezuela los hijos del antecesor del libertador, se destacaron como eficientes empleados públicos y tribunalicios, de una gran fe religiosa, que los llevó a realizar de forma permanente, cuantiosas donaciones a la iglesia católica para sus obras caritativas.
El linaje del libertador devino del Viejo Bolívar, que era como le decían a Don Simón De Bolívar, iniciador de aquella línea ininterrumpida de adinerados hombres y mujeres de la aristocracia colonial caraqueña.
De allí, de esos Bolívar, nos llegó nuestro Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco, hijo de Juan Vicente Bolívar Ponte Andrade, quien naciera en La Victoria el 15 de octubre de 1726.
El padre del libertador era hijo de Juan Bolívar y Villegas, fundador del señorío de Cura en los Valles de Aragua, descendiente de aquel primer Simón de Bolívar que llegó a Caracas en 1589 como secretario del gobernador Diego de Osorio.