En Caracas, capital de la Capitanía General de Venezuela, creada en el 8 de septiembre de1777, nace el niño Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, el 24 de julio de 1783, sus padres: don Juan Vicente Bolívar y Ponte y doña María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecientes ambos, a la más alta alcurnia de la Caracas colonial, constituida por los blancos criollos de la casta mantuana caraqueña.
La tradición genealógica de la familia Bolívar desciende desde el histórico territorio español de Vizcaya, una de las tres provincias que conforman la comunidad autónoma del País Vasco, estableciéndose en Venezuela a finales del siglo XVI, Simón Bolívar e Ibargüen, apodado El Viejo, primer miembro de la familia Bolívar, que ha llegado a suelo Venezolano, ascendiente del Libertador en sexta generación, siendo el tatarabuelo del padre de don Juan Vicente Bolívar y Ponte. Este primer Bolívar, llegado a Venezuela, realizó distinguidos servicios a la Corona española, durante la conquista y la colonia; Ocupo el cargo de Procurador General ante la Corte, de las ciudades de Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, El Tocuyo y Maracaibo. (Augusto Mijares.El Libertador, Volumen I. Biblioteca Simón Bolívar, Tomo I. Editorial Cumbre, S. A. Mexico, D.F.)
El hijo de este primer miembro de la familia Bolívar en Venezuela, llamado Simón Bolívar y Castro, apodado El Mozo, nacido en Santo Domingo, al igual que su padre desempeñó importantes servicios a la Corona, como contador de la Real Hacienda de Caracas entre otros cargos, y también como encomendero. Contrajo matrimonio en 1592, con Beatriz de Rojas (hija del fundador de Valencia, Alfonso Díaz Moreno), tuvo dos hijos: Luisa y Antonio. Este último sería tatarabuelo de Simón Bolívar, El Libertador.
Los Bolívar se unieron en sucesivos matrimonios a las familias de los primeros conquistadores, de la Provincia de Venezuela: Al conquistador español Garci González de Silva; al fundador de Caracas Diego de Lozada; a Francisco Infante, también fundador de Caracas; Alonso Díaz Moreno, fundador de Valencia, cuya hija casó con Simón Bolívar y Castro el Mozo. (Ibídem pág. 39)
Al nacer el niño Simón Bolívar doña María de la Concepción, se le presenta un grave problema, y es que no puede, por razones de salud, amantar al niño, por lo que el recién nacido tuvo que recibir su primera alimentación materna, de los pechos de una vecina, íntima amiga de la familia: Doña Inés Mancebo de Mijares, de origen cubano, esposa del Brigadier Fernando Mijares, también de origen cubano, que años más tarde, fue designado Capitán General de Venezuela, por el Consejo de Regencia, como sustituto de Vicente Emparan, tras su renuncia forzada el 19 de abril de 1810, pero Mijares, solamente fue reconocido como tal, por las provincias de Coro y Maracaibo, que no reconocieron a la Junta Suprema de Caracas, manteniendo fidelidad a la Corona española.
Respecto a esta primera nodriza, Simón Bolívar en 1813 hace una recomendación de consideración y respeto hacia esta mujer, al coronel Pulido, Gobernador de Barinas, diciéndole: "Fue ella la que en mis primeros meses me arrulló en su seno". Y en 1827, le escribe al coronel Blanco, Intendente del Departamento del Orinoco, donde le dice: "Con el mayor interés me empeño con Ud. Para que se tome la pena de oír en justicia a mi antigua y digna amiga la señora Mancebo de Mijares que, en mis primeros días, me dio de mamar"
Luego hicieron venir a una joven mujer, esclavizada de la familia Bolívar: Hipólita, que fue su nodriza, nana y madre y hasta la llegó a considerar como el padre que no conoció. En carta a su hermana María Antonia, fechada el 10 de julio de 1825, Bolívar le dice; "Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere: para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella".
Simón tuvo dos Hermanas mayores, María Antonia, Juana y un hermano que recibió el mismo nombre de su padre, Juan Vicente. El niño Simón, cuando apenas tenía dos años y medio, don Juan Vicente Bolívar y Ponte muere, el 19 de enero de 1786, quedando él y su hermano Juan Vicente, y hermanas, bajo la tutela de la madre doña María de la Concepción, quien se convirtió en la protectora de la familia y administradora de los cuantiosos bienes: haciendas, ingenios, minas, las personas esclavizados y dinero, lo que conformaba una inmensa fortuna, que en un cercano futuro heredaría Simón Bolívar.
Otro incidente de significativa tristeza para el niño Simón, es cuando el 6 de julio de 1792, 18 días antes de cumplir los nueve años, Bolívar pierde a su madre, quedando bajo la custodia de su abuelo materno, don Feliciano Palacios y Blanco, que apenas unos meses después también muere. Y es a partir de este momento, cuando se puede decir, que fue el "niño de las dificultades", emulando lo que en su edad adulta sostuvo, como "el hombre de las dificultades"
Siendo el niño Simón Bolívar hijo de una de las familias más ricas de aquella sociedad mantuana caraqueña, cuando aún no había cumplido 2 años, recibe su primer Mayorazgo, que le fue legado por su padrino el Presbítero Don Juan Félix Aristiguieta, hijo de Doña Luisa Bolívar y Ponte, hermana del padre de Simón Bolívar, primo hermano del Futuro Libertador. Este Mayorazgo viene a favorecer al niño Simón, porque siendo segundo varón nacido en la familia, era excluido de tal Mayorazgo de la familia, siendo su hermano Juan Vicente el beneficiado, por ser el primogénito. El padre Don Juan Félix Aristiguieta, por su condición clerical no tenía hijos a quien legarle su fortuna; se la lega a su primo y ahijado Simón Bolívar.
La herencia que le dejó Aristiguieta al niño Simón Bolívar, consistía en una casa en la esquina de Gradillas situada frente a la actual Plaza Bolívar de Caracas y tres haciendas de cacao con una totalidad de 95.000 árboles sembrados, ubicada una en el valle del Tuy de Yare, otra en el valle de Taguaza y la tercera en el valle de Macayra, cada hacienda incluía tierras, casas, muebles, utensilios y personas esclavizadas, que desarrollaban las labores agrícolas y de servidumbre.
La segunda herencia que recibe Simón Bolívar, es de parte de su padre Don Juan Vicente Bolívar y Ponte, La tercera herencia es la que deja su madre Doña María de la Concepción Palacio y Blanco, la cuarta herencia es la de su abuelo materno Don Feliciano Palacio y luego recibe también la herencia de su hermano Juan Vicente, cuando fallece en un naufragio, en agosto de 1811,cuando regresaba de los Estados Unidos, en los momentos en que cumplía una Misión diplomática encomendada por la Junta Suprema de Caracas.
Según Augusto Mijares al referirse en su obra, sobre la infancia de Simón Bolívar escribe que, "fue un niño común y corriente –normal hasta en sus ocasionales rebeldías- aunque ya desde sus primeros años, ardiente y tenaz", Vivía Simón en un ambiente armónico, en una espaciosa casa, gozaba de todos los deleites de un niño rico de la época, pero todo cambia con la muerte de doña María de la Concepción el 6 de julio de 1783, Entonces el futuro Libertador pasa a la tutela ejercida por don Feliciano Palacio y Sojo, pero muere a los pocos meses. Simón y Juan Vicente fueron separados asignándoles tutores diferentes. A Simón le asignan a don Esteban Palacio y Blanco como tutor, pero hallándose, este en España, asume tal responsabilidad su hermano Calos Palacio y Blanco, pero como lo refiere el autor en referencia, don Carlos era un hombre de estrecha mentalidad y de carácter duro, no era casado y siempre ocupado en sus negocios, por lo que siempre permanecía frecuente alejado de Caracas, por lo que el niño Simón queda "solitario con la servidumbre y el tosco don Carlos; oprimido por este, o desdeñado, cuando estaban juntos, y abandonado totalmente, durante las frecuentes temporadas en que el tío se iba al campo" (Ibídem pág. 58).
Aquella situación que debió ser terrible, para aquel niño de tan temprana edad, debe haber generado momentos angustiosos, que un día antes de cumplir los doce años 23 de julio de 1795, se fuga de la casa de don Carlos y busca refugio en la casa de su hermana María Antonia, que estaba casada con su primo, Pablo de Clemente y Francia, produciéndose una situación bastante critica tanto para el niño Simón como para la familia, pues, no estando don Esteban el tutor oficial, y tampoco estando en Caracas, el tutor provisional don Carlos, el tribunal ordena que el niño permanezca con su hermana, lo cual genera un escandaloso pleito, llegando al extremo de un estado violento, debido al reclamo de don Carlos, lo que hizo que por disposición de La Real Audiencia, un escribano se presentara en horas de la noche, en casa de María Antonia, para llevarse al niño pero este se resiste y fue sacado por la fuerza "don Carlos le echó mano y lo llevó hasta la calle arrastrado".
El pleito siguió en el tribunal, se le trató de que regresara a casa de don Carlos, pero el niño se niega, entonces deciden dejarlo bajo la tutoría del joven maestro Simón Rodríguez, Pero Simón vuelve a fugarse de la casa del maestro, "por pocas horas y sin consecuencias y al ser presentado ante el tribunal "expresa que los magistrados no podían obligarle a que viviese en la casa de su tutor … que los tribunales bien podían disponer de sus bienes, y hacer de ellos lo que quisieren, más no de su persona; y que si los esclavos tenían libertad para elegir amo a su satisfacción, por lo menos no debía negársele a él, a vivir en la casa que fuese de su agrado". Otra decisión que intentaron tomar por recomendación del Fiscal del Tribunal, era internarlo en el Seminario de Caracas, pero el mismo don Carlos y el maestro Simón Rodríguez, se opusieron a tal proposición por considerarla incompatible, ya que el niño "no mostraba vocación al estado eclesiástico".
Tomando en cuenta el temperamento del niño Simón y los sobresaltos que producían los momentos políticos en que se desenvolvía el ambiente de aquella sociedad mantuana, en la última década del siglo XVIII, producto de las insurrecciones de José Leonardo Chirino en la Sierra de Coro y la de Gual y España en la Guaira, es lógico estimar la posible influencia que aquellos acontecimientos mediaron en la conciencia de aquel niño a punto de ser adolescente, como el ajusticiamiento de José Leonardo Chirinos el 10 de diciembre de 1796, en la Plaza Mayor de Caracas, a escasos metros de la casona de la familia Bolívar, cuando ya había cumplido los 13 años, y el ajusticiamiento de José María España el 8 de mayo de 1799, ya a sus 16 años cuando se encontraba en España, y demás acontecimientos del argot político del momento, que han debido ser comentarios de primer orden, en las tertulias familiares caraqueñas, y que han debido haber llegado a los oídos y a la conciencia de quien en muy pocos años, se estaría convirtiendo en el más grande Héroe y Constructor de la Patria.